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29/03/2018

Más convencidos todavía

Hace ya tiempo que no comentamos nada sobre las propiedades que la Iglesia (el Arzobispado de Pamplona) se apropió porque nada ha cambiado. Todo sigue igual a cuando comenzó, con el agravante que como el pueblo cada año se queda más despoblado los servicios religiosos cada vez son menos. 

No sigo los actos religiosos, pero estoy convencido que ya no se celebra la Eucaristía ni una vez por mes, ni tampoco existe otro tipo de celebraciones religiosas. La población que asiste a tales actos es cada vez menor. 

Fue un duro golpe para los habitantes del pueblo  el perder la propiedad de la iglesia y la ermita, especialmente ésta, pues es de un tamaño ideal y adecuado para las necesidades religiosas del pueblo. Son edificios que forman parte del pueblo y como tales los consideramos. 

Desde un principio fuimos claros, y vimos las razones por las que el Arzobispado se hizo con unos edificios que no conllevan más que gastos en su mantenimiento, la principal razón fue la de apropiarse de la propiedad para que el pueblo no los usase para otro tipo de actividades.

A un grupo del pueblo esto no les ha importado en absoluto, y se han erigido en sus protectores. Esta actuación nos ha parecido bien,  cada uno es libre de pensar como quiera. 

Nosotros seguimos pensando que aparte de ser un robo, y apropiarse de algo que no les pertenecía, nos parece que tener que gastarse tanto dinero en  un edificio en el que solo se emplea en ocasiones esporádicas, y cada vez más ocasionales,  al final tarde o temprano habrá que cambiar de forma de actuar, y que mejor que sea cuanto antes,  pues la realidad es que en estos pueblos la actividad religiosa cada vez es menor, por no decir nula. 

Para los actos religiosos tenemos una preciosa ermita, en la que caben todos los feligreses y se puede adecuar a las necesidades cotidianas. Calefacción por ejemplo. 

Nosotros también queremos que la iglesia se mantenga en pie; pero en las condiciones y circunstancias legales en las que se encuentra en este momento, no podemos hacer más que denunciar la situación y esperar a que el Arzobispado se de cuenta de la incongruencia en la que está cayendo, pues no pensemos que esto ocurre solo en nuestro pueblo, está ocurriendo también en otros muchos lugares, y con el paso del tiempo, esta situación se irá generalizando. 

Estamos convencidos de que el tiempo nos dará la razón, y estos templos, aunque nunca pierdan su carácter religioso, pues es para lo que se crearon,  se emplearán para otro tipo de actividades, el ejemplo lo tenemos en varios países europeos. Y si se quieren mantener en pie deberán ser públicos. No creemos que el Arzobispado invierta su dinero en estos edificios apartados de la civilización y en la mayor parte sin valor artístico a excepción del valor sentimental e histórico que tiene para los habitantes de estos lugares. 

Gerardo Luzuriaga