30/07/2010
El verdadero espíritu de la iglesia (navarra)
Hace unos meses escribí algo parecido, pero como he cambiado algunos párrafos lo paso de nuevo...
Hay asuntos que dan tristeza, otros que dan rabia, y otros que dan vergüenza; pero no todos reúnen estas tres cualidades a la vez. Hoy voy a hablar sobre uno de estos en que coinciden las tres. La Iglesia con mayúscula, la institución se está apropiando de los bienes que durante siglos y siglos han pertenecido a los ayuntamientos. En muchas localidades de Navarra lo hemos constatado, y lo venimos denunciando. En este caso denuncio lo ocurrido en el ayuntamiento de Nazar, en el valle de La Berrueza, que no es más que otro caso igual al que está sucediendo en la gran mayoría de los pueblos navarros.
La Iglesia no se pierde, nunca se ha perdido, desde que se institucionalizó ha ido aumentando sus propiedades y su patrimonio. En estos momentos se ha beneficiado de la Ley Hipotecaria, y a espaldas del pueblo, de los feligreses ha inmatriculado los monumentos históricos, iglesias, ermitas, huertas y propiedades agrícolas de un innumerable número de localidades navarras a su nombre.
No es cuestión de usar sus mismas armas. En realidad no emplean más que palabras huecas sin contenido alguno; pero efectivas y certeras y que siempre dan en el blanco. Pocos son ya los que se creen lo que durante tantos y tantos años nos han venido repitiendo. “A la Iglesia no le interesan los bienes materiales, su reino no es de este mundo, sino de un mundo más espiritual e importante, que no es otro que el reino de los cielos”. Repito, no vamos a marcar las tintas en este asunto, si ni ellos mismos se lo creen para que vamos a perder el tiempo ridiculizando argumentos tan farisaicos.
Nuestro argumento va a ser más terrenal, que es EL QUE verdaderamente interesa a los que vivimos en este mundo, y especialmente a ellos. Parto de la base, ya que está documentado, de que el terreno donde se encuentran edificados estos edificios ha pertenecido desde siempre al pueblo, a los ayuntamientos. Nunca los han pagado, nunca los han comprado, por lo tanto siguen siendo de los habitantes.
Los edificios se levantaron con el esfuerzo vecinal, con el sudor y el dinero de todos los vecinos, que no fueron otros que nuestros antepasados, los tartarabuelos de nuestros tartarabuelos. Iglesias, edificios que se levantaron piedra a piedra entre todos los habitantes.
Igualmente las sucesivas obras que se han realizado a través de los siglos, se han llevado a cabo con el esfuerzo de la población vecinal. La Iglesia no ha pagado ni un duro. Está todo escrito en los libros de fábrica. Ahí podemos ver de dónde salen los dineros, como antes de cualquier obra se aumentan los diezmos, se pide casa por casa hasta reunir el dinero suficiente para los materiales, ya que la mano de obra, siempre es la misma, la de los abnegados labradores.
Tan claro está, que hasta los mismos curas han sentido vergüenza ajena, hasta el punto de verse en la necesidad de apropiarse de estos bienes a hurtadillas, sin comentar nada. Nos hemos tenido que enterar por fuentes ajenas al pueblo. Se han valido de los hechos consumados. No se han atrevido ni a explicarlo a sus feligreses.
Los vecinos, no solo en mi pueblo, sino también en el resto de los pueblos, desde siempre hemos tenido conciencia de que la iglesia, la ermita, la casa del cura pertenecían al pueblo. Es más la iglesia, y todavía más si cabe la ermita ha sido considerada como algo común de todos los vecinos, algo propio de cada uno. De todo el pueblo y de ninguno, pero de todos. Donde nos hemos encontrado a gusto, como si una de parte de nuestra casa se tratase. No en vano, ha sido el lugar de reunión de todo el vecindario, el único lugar donde acudía todo el pueblo. Hasta las imágenes de los santos y las vírgenes nos son familiares…
Ni los propios curas han sido capaces de asumir este ultraje. Son sabedores de que las casas de los curas, las huertas, y hasta las ermitas que se han derruido en las décadas anteriores pasaron al ayuntamiento, ya que eran terrenos y propiedad del pueblo. Han tenido que ser curas extranjeros los que hayan tenido que venir a dar la cara de este atropello.
¿Qué ha ocurrido para que los curas, los obispos se hayan apresurado a apropiarse de lo ajeno de forma clandestina, en tan poco tiempo, y a toda prisa?
Aunque los vecinos en una gran mayoría siguen acudiendo a las iglesias, siguen bautizando a sus hijos, y estos hijos se siguen casando la realidad es que los curas, y la propia institución eclesial ha perdido poder ante sus feligreses. Hasta hace unos años los vecinos temían las represalias terrenales y también las represalias celestiales. La Iglesia, los curas ya no se sienten tan amos como hasta hace unos años. El rebaño en cierta medida ha comenzado a descarriarse. Y ante semejante deriva y por lo que pueda ocurrir en años venideros se han apresurado a registrar estos bienes del pueblo a su nombre.
Lo tienen calculado y bien calculado. Por un lado, las enseñanzas que han impartido durante siglos han hecho mella en la población. Contra los poderosos, y la Iglesia lo es, no es conveniente ponerse en contra, aparte de no ganar nada, se puede salir escaldado. Por otro lado, el miedo todavía existe en mucha personas mayores. El miedo al más allá sigue influyendo para algunos. Los curas son los intermediarios ante el Señor, y eso para alguno cuenta mucho. Igualmente otros también les siguen teniendo pavor, no pueden olvidar tan fácilmente el papel que jugaron los curas en la represión durante y después de la Guerra Civil. Otros, los más jóvenes no están dispuestos a meterse en camisa de once varas, por lo que excusándose en el respeto que tuvieron sus padres a los asuntos religiosos… aunque no muy convencidos siguen las tradiciones también en este caso; y ya finalmente están los que las iglesias, las ermitas y la misma Iglesia les
importan un bledo. Debido a esto y a otras razones el clero sabe que no existirá resistencia.
La apropiación del patrimonio público por parte del Arzobispado es un robo al que hay que hacer frente y denunciar. Recomiendo leer el libro titulado “Escándalo monumental. La privatización de las iglesias, ermitas, casas, tierras y otros bienes públicos de Navarra”. En el cual se detalla pueblo por pueblo los bienes inmatriculados por el arzobispado navarro. Sin embargo, este asunto a nivel práctico tiene una solución sencilla, y no es otra mas que darle la espalda a la Iglesia y que este tinglado se lo guisen solitos. Es decir, que de aquí en adelante todas las obras, la limpieza, y demás gastos que acarrean las propiedades que se han adueñado lo hagan con su dinero y no con dinero público. Y el dinero de los Ayuntamientos, de la Diputación, del Gobierno de Navarra, del Estado es dinero de todos. Y hoy día, como los vecinos ya no estamos dispuestos a arreglar los campanarios, consiguen nuestro dinero en otras instancias las
cuales las manejan a las mil maravillas, no hay más que hacer una relación de las obras que se están realizando en estos últimos años en los edificios que se han apropiado y de dónde salen las subvenciones. ¡Qué lejos del espiritualidad de los Larrainzar, Lezaun...!
Gerardo Luzuriaga
08:25 | Permalink | Comentarios (2)
Comentarios
Oso artikulu ona,benetan lotsagarria elizarekin gertatzen dabilena,nik uste nuen azkenengo unetan zeudela baina ez dira gizarajoak eta beti euren aldeko negozioetan sartuta daude
Anotado por: Artza | 30/08/2010
Oso artikulu ona,benetan lotsagarria elizarekin gertatzen dabilena,nik uste nuen azkenengo unetan zeudela baina ez dira gizarajoak eta beti euren aldeko negozioetan sartuta daude
Anotado por: Artza | 30/08/2010
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