Berrotza / Berrueza

Reconoce, como cualquier aficionado de Itxako, que está sorprendido por ver hasta dónde ha llegado el equipo, pero considera que está «a mano» conseguir la Champions, un entorchado que pondría el broche de oro a una temporada inmaculada de un club en progreso constante.

Su llegada a la presidencia ha coincidido con la época dorada de Itxako, repleta de éxitos.

Es pura coincidencia porque había un trabajo hecho de antemano en lo que se refiere a la gestión del club y el éxito deportivo tenía que llegar. Como decía Picasso, si me llega la inspiración, que me encuentre trabajando. No me cansaré de repetir que aquí el que fue muy generoso fue Raúl Urriza quien, al ver despegar al equipo y dejar consolidada la labor desde abajo, se hizo a un lado para dejar paso a savia nueva, algo que se volverá a repetir a futuro.

¿En qué medida ha influido la reorganización del club para dar este salto cualitativo?

Más que de porcentajes, de lo que hay que hablar es de criterios diferentes y de evolución del deporte femenino, de creer y mostrar que tiene un hueco y necesita de una estructura profesionalizada a la hora de trabajar, aunque no remunerada, como ocurre en Itxako y como creo que debe ser. Entiendo que es parte del éxito, pero sin darle muchas más vueltas, aún siendo muy importante que haya tanta gente implicada.

¿Le ha pillado por sorpresa el que el equipo se haya plantado en la final de Champions?

Se han ido escalando peldaños poco a poco. Tras ganar todo en la competición doméstica y la EHF, se planteó el reto de la Champions. Nuestro técnico, Ambros Martín, nos transmitió a la junta directiva que era un objetivo a acometer en un plazo de 2-3 años, pero ahora estamos en la final y hay que reconocer que quizás sí nos ha pillado un poco por sorpresa. La misma que tienen en Europa por ver ahí a un conjunto que no dispone de los elevados presupuestos económicos de otros clubes y que está afrontando la competición con total modestia.

El reverso de la moneda es que muchos clubes de Europa habrán puesto sus ojos en las jugadoras de Itxako.

No voy a negar que es una de mis preocupaciones. El otro día leí que el Perfumerías Avenida de baloncesto va a perder al 80% de su plantilla, a las que les han ofrecido mejores contratos equipos rivales. El escaparate de la Champions es impresionante y otros clubes pueden permitirse pagar fichas más altas.

¿Y cómo se puede evitar el desmantelamiento de esta plantilla que está dando tan suculentos réditos?

No voy a lanzar la exigencia de que debamos disponer de un gran incremento del presupuesto para poner la guinda a este equipo, pero si me gustaría, al menos, mantenerlo. Y eso se consigue con un par de patrocinadores más, todo con el objetivo de no dar un paso atrás. De todos modos, si la sociedad, instituciones y empresas creen que no se nos debe dar ese punto añadido de confianza, pues no habrá que darle muchas más vueltas, Itxako tendrá un plantel menos competitivo y punto.

¿Ganar la Champions podría facilitar sensiblemente las cosas?

Supongo y quiero creerlo así, aunque a mi juicio, llegar hasta donde estamos ya supone suficiente mérito, es casi una utopía. Ganar la Champions sería la bomba y creo que lo tenemos en nuestra mano. Si al final esto no supone un espaldarazo para el crecimiento y sostenimiento del club, pues será que algo estamos haciendo mal o la sociedad no entiende conveniente que un equipo de mujeres, con una base increíble, se codee con los mejores equipos del continente.

En cualquier caso, Itxako sigue contando con fieles patrocinadores a pesar de la crisis.

Es cierto, hemos salido airosos de esta situación porque llevamos los tres últimos años subiendo el tema de los patrocinadores, a los que les va bien y están a muerte con nosotros. También las instituciones navarras tienen muy claro que deben seguir apoyando el deporte femenino al mismo nivel que el masculino, porque ahora mismo el primero está dando mayores resultados.

¿Y la trascendencia social de producirse un triunfo de estas características?

Mucha gente se está dando cuenta que el deporte femenino no es un hándicap sino un atractivo por lo que tiene de épica, de lucha, de trabajo, de orgullo... y encima jugamos bien y damos espectáculo. Nos estamos codeando con lo mejor de Europa y la gente lo aprecia.