Berrotza / Berrueza

Ayer con un día estupendo tuvo lugar el día del Valle de La Berrueza, en Mendaza.

No esperaba poder haber acudido, pero tuve la oportunidad y me di una vuelta hasta la hora de la comida.

Llegué justo cuando se estaban celebrando los partidos de pelota, de gran calidad, bajo un sol sofocante.

Vi una gran participación del pueblo de Mendaza y también por parte del resto de pueblos del valle. Personas de todas las edades, especialmente de cincuenta años para arriba.

Ya a muchas personas no conocía, aunque cuando los del pueblo me decían de que familias eran, a todos los sacaba por la cara, aunque como es lógico no me dio tiempo de saludar a nadie.

Tengo que decir que me sorprendió la organización del día, sencillo, y natural, sin excesiva fastuosidad.

Seguramente me perdí muchas cosas, no estuve más que hora y media, para tomar una caña y dos vinos con los de Nazar. Por lo que desde el principio os digo que seguramente en esta especie de crónica no recoja más que dos anecdotillas del día, y tal vez no sean ni las más importantes, ni las más representativas.

La organización me pareció muy buena, todo en orden y bajo control.

Una sola entrada para los coches, con un buen lugar para aparcar, con lo que los coches no circulaban por las calles de Mendaza.

Una exposición con los aperos de labranza y los utensilios utilizados durante siglos por los labradores de la zona. Impecable. Ya por estos pueblos es lo único que nos queda de aquella época en que se segaba a hoz y se hacían las manadas y los haces. Ya no queda ni un solo animal, que es lo que caracterizaba a estos pueblos de cereal. Un bonito recuerdo con los instrumentos que se han usado hasta hace tres días.

También estaba bien la fotografía del tres patas con un banco antiguo para poder sacar preciosas fotografías, como la que saqué a Fernando posando para otros fotógrafos. 

Los adornos de las fachadas también me han parecido de un gran gusto. Y ni que decir tengo que creo que fue de un acierto total el árbol, con su encina que llevaba la mayor parte de los participantes en la solapa, un bonito símbolo para un bonito pueblo.

En una ocasión me comentaron que en lo que había escrito del Delfín, había alguna inexactitud, tampoco me extraña mucho, normalmente escribo de oído, y eso es lo que he oído en la familia (del carbonero), muy amigo por cierto del chino, su padre y lo que he oído en el pueblo (en Nazar) sobre el Delfín. Así son las cosas, ya se sabe con las cosas oídas hay versiones de todo, y es muy difícil con el paso del tiempo discernir lo real de lo inventado. Para eso estáis los del pueblo, para poner los puntos sobre las íes.

Ayer mientras veíamos los partidos, tuve ocasión también de escuchar otra bonita anécdota sobre el Delfín Yaniz, el chino. Comentaron que hace muchos años, cuando en Mendaza había partidos de pelota, el Delfín, el día anterior había tenido un día de esos de juerga y se puso a jugar a pelota también con un sol abrasador, comenzó a sudar y no se sentía nada bien, el caso es que el contrario le iba ganando de 8-1 o así, y el no podía ni con los pantalones. El caso es que todos los del pueblo, que había apostado por él, estaban del todo preocupados, pues no se veía visos de que aquello cambiase para nada. El caso es que llegó, un descanso y se metió corriendo al bar que ha estado durante décadas al final del frontón, se pegó un buen remojón y salió de nuevo al frontón. Todo cambió, se ve que el partido iba de maravilla, hasta tal punto que el contrario también se tomó un descanso y preguntó a ver que había tomado en el bar  el Delfín, para estar como estaba, le respondieron que dos copas de coñac, ni corto ni perezoso, es lo que hizo, se tomo dos copas de dos tragos y salió al frontón, donde si hasta ahora era completamente dominado por el chino de aquí en adelante no hizo ni un solo tanto.