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01/12/2016

Cosas

Como bien dice Charo Carrasco, los niños y niñas de Mendaza disfrutaban viendo a Anastasio herrar las caballerías, yo también recuerdo la herrería, y otras muchas cosas de Mendaza, que como he repetido en varias ocasiones era la capital y referencia del resto de pueblos. Cuando fuimos jóvenes, cuando ya los pueblos fueron decayendo en Mendaza se reunieron los servicios para el resto de pueblos. 

En Mendaza vivía el médico, prácticante, veterinario que atendían a todo el valle. En Mendaza había un toro que cubría las vacas ya estabuladas del resto de pueblos. 

Pero sigamos hablando de Nazar, hubo carpintero, yo no lo conocí, pero si tengo oído que vivía al lado de Loreto, según tengo entendido era un Alvarez de Eulate, que se fue a Acedo. Carpintero que no solo haría puertas, marcos y ventanas, sino también y especialmente utensilios de madera para la labranza: robos, palas, rastros, zoquetas, cribas... el artesano de la madera. 

Había peluquero, barbero se decía en aquella época, el Dioni, más conocido como el Romero. 

Creo que albañil habría en todos los pueblos, en Nazar también lo tuvimos, Felix Ibarrola, en aquellos tiempos el albañil no tenía más de siete utensilios, pero eran unos muy buenos arquitectos, trabajaban la madera y empleaban la madera. 

Tuvimos un carbonero, bueno a decir verdad en Nazar tuvimos cientos de carboneros, era la profesión de muchos jóvenes; pero tan solo una familia se quedo con tal apodo, que por cierto ya le venía de su padre. José Luzuriaga, el carbonero, famoso por su extraordinaria fuerza, una vez que se le cargaba al hombro cualquier cantidad de leña era capaz de trasladarla sin inmutarse, y según cuentan no una vez, sino que era capaz de resistir día tras día, aunque a decir verdad, había muchos mozos que tampoco se le quedaban atrás. 

En Nazar tuvimos un Dios, sí un Dios de carne y hueso, Ceferino, Ferín y por todos conocidos como el Dios de Nazar, un personaje de leyenda. No existía problema que se le resistiese, sus anécdotas se cuentan por miles. 

Pero todo esto ha pasado a la historia, sin embargo, yo pienso que el que tuvo retuvo, y todas y todos los nazarenos, y por extensión todos y todas las de La Berrueza tenemos algo de especial; claro está unos más que otros.

En Nazar, aunque yo no lo conocí, hubo una herrería, no de herrar las caballerías, sino una fragua en todas las condiciones. La herrería tuvo que desaparecer justo cuando yo nací, o unos años antes. Conocí al herrero, pues se trasladaron de Nazar a Mirafuentes, Antonio. Lo conocí en la herrería de Mirafuentes, cuántas veces tuve que ir a que arreglase cualquier llave, cualquier pieza. También lo vi en Nazar arreglando las segadoras, los brabanes, gradas, narrias... pero nunca lo identifiqué con Nazar. !Qué cosas!

Gerardo Luzuriaga