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03/07/2006

Navarra (eta V)

E. Puntualizaciones
1. Se ha repetido hasta el hartazgo que Navarra y la identidad navarra está en riesgo, y desde mi punto de vista, esta afirmación puede tener visos de cierta realidad. Ya que la identidad navarra está unida, y tiene asentadas sus raíces en la identidad y en la cultura de los siglos anteriores, la que nos ha sido transmitida de generación en generación, y por tanto de ninguna manera se puede dejar de lado la cultura vasca, las tradiciones, las costumbres, los vicios... De sobras saben algunos, y por ello quieren borrarlo de nuestra memoria, que el euskera es nuestra lengua, que nos acredita como navarros, y por tanto como herederos de los vascones, y que como idioma oficial junto al castellano, y patrimonio cultural de interés universal, todos estamos obligados a defender y a cuidar.


2. Navarra es plural y compleja. Por tanto, se debe intentar llevar adelante un proyecto que una las diferentes sensibilidades. Dentro de la geografía navarra existan conceptos e ideas completamente diferentes, pero tanto unos como otros son navarros, es hora ya de desterrar las posiciones extremistas, y que en realidad no nos ayudan si no que al final se vuelven en contra de los propios navarros, las posiciones simplistas basadas en  que todo lo que no nos gusta de navarra viene del exterior, es hora de dejar de meter miedo a una parte de los navarros con los peligros que nos puede traer la invasión vasquista, y también tiempo de dejar apartado de que todo lo español nos viene impuesto por fuerzas externas. Creo que es hora de admitir la mayor de edad de todos los navarros y de admitir la realidad tal como es.

3. Navarra es un territorio singular, con historia, dos lenguas oficiales, una cultura peculiar, rica y variada en la que todos cabemos; y los que aquí estamos tenemos la obligación de defender las instituciones propias, y de asumir el hecho diferencial y la realidad histórica de Navarra. Es por ello, que apostamos por conservar la comunidad vasca, respetando la pluralidad navarra que incluye varias culturas, lenguas y tradiciones; pero manteniendo siempre como sustento y rasgo diferenciador la lengua y las tradiciones vascas que son lo que sustentan nuestra identidad navarra.

 

  Repetidamente nos vemos obligados a leer, escuchar terminos como la unión de Navarra a Euskadi, burdo error. El planteamiento de la integración de Navarra en Euskadi, si alguna vez ha existido, está más que superado, creo que se han cargado en exceso las tintas en este punto. No conozco a nadie que haya defendido esta idea. Como mucho, conozco a muchos partidarios de que  Navarra formase parte de la Comunidad vasca, con  una participación de igual a igual. No como se oye de vez en cuado, casi siempre de forma interesada, adherirse a otra Comunidad. De inferior a superior.

 

  4. Ya se nos arrebató en una ocasión la posibilidad a los ciudadanos navarros a pronunciarnos sobre nuestro futuro. No es que desde 1978 hasta ahora hayan pasado muchos años;  pero si que han  sido decisivos. Pues, como no podía ser de otra manera desde las instituciones oficiales se ha ido creando una simbología, una legislación y un estrato administrativo que ha facilitado la separación administrativa de la comunidad vasca. Creando dos administraciones completamente independientes y sin relaciones institucionales importantes. ¿Alguien se imagina que en estos años, si se hubiese promulgado una legislación, se hubiese forjado una comunidad administrativa común, con unos lazos culturales también comunes, donde todos hubiesemos tenido unas mismas instituciones políticas, culturales educativas,  cuántos estarían en este momento en contra de esa comunidad?

5. Si, Navarra ha sido durante la historia y sigue siendo, hoy día también,  la cuna de Euskalerria.

 

  Pues que más bonitos que luchar porque esta cultura común se siga conservando en todos los territorios vascos.   Este proyecto, no se puede llevar adelante más que con organismos culturales y políticos comunes. Pongamos las bases para realizar una segunda transición, contando con la participación de los navarros. No es tarde todavía. En el siguiente artículo hablaré de las ventajas económicas de tal unión, en este caso me he ceñido a los intereses culturales y sociales; pero tan importantes como éstos, son  los económicos. Y todos ellos serán los que nos lleven a tomar una decisión política.

 

  En un momento en que se está construyendo la Europa de los Pueblos, sin olvidar las identidades, defendamos la identidad navarra, en la que se establezca como primer paso la oficialidad del euskera en todo el territorio navarro, sin zonificaciones. La Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa ha debatido estos últimos meses el concepto de nación en Europa.  Y ha dejado claro  que las fronteras administrativas no deben separar comunidades culturales y que se deben reforzar los lazos de cada ciudadano con su cultura y su identidad como miembros de una comunidad, independientemente del país en el que les toque vivir. Si esto es válido para los países europeos, parece mucho más lógico que sea válido para nuestra comunidad vasca.ç

 

  Gerardo Luzuriaga

Comentarios

De nuevo el látigo mendazarra. Como dicen en nuestros pueblos, “el que más chufla capador”. Pues eso, que no por repetir las cosas más veces se tiene más razón. La controversia es buena y acaba clarificando y definiendo posturas encontradas. Los comentarios vertidos en esta serie de reflexiones sobre Navarra necesitan otras tantas reflexiones. No se puede estar de acuerdo con tanta inexactitud si no se comparte la ideología nacionalista del autor. Quiero imaginar que todo es producto de años de vivir en vuestro euskadi del alma, y de no haber tenido otra visión del mundo y de la historia que la que los nacionalistas vascos se repiten todos los días delante del espejo:-“somos diferentes, somos superiores, somos de Bilbao”.

En ocasiones Gerardo he leído con gusto tus recuerdos de historias cercanas sobre los naturales de Nazar y otros pueblos de los alrededores. Cuando te pones a predicar nacionalismo resultas, como tu paisano Ebaristo, bastante aburrido y carente de discurso racional. Es difícil seguiros, y si encima intentáis llevar el agua a vuestro molino en nombre de la sacrosanta “HISTORIA” el resultado es penoso.

Las, por ahora, 5 reflexiones sobre Navarra son un claro ejemplo de cómo trabajáis los nacionalistas. Intentáis ganar siempre por puntos, vamos, por cansancio del contrario, que no por argumentos. No se puede negar que no tengáis fe en vuestro discurso.
La estrategia del discurso es siempre la misma: argumentar de manera confusa la historia, mezclada con los mitos y las leyendas. Resulta absurdo detenerse a contrastar si lo que se cuenta es ficción o historia, deseo o realidad, da igual, porque además las fuentes utilizadas de referencia están a su vez contaminadas por otros que han hecho el trabajo sucio de confundirlo todo. Así la tradición se convierte en referente histórico, la leyenda confunde al historiador y luego la confusión llega a todos los que beben en sus fuentes. Es como contar cuentos sobre gigantes de 3 metros que habitan en el puerto de la Costalera y que bajan a comerse los higadillos de los críos de Nazar. Si los repetimos con ahínco acabaremos encontrando huellas y restos de las criaturas sacrificadas por los monstruos.

Pero lo perverso de todo esto es utilizar esas historias de fábulas, mitos y leyendas para elaborar propuestas políticas de futuro y legitimar sistemas de organización humana. Ya lo decía Orwell en “1984”: “Quien controla el pasado controla el futuro y quien controla el presente controla el pasado”

Gerardo no puede ocultarlo, tiene una visión maniquea de la realidad, un mundo de buenos y malos. Los buenos (los genuinos, los auténticos los navarros vascos). Los otros son los de fuera, los que no quieren integrarse, los españolistas. No se puede ser maniqueo porque las cosas son mucho más complejas que lo que nos parece.

No hay más que leer las reflexiones sobre Navarra para darse cuenta del clásico discurso nacionalista que destilan las notas escritas. La historia sirve de coartada para definir los dos bandos: abertzales y españolistas. Definidos los bandos, ya no se atiende a razones. Todo lo que diga el contrario, aunque esté argumentado con razón y sea cierto, es falso y perverso porque se opone a lo que es esencial, se opone a lo nuestro. El razonamiento del discurso busca siempre remarcar las diferencias, las exalta, las convierte en cuestiones de principio y rechaza el vivirlas en el terreno de lo privado. Son señas identitarias colectivas que la ideología exige vivirlas en grupo. Si no se está en el poder, como ocurre en la actualidad, entonces se da la lata lo que haga falta para reivindicar e intentar imponer esas señales identitarias a la totalidad de la comunidad: ¡euskera para toda Navarra, por favor!,

Otra falacia perversa de estas reflexiones es la identificación que se hace de democracia con nacionalismo, -la verdadera democracia debe de ser nacionalista-. Luego, se identifica lo vasco con el nacionalismo, mientras que la siguiente vuelta de tuerca es la identificación de lo navarro con lo vasco. De esta manera, si no se es nacionalista y abertzale no se es demócrata ni navarro. ¡Pues vaya!, mucha gente no sabrá dónde situarse.

Quiero imaginar que vuestro misioanar, el de Ebaristo y el tuyo Gerardo, predicando el evangelio de Sabino Arana en tierras de infieles en busca de la conversión de tanto navarro entregado a la causa españolista es de buena fe y no pretende más que devolver las esencias al navarro, su auténtica lengua, sus costumbres originales y así permitir que viva en ese paraíso prometido de Euskal Herria, que los enemigos internos y externos os han escamoteado durante tantas y tantas generaciones. Sin duda, Sabino Arana bendeciría vuestros esfuerzos como auténticos navarros que entienden su mensaje y su ideología. Su sueño de Euskal Herria descrito en su catecismo “Jaun-Goikua eta Lagi-Zara” no deja lugar a dudas. Por cierto, no veo por qué hay que disimular que sea ésa la referencia ideológica de los nacionalistas vascos, a pesar de su carácter racista y bastante fascistón, todo hay que decirlo.

En la entrega I de las reflexiones, se nos habla reiteradamente de la verdadera identidad de los navarros, de los auténticos, de la genuina Navarra, para constatar que la globalización actual diluye las diferencias y las señas identitarias. Está claro que, según la doctrina de la JEL, Gerardo propone volver a la pureza, a las esencias de la raza. El texto interpreta como proespañolista y antivasco a todo aquel que no promueva políticas provascas. A continuación, en esas contradicciones que vive hoy Navarra se nos recuerda que lo normal entre los navarros es pensar que somos navarros y vascos. Yo me pregunto, y los que no piensan así, ¿qué son? ¿anormales?
La siguiente frase Gerardo tiene sabor tautológico: –“No conozco ningún historiador vasco que haya negado la vasquidad de los navarros…” Por supuesto, si algún historiador se hubiera planteado la vasquidad de Navarra ya no hubiera sido considerado historiador vasco. Un planteamiento mínimamente serio del tema, y con un mínimo rigor científico, exigiría que fueran precisamente historiadores no vascos, auditores externos, los que certificasen lo que se propone.
El resto de la entrega II es un ejemplo de la reinterpretación histórica propia de un nacionalista. Lo que debía haber sido una (Euskal Herria) el enemigo lo ha fraccionado (Navarra, País Vasco e Iparralde). Se interpreta la historia en clave de victismo y se acusa al eterno enemigo de haber alterado el guión que se debió seguir, como si la historia estuviera predestinada o escrita por designios divinos y alterada por el maligno humano.

En la entrega III resulta curioso cómo se valoran las diferencias en los signos y símbolos encontrados en Santa Cruz (o Campezo, para los que lo prefieran) con respecto a los encontrados en los pueblos de la Berrueza o la Rusia. ¿Eso es bueno o malo? La última vez que estuve en Campezo encontré las calles llenas de pintadas que no mejoraban precisamente la estética municipal. En este sentido me quedo con los pueblos de la Berrueza. Sin duda, las señas identitarias a las que Gerardo se refiere, y que parece echar de menos, no son más que mecanismos de propaganda política nacionalista. A la gente hay que mantenerla convenientemente intoxicada para que mantenga el sistema.

La puntualización 2 resulta contradictoria con el resto de las puntualizaciones. Da entrada a la posibilidad de otras sensibilidades en el sentir Navarra y admite la pluralidad cultural y política, ahí estamos totalmente de acuerdo. Pero en la puntualización 3 resucitamos las controversias. Lo genuino es lo vasco por encima de otras sensibilidades, resucitamos una Navarra auténtica, superior a la otra descafeinada. Al final explotan los sentimientos unificadores y de imposición de realidades artificiales, resurrección de lenguas muertas en lugares donde no se necesitan. Todo un caos.

En pleno siglo XXI y con lo que está cayendo, qué pérdida de tiempo en liarnos en estas discusiones, ¿no te parece Gerardo? Además no nos vamos a convencer los unos a los otros, eso está claro, pero reivindicar ahora organizaciones tribales del siglo XIX tiene menos futuro que Ronaldo en el Real Madrid. Lo peor no es que nosotros perdamos el tiempo en estas cosas, sino el futuro que nos espera con esas generaciones educadas en el orgullo nacionalista, en el odio a todo y a todos los que no sean ellos. Gente en la que en su cultura no se ha sembrado y, por lo tanto, no cabe lo que se cuece en teatro, en música, en la literatura del resto del mundo, gente con una geografía que no va más allá de la cuesta de mataburros de Viana. Y es que no escuchar más que “euskal-rocka” envilece el espíritu tanto o más que pasarse la vida comiendo berza con patatas.

Espero poder disfrutar de unos días por nuestra Berrueza la segunda quincena de agosto. Aprovecharé para subir a Yoar por el puerto, a ver si me encuentro a algún gigante, ya os lo explicaré.

Anotado por: José Luis | 10/07/2006

Leo y respondo gustoso al mendazarra (José Luis) que se digna responder a mis reflexiones sobre el pasado y el futuro de Navarra.

Se me hace raro que se me llame nacionalista, no digo que no lo sea, pero yo no me considero más que navarro de origen y navarro de ideas, que no ha evolucionado mucho en sus planteamientos ideológicos a pesar de que los años van y van volando, ya no soy aquel chaval que pisaba las salas de fiestas del Trovador, el Oasis, el Naxos, el Yerti, la Margan, o las salas de fiestas de Lodosa y Pradejón.

Creo que ya lo he repetido anteriormente no considero a los vascos, a los navarros, a los alaveses… superiores a nadie, simplemente a nosotros nos ha tocado ser navarros y por tanto vascos y estamos orgullosísimos; pero de ahí a tacharme de racista va un abismo. Estaré siempre orgulloso de ser navarro y como tal de ser vasco. Y esta idea no me ha surgido últimamente por residir en Álava, sino que son convicciones que me vienen de lejos, las raíces de tales sentimientos y convencimientos me vienen de los años en que he vivido con mis padres, con mis hermanos, con mis amigos, con mis vecinos en el pueblo.

He apreciado varios errores en tu escrito, uno de ellos es que cuando yo digo que no conozco historiador vasco alguno que niege la vasquidad navarra, sé lo que me digo, y cualquier lector leyendo mis escritos se da cuenta de que en este caso cualquier historiador vasco se refiere a cualquier historiador nacido en cualquiera de los siete territorios vascos, a parte de su ideología, de sus principios, de su religión, de su lengua…

Desde temprana edad he pensado que el pueblo navarro se ha caracterizado por ser amante de sus tradiciones, y es así como se entiende , por un lado, que en zonas como La Berrueza se hayan conservado vivos los vestigios euskaldunes, a pesar de que la lengua vasca desapareciese – entre otras razones como principal consecuencia de la invasión castellana- en el siglo XVI. Y por otro lado, se hayan conservado los apellidos, los topónimos euskaldunes, una gran cantidad de palabras, y hasta estructuras gramaticales arraigadas en lo más profundo de la cultura vasca. Esta es la cultura, estas son las tradiciones que me dan pena que vayan perdiéndose, y es más, me da un gran desazón que todo este tipo de vestigios poco a poco vayan arrinconándose.

Que no nos vamos a convencer los unos a los otros está claro, cada uno, por las circunstancias que sean tenemos unos pensamientos, unas ideologías... lícitas todas. Cada uno expone sus razonamientos, sus teorías, cada uno se basa en la historia, en las costumbres...

Aunque tal vez para alguno pueda pecar de pesado, no estaría de más recordar los años 1915 a 1936 en que todos los partidos, la mayoría de los ayuntamientos, los grupos sociales se estaban de acuerdo con el Estatuto Vasco. Pocos, también en nuestro valle ponían ninguna objeción a que se constituyese una entidad natural y jurídica con personalidad política para toda Euskal Herria.

No creo que sea necesario recordar las palabras de los socialistas, ni tampoco las citas de los políticos de derechas, ni tampoco los documentos de nuestros ayuntamientos, en los que se recogen las adhesiones al citado estatuto vasco -que ya he usado en artículos enviados en otras ocasiones a los medios de comunicación- en las que se ve claramente la vasquidad de los citados políticos por muy extraño que nos pueda parecer en el día de hoy.

Anotado por: Gerardo Luzuriaga | 11/07/2006

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