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21/10/2005

18. Lagunak / Los amigos

Son las 12 y media. Tocan a la puerta. Es el cartero, Epi, que como todos los días hacia esta hora suele pasarse con la correspondencia. Un enamorado de la caza. Sin prisa. La destreza de sus cachorros, y el ciclismo son sus temas favoritos. Desde que ha cambiado su vieja bicicleta por la lambreta no tiene prisa para volver al pueblo.
 
Otro tema de conversación es el ciclismo. En la época del Tour, aunque no sabe leer, para cuando llega a casa, se sabe de pe a pa lo que traen el Diario de Navarra y el Pensamiento Navarro. Nos pasamos la mañana comentando las hazañas de Carlos Echeverria, Francisco Javier Galdeano, Gabica...
 
Desde que Florencio no me visita tan a menudo, la llamada de Epifanio, se ha hecho imprescindible. Es un hombre de pueblo de toda la vida. Un hombre avispado, nunca fue a la escuela. Pero capaz de amoldarse a cualquier oficio y circunstancia. Es cartero sin saber leer. No hay nada que él no sepa de este valle.
 
Especialmente los días de invierno  pasamos horas y horas comentando los acontecimientos del pasado. De él he conocido los nombres de los delatores en tiempos de la postguerra, los detalles de los fusilamientos. Los lugares y los participantes en las reuniones secretas. Quienes fueron los verdaderos instigadores de las decisiones más comprometidas y los autores de las acciones.
 
Era sábado, hora de reunión con los amigos, pasaban los minutos y no llegaban. Se avecinaba una tormenta, era un día de esos en que las moscas estaban pesadas, se posaban en los brazos y picaban de vez en cuando. Llegó Felipe. Estaba más nervioso que de costumbre. Deja a las moscas en paz, que me estás poniendo nervioso. Le comenté. Allí estaba moviendo la boina de un lado para otro, dando golpes encima de la mesa con lo que dejaba cada vez seis o siete moscas muertas y otras tantas atontadas revoloteando alrededor nuestro.
 
Florencio y Benito llegaron a la vez, sudorosos. No se si se debía al viento sur, pero Benito parecía más nervioso que de costumbre. Toda la tarde la pasamos sentados a la sombra comentando los temas de costumbre: el asesinato de Kennedy, la facilidad con que se hace el dinero en Alemania, la educación tan penosa que se estaba dando a la juventud, lo corta que es la vida...
 
Tú si que andas bien, Gabino.
¿Bien? Como siempre, ni bien, ni mal. De unas cosas bien, y de otras bastante escaso.
Sí, Gabino, sí. Tú si que estás de primera, y también este medio inválido. Dos meses con los Nacionales, y mira le ha quedado una pensión de general para toda la vida.
¡Tenéis todo el dinero que queréis!
No me lo podía creer. De nuevo me sorprendió, Florencio, con los mismos temas de siempre. El dinero, la seguridad, las enfermedades.
¡Mira el otro! ¿Ah, ah, te refieres al dinero?
Florencio me miró de reojo. Enfadado. No me contestó.
 
Intentando cambiar la conversación, le comenté qué tal le había dado el último análisis que se había realizado.
 
Qué raro Felipe no llega hoy.  Seguro que le ha pasado algo. Donde se habrá metido. Seguro que está enfermo, repetía  Benito una y otra vez.
Seguro que Felipe está enfermo, le respondí, mirando a Felipe con cara de guasa.
Gabino no te hagas el tonto, si no quieres que hablemos de dinero, dilo y ya está.
Habla, habla medio balbucí algo avergonzado, pero sin ninguna gana de volver de nuevo al tema del dinero.
¡Qué canso! – Pensé para mí.
 
 
 
A eso de las 7 de la tarde, nos pusimos a andar, con la intención de llegar hasta la fuente.
Vosotros si que estáis bien.
Pero Florencio, ¿De qué te puedes quejar? Tenemos todo lo que queremos, salud, y dinero no nos falta. ¿Qué más queremos? Somos ricos, tenemos de sobra para vivir.
 
No nos podemos quejar comenta también Felipe, a pesar de que no nos tiene acostumbrados a este tipo de comentarios personales.  
Tú sí. Le ha respondido agriamente. Con tu sueldo del estado. Por dos rasguños de nada y rico para toda la vida.
 
Nosotros ya tenemos que estar más preocupados por la salud que por el dinero, amigo Florencio.
Jode, jode, ¿Cuánto te ha costado rehacer la casa? ¿Seguro que has pagado medio millón de pesetas? Claro ¿como a ti las empresas de América te dan dinero a manta,  y tu Felipe como con lo que cobras del gobierno no sabes ni donde meterlo? Así cualquiera está solo preocupado con la salud.
 
Esto si que es vida, no lo cambiaría por nada del mundo, me salió de dentro mientras tomábamos un trago fresco de la fuente.
Desde luego, como tienes todo lo que quieres.
No comencéis de nuevo. Por favor. Nos sorprendió a todos Benito.
 
¡Qué fácil ve la vida, el que la tiene resuelta de antemano!
Pero ¿Qué es lo que te preocupa?
Soy viejo. No sé donde acabaré. Lo que veo en casa, lo que me espera no es nada agradable.
Te prometo que no te faltará de nada, tendrás todo lo que te haga falta y más. Tranquilo. Comenté, aunque sabía que para lo que el necesitaba tenía de sobra y también para diez como el. Pero…
No, no, no es eso. Hablo de la seguridad, no de caridad. ¡Qué sabréis vosotros!
 
 
Al anochecer, sentados en el lugar de costumbre divisamos todo el valle, a lo lejos se ven seis cosechadoras y otros tantos tractores faenando en los campos.
 
Permanecemos las horas muertas sentados, sin prisa, siguiendo el vuelo de las mariposas y los aviones, oyendo de lejos el piar de los pájaros y el canto penetrante de la chicharra, y especialmente nos llama la atención el vuelo de una babuta con su cresta de colores vivos y diversos.
 
Pasan las horas tranquilamente. No apartamos la vista de las cosechadoras rojas de la marca Laverda, que poco a poco van acabando con el cereal como si de langostas se tratasen. 
 
¿Por qué no hacemos una cena como las de antaño?
Podemos aprovechar que mañana es jueves. Le podemos decir a Gloria que nos traiga todo lo necesario de Estella.
Dicho y hecho.
Para cuando vinieron los amigos, ya tenía preparada la sopa de ajos, la merluza al horno y el cordero.
Trae más vino
Llené de nuevo el porrón.
¡Qué no estamos en épocas pasadas! Dijo Florencio mirando a Benito, para guardarse el  vino y racionar el pan.
¡Hoy también nos vas a dar la noche! Cascarrabias.
 
Intenté cambiar la conversación.
¿Florencio te acuerdas lo que nos ocurrió un jueves en Estella?, tendríamos unos 20 años. Entramos a una bodega a comprar dos botellas de anís las cadenas. Una vieja de Bearin estaba contando una historia triste y bastante desgraciada. Cuándo acaba la mujer de contar la historia, no se le ocurre a Florencio más que decir ¡qué triste, qué triste!. Y todos los que estaban en la tienda entendieron ¡que chiste, que chiste!.
Florencio repetía y repetía triste y ellos entendían chiste. Y cuánto más lo repetía más se mosqueaban los clientes. Florencio repetía ¡Qué triste! Y  la cara de los clientes se iba encendiendo más y más.
¿Pero qué os ocurre? Se enfadó Florencio. Pero si lo que estoy diciendo es lo más normal.
Normal, normal será en tu pueblo.
Al final por fin de tanto repetir, a Florencio se le ocurrió cambiar la frase y en vez de usar la palabra triste, usó la palabra pena. ¿Pero no me digáis que no os da pena a vosotros qué aquélla pobre mujer se tuviese que ir del pueblo porque lo mandase el cura? ¿No me digáis que no os parece triste? Se acabó la discusión. Se acabó el enfado. La frase tuvo sentido y todos la entendieron.
Y todavía la vieja de Lezaún mirándonos fijamente nos dijo,  pero que pasa ¿Qué no sabéis pronunciar la tr o qué demontre pasa aquí?
¿Y vosotros no os habéis dado cuenta que usáis un tono cantarín en todo momento? Completamente aburrida tenéis a media navarra con vuestro ico, ico. Recadico, mocetico, ratico… les respondió Florencio bastante enfadado y dolido.
 
 
Eran las 12 del mediodía del día siguiente, y Florencio que no aparecía.  Poco a poco comienzo a impacientarme. Normalmente él es el primero que llega. Ya pasaba media hora, cuando me pareció ver el 127 blanco del médico aparcado enfrente de la casa de Florencio. Preocupado bajé hacia su casa. Bajo poco a poco, sin prisa, preocupado, pensando que le habría ocurrido algo serio. Nada más empujar el ventanillo de la puerta me encuentro con Florencio sentado tranquilamente en la  mecedora de caña medio adormilado.
 
Habrás dormido bien, ¡cabrón!
¡Qué cojones haces ahí tumbado! ¿No es hora de dar el paseo?
¿No sabes qué hora es?
No voy a saber.
El hijo anda con fiebre. La nuera ha tenido que salir y me han dejado encargado de la casa.
 
Fuera hacía un sol sofocante, por lo que hemos decidido quedarnos charlando, aprovechando la frescura del portal. Nos ha dado pereza salir al sofocante sol, y hemos pasado la mañana aprovechando la frescura del portal. Sin venir a cuento me ha comentado Gabino, creo que no nos conviene meternos en discusiones como las que hemos tenido estas semanas pasadas. Recuerdas la que tuvimos hace unos días. Qué la luna de día era imposible que saliese y mucho menos que la viésemos desde la tierra. Pues, rediós, al siguiente día de haber tenido la discusión salgo a la puerta de la calle y allí que me la veo. Más clara y reluciente que en una noche de invierno estrellada. Joder, qué rabia me dio.
 
Gabino, no merece la pena enfadarnos por tonterías.
¿Qué te crees que no me he dado cuenta de tus triquiñuelas? Cuando estamos solos parece que me das la razón. Pero en grupo, te aprovechas de lo que te he comentado a parte y te conviertes en el enemigo más implacable.
 
A nuestra edad y andando como mocetes. Pensé para mí. A punto estuve de hacer alguna gracia, pero me callé. Bajé la cabeza  y traté de decir algo coherente pero sin darle excesiva importancia al tema.
 
Tienes razón Florencio, al fin de al cabo, no somos más que tres gatos, y pasamos todo el día juntos. No merece la pena discutir y enfadarnos. Total no podemos resolver nada.
¡Pues no nos hemos juntado dos buenos cabezones!

 
19. Lagunak
 
Hamabi eta erdietan gorabehera postariak ate joka ohi dut ehiztarien gainean aritzeko. Ehiztari amorratua baita, lau ehiza txakurren jabea, zein baino zein hobea. Hilabete batzuk igarota,  matraka handia eman ondoren Lur izeneko txakurtxoa onartu dut,  indartsua, belarri  luzeduna. Epifanioren hitzetan peligri seinalearen hutsezina da hori. Geroztik elkarrekiko adiskidetasuna egunetik egunera areagotzen doa, bizikleta zaharra lambreta motorraren truke  aldatu zuenetik inoiz ez dauka presarik herrira itzultzeko. 
 
 Orduak ematen ditugu elkarrekin solasean, batez ere negu-neguan posta boltsa banatutakoan. Ehiztari eta txirrindularien mundua daukagun hizpide. Frantziako tourraren garaian Desojoko botila ardo gorri batekin kiroleko kazetarien lanari ekiten diogu. Irakurtzen ez badaki ere etxera ailegatzen denerako badaki zer dakarten  Diario de Navarrak eta El Pensamiento Navarrok. Bertatik bertara jarraitzen ditugu Aramendiako Carlos  Etxeberria, Iguzkizako Francisco Javier Galdeano, eta Gabikaren gorabeherak.           
 
Eguerdiko bisitaldia, batez ere negu-neguan ezinbestekoa egiten zait. Florentzio gero eta gutxiago ausartzen  denez kalera irteten, Lizarrara ostegunero joateari utzi behar izan diogu, hortaz ez da harritzekoa eguneroko postariaren bisita oso estimatua edukitzea. Alta, lagungarriak dira Epifanioren elkarrizketak, herrikoa ez izatearrren askatasuna handiagorekin ibiltzen baikara. Benitoren barrabaskeriak zehatz-mehatz gustura entzuten ditut: guda zibil osteko eginkizunak ezagutzera ematen baitizkit.
 
 Kultur handiko gizona ez bada ere, herrikoek daukaten sena edukitzeaz gain  izugarrizko abilidadea dauka entzundakoa hitzez hitz errepikatzeko, urte asko postaria izanda ez da existitzen ezer haran honetan berak jakin ez duena. Herrikoi kutsua aurpegian darama, haren konfidantza lortuz gero lagunen lagun fidela baino fidelagoa da.  Lagun minekin mihian bilorik ez daukaten horietakoa da, haria atera eta entzun zitekeen gauzarik larriena luzatzen ausartzen diren gizon horietakoa da. Gustura ibiltzen gara elkarrekin aspaldiko gauzei erreparatuz, nire harridura aurpegia ikustean garrantzitsuena errepikatzen ohi du  ni konbentzitu nahian, aurretik konbentzituta izan ez banintz bezala.
 
                Askotan kontatzen didanak min ematen dit, baina bidenabar gustura entzuten dut,  haraneko salatarien izenak, fusilamenduen xehetasunak.. Entzundakoa min egin arren ezin naiz erdian gelditu eta zehatz-mehatz kontatzera bultzatzen dut. Guda zibilaren garaiko edozein berri entzuteko irrikitzen nago.
 
 Ekaitza zela eta beranduegi azaldu ziren Benito eta Florentzio,  behin eta berriro euliak ziztatzen zuten egun horietakoa zen, astunegi,  Felipek , segundoro  eskua astinduz aurpegi besoaren parean jarriz euliren bat akabatzen saiatzen zen. Hegoaize zela eta, Benito urduri zebilen, betiko esaldi motzak errepikatzen,  txapela eskuan eulien kontra erabiliz, jaurtiketa bakoitzean euli pare bat lurrean uzten zuen.
 Gogoan ez badaukat ere zeri buruz ibili ginen, betiko gaiei ekin geniolakoan nago, elkarrizketa sinpleak, konpromisorik gabekoak, Estatu Batuetako Kennedy Presidentearen  heriotza, zer erraz egiten omen den dirua Alemanian... Seme-alaben heziketa eskasa, astinduren bat garaiz ematea ezinbestekoa dela ondo gobernatzeko familia, eboluzio iraultzailea, bizitza ziztu bizian bukatzen da...
 
Elkarrizketa hauetan ez neukan hitz egiteko  gogo handirik, gehienetan entzuten gustura egon arren. Dena den, gehienetan gauza gehiegi esateko ez eduki arren noizean behin parte hartzea saiatzen nintzen. Behin batean, txorietan nenbilela,  gutxien espero ez nuenean, Florentziok nire begira esan zidan: Gabino zu ondo zabiltza!
 
Ondo? Beti bezain erdipurdi, edo beti bezain ondo segun nola begiratzen dugun.
 
Bai zu, bai Benito, eta baita sasielbarri hori ere ondo zaudete. Arazorik gabe, nahi beste diru daukazue.
 
Sorpresaz jaso nuen ateraldia
Hara bestea! A, a, diruz mintzatzen zara!
Z
eharka begiratu zidan.
Zer moduz azkenaldi honetan errainarekin? lasaitu da zure odol analisien emaitzak ikustean?
 
Felipe zuhaizka baten ondoren txisa egiten ari zenean, urruti baina bistan, Benitok esan zuen:
Gaur Felipe ez  dugu ikusi, zer arraroa.
Baietz zerbait gertatu, seguru gaixorik dagoela
Bai, bai 
Benito, seguru gaixorik dagoela
Gabino ez egin tontoarena, ez baduzu honi buruz berba eginnahi, esan eta kitto
Lotsaturik erantzun nion, esan, esan... eta hitza mihipuntan zer esan ez dakidala geratu nintzen...
 
Ez ohiko bidea jo dugu, iturriko nagusitik pikotara daraman kale estu-estutik
Ezin gara kexatu, nahi dugun guztia daukagu, zer gehiago nahi dugu? Aberatsak gara. Bizitzeko soberan daukagu. Ez ibili beti kexaka, zer gehiago nahi duzu?
Bai, zu bai, etxe dotore berreskuratu duzu, milioak gastatu dituzu, Ibarrola igeltseroek soilik jakingo dute zenbat ordaindu duzun. Antzematen da non dagoen dirua. Luxuzko hormak, kanpoko hormetako harria aterata, milioak eta milioak gastatu dituzu soberan daukazulako.  Amerikan sortutako enpresen etekinei esker ez duzu arazo ekonomikorik, ez dakizu non gastatu aurreztu duzun dirua. Felipe ere diruz usteldurik dabil, hilabetero kriston soldata kobratzen duenez, ez du edukiko lekurik dirua gordetzeko, hori sortea hori!, Nazionalen aldetik jotzea eta purtzileko zauri bategatik generalaren erretiroa kobratzea. Hori da trebetasuna
Zu ere ezin zara kexatu gobernuak ematen dizunarekin demasa daukazu. Lizarrara joatera galerazi zizutenetik ehun pezeta gastatzeko ahalegin aparta egin behar duzu. Herrian bizi garen zaharrok osasunari begira egon behar dugu eta ez diruari begira
 
Iturrian bertan, ura edan ondoren atera zitzaidan
Hau bizimodua, ez nuke aldatuko munduko urre guztiagatik ere. -Atera eta damutu, jakina
Noski zuk ez, nahi duzun beste diru daukazunez
Ez hasi betiko erretolikarekin. Mesedez. nik zeharka begiratuz
Florentzio, Florentzio. Zer falta zaigu. Aberatsak gara. Ez izan inkonformista. Demasa daukagu, dena. Zer gehiago eska dezakegu, disfruta dezagun, txitxarren bizimodua daramagu, disfrutatu  besterik ez dugu egiten
Gabino, zer erraz ikusten den bizitza behar duen dirua soberan duenak
Zerk kezkatzen zaitu
Zaharra naiz. Ez dakit non bukatuko dudan.
Etxean ikusten dudana ez da atsegina. Erraina errieta bizian dabil
Agintzen dizut zuk nik baino gehiago irauten baduzu, behar duzun guztiaz jabetuko zarela. Trankil?
Ez, ez da hori. Diruaren seguridadeaz hitzegiten dut, ez karitateaz, ez horretaz. Ez da erraza azaltzen
 
Ordubete ibili ondoren gustukoen geneukan lekura bueltatu ginen, hots, haran osoa begiztatzen duen lekura. Beroa jasanezina da arratsalde parte horretan, eskerrak txaparrada galanta erori zen
 
Dena geldo dago. Bero izugarria, higidura gabeko naturan biziko baikina, aitzitik bizi bizirik dago dena. Leku pribilejiatu hartako goi-lautadatik zuhaitzak, zuhaitzen adarraren gainean dzeuden hegaztiak, traktoreak eta lau uzta-makina gorrikdunek lekutan egiten duten lana jarraitzen dugu
 
Nabarmena da isiltasuna, bakardadea, edozelan ere goxo-goxoa. Paradisuan
 
Eserita eta haranari so, presarik gabe, gabioiak hegaka eta  pinpilipausen mugimenduak begiekin jarraituz,  txitxarren eta txorien txio-txioka entzunez, argi-oilarraren hegadak dastatuz eta uzta-makinen lana hizpide ematen dugu arratsaldea. Aurrean daukagun argi-oilarraren hegada dotore, motza,  lumen erromako zubiko kolorekoak, gandorraren luma ikusgarriei erreparatzen diegu. Argi-oilarra bera aukerakoa, bici-bizia, orekatua, gandorra eta moko luzeari esker airean hegak mugitu barik oreka mantentzen dakien hegaztia, pinpilipausen hegada paregabekoa, bistarako erakargarria
 
Plazerra da orduak isilik, bakean bizitzea. Dena kontrolpean, gauden lekutik haran osoa kontrolatzen baitugu. Muino baten gainean gauedenez hemengo inguru guztia ikusten da.  Ezer berezirik gertatu gabe, atsegin, presarik gabe, hutsari so egiten, denbora pasa, gustura. Lurreko Paradisuan. Lau uzta-makina Laverda gorri markakoei, Gasteizko Ajuria etxeak egindakoei so begira ematen dugu denbora
 
- Zergatik ez dugu egiten afari bat?
- Bihar osteguna izanda, ongi moldatuko gara behar dugun guztia lortzen.
- Ederki, Gloriari esango diogu dena ekartzeko
Pentsatu eta egin
Gauean  lagunak etorri zirenerako prest neukan berakatz-sopa, legatza labean, bildotsa eta  sagar erreak
- Ekarri ardo gehiago.
- Ez gaude garai bateko aberats etxe batean, ogia eta ardoa errezionatuta edukitzeko!
- Jode, Florentzio, zer ipurterre zaren!
- Porroia bi bider hustu ondoren gogoz bete nuen
- Goazen sutondora pattarra eta anisa edatera!
Hobe joan ez bagina!
Anisa eta pattarra  gehitxo edan genuen gaztetako bihurrikeriak gogoratzen ezin animaturik kantari ibili ginen ordubiak arte.
Gehiegi jan genuen, baita edan ere. Baita pasadizo asko aipatu ere.
Gogoan daukazu Florentzio, gertatu zitzaidan ostegun batean Lizarran bertan, herritik hogeita bost kilometrora! Denda batean geundela, bi botila anis erosteko, Abartzutzako atso bat istorio triste eta latz bat kontatzen zegoen. Erdaraz, jakina! Istorioa benetan tristea zen. Entzun ondoren, bururatu ba ez zitzaidan  esatea: “Qué triste, qué triste!” eta dendan zeuden guztiek, “¡Qué chiste, qué chiste!”,ulertu omen zuten
Nik “triste” esaten eta haiek “chiste” entzuten; horrela, esaldiaren esanahia erabat desberdina izanda, ez zen arraroa haserretzeko zorian egotea; elkarri piperrik ulertu gabe, esaldi motza errepikatzen aspertuta nengoen. Areago oraindik “¡Qué triste!” errepikatzen nuen bakoitzean jendearen aurpegiak gero eta sutsuago ikusten nituen
Baina, esaten ari naizena normala da! -esan nien, haserre samar
Normala? Hori zure herrian izango da! Lizarran eta Abartzuzan, behintzat, ez da normala!
Azkenean, errepikatzearen errepikatzeaz, behin “pena” hitzagatik ordezkatzen asmatu nuen. Akabo eztabaida, akabo haserrealdia!. Esaldia ulergarria egin zen
- Baina, zuen herrietan ez dakizue bereizten TR eta CH hizkien soinuen artean ala?
- Eta zuek ez zarete konturatu soinu kantari baten laguntzaz berba egiten duzuela, ala? Nafarroa erdia aspertuta daukazue hainbeste "-ico, -ico" aipatzen. Recadico, mocetico, ratico... erantzun nien, erdi saminduta
Gerardo Luzuriaga

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