Ochagavía, pueblo del valle del Salazar en Navarra, me ha sorprendido gratamente por la organizacón de un acontecimiento sin igual. Cien años atrás. Día en que se rememoran los oficios de hace un siglo, el pueblo se transforma como si se tratase de un pueblo de hace 100 años. No es que solo el pueblo se transforme sino que también los turistas que acuden, o por lo menos esto es lo que me ha ocurrido a mí, te parece que estás viviendo una época ya pasada, que te trae recuerdos inolvidables, a pesar de las máquinas fotográficas. Intentaré hacer un pequeño detalle de lo vivido. Lo primero que llama la atención es el pueblo en sí, un marco inigualable, en Navarra debajo de los Pirineos. ORHIPEAN. A la sombra del ORHI. Pueblo de casas cuidadas, calles que recuerdan a otros tiempos, de piedras. El pueblo ya es especial, mis hijos no hacían más que repetirme este pueblo si que es bonito, y no el tuyo. (El mío también es precioso, pero no tiene la señorialidad y las casas que tiene Otsagabia). En el programa aparecen bastante más cosas de las que me dio tiempo a mí a visitar: no vimos la matanza del cerdo, pasar los pastores con sus rebaños, marcar las ovejas, el almuerzo de sopas de pastor... No nos pudimos quedar al baile, pero si comimos de maravilla en el restaurante Auñamendi, aunque el puro y la copa de anís me la tuve que tomar en el bar ante la aglomeración de comensales que estaban esperando al segundo turno. La realidad es que lo visto y vivido ha sido una gozada. Todos los habitantes de Otsagabia vestidos con ropas apropiadas, camisas blancas, pantalones negros, chalecos. No todos igual claro está se notaba la diferenciación de clases sociales. (Repito no he ido de periodista, no he hecho ni una sola pregunta, por lo tanto lo que pongo es lo que me ha parecido, es fácil que no haya captado la mitad de la mitad. Espero no herir los sentimientos de nadie) Me ha parecido ver al médico con su mujer, con un traje de lujo, la mujer con vestido negro y una prenda que no tengo ni idea como se puede llamar por encima de tela blanca. Los baserritarras con sus boinas, y burros por todos los rincones, transportando todo tipo de materiales y alguno con niños vestidos de época. La ropa de las mujeres todavía es más difícil de contar. Si podéis acercaros el año que viene y ya está. Si decidís acercarosedir por adelantado lugar para comer. La reproducción de los oficios y las tradiciones de antaño me ha entusiasmado: esquiladores de ovejas. El escobero, las hilanderas, las mujeres vestidas de negro riguroso cosiendo delante de los portales. La fabricación del queso, afilador de cuchillos. El trabajo de la lana fue una de las cosas que más me ha sorprendido. Hasta ahora había visto las ruecas y los intrumentos solo en las casas, pero es completamente distinto ver como se usan. Dos acontecimientos han sido especiales, las lavanderas en el río y la trilla. . Dos caballos arrastrando el trillo, la parva extendida, las mujeres preparadas para el escobeo, la bota y el barril sin parar. Aunque no ha corrido aire han ablentado separando la paja del grano. A se me olvidaba, ver a los niños correr con sus aros, corronchos por las calles del pueblo, ha sido una de las cosas más bonitas... Bueno, lo dicho es un resumen burdo, rápido, pero espero haber dado una idea de lo que hemos visto. Teneis la posibilidad de ver las fotos en el álbum otsagabia. Gerardo Luzuriaga
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