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14/09/2005

Nazar que no Názar

NO es la primera vez que en este diario aparece publicado algo sobre el tema que tan escuetamente se refleja en el título de esta carta. Que yo sepa (y tengo guardado) en una "Carta al Director" escrita por M.ª Felisa y Diego Gómez Etayo (hijos del pueblo residentes en Pamplona) en septiembre de 1994, se dice sencillamente: "...la Villa de Nazar (acentuado en la última sílaba)..." en unas líneas del texto, dedicado entonces a otro tema. En fecha mucho más reciente, el día 29 de noviembre de este pasado año 2000, Pablo Antoñana hacía referencia a la pronunciación adulterada del nombre de esta antigua villa y Ayuntamiento del Valle de la Berrueza, en Tierra Estella.
¿Por qué? ¿Por qué quien ha oído el nombre de mi pueblo, de nuestro pueblo, sólo un par de veces se empeña en cambiarle la pronunciación? Personalmente lo he comentado con bastante gente, de letras y de ciencias, y nadie me dice nada en claro. Tal vez sea que "Názar" resulte más fácil para recordar y pronunciar por las bocas legas.
Pero no, señores, la cosa no es así. En este diario han aparecido recientemente dos artículos, con fechas del 6 y del 11 de febrero de 2001 hablando de Nazar (sobre un estudio botánico que se está llevando a cabo en el monte y sobre la restauración del Ayuntamiento), y en ambos se repite el garrafal error: íNázar!
No se conoce la fecha de fundación de esta histórica villa. Lo que sí se sabe es que ya se nombra en el Fuero de Los Arcos, del año 1175, y desde entonces hasta hoy, se ha llamado Nazar, aunque con el paso de los siglos se ha escrito de varias formas: Naçart, Naçarr y ahora Nazar. Víctor Manuel Arbeloa aventuró en un artículo del 20 de noviembre de 1994 la posible derivación del nombre de esta villa del de "Nazarte", que significa "encinares", muy abundantes en la sierra que nos cobija.
Señores, son muchos siglos de historia como para cambiarle de un plumazo el nombre a este antiguo lugar de Señorío Realengo, a este "anciano" pueblo, pequeño y precioso, que en los últimos años se está viendo a sí mismo restaurar y rejuvenecer. No nos compliquemos, recordemos que sería más fácil escribir sin tildes, como hacen los ingleses; escribamos y pronunciemos bien, como se ha hecho siempre: mi pueblo, repito, nuestro pueblo, se llama Nazar, ¡que no Názar!
Pedro A. Bujanda Cirauqui


 


 

 

 

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