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27/03/2007

Yo navarro

medium_bandera1.jpgVOY a escribir al hilo, y con miedo pues conozco el percal, enhebrando recuerdos y noticias del día, un poco de erudición pedestre, y mucha tristeza. Pienso que Navarra no tiene remedio, y eso duele. Y quien echa leña al fuego de nuestra discordia está dentro, entre nosotros, más triste aún. Y encima pide ayuda ajena, para convocar a la gente como si fuese una de aquellas misiones eclesiásticas de la posguerra o la coronación de una Virgen. Faltaba gasolina para prender el polvorín y la traen de fuera. Es que no fui a la manifestación esa, y me siento con pecado, si atiendo a lo dicho por el el capitán de facción, cabecilla de partida o remedo del alcalde de Móstoles, "navarros, Navarra está en peligro, venid a salvarla".

Dijo, sin reparo, que "quien no asista no es gente de bien", no era buen navarro, no amaba el Fuero ni la libertad. Así de tajante me condujo al infierno de los réprobos. Y la tele me mostró el espectáculo, cuánta gente, la emoción desafiando a la razón, qué fervor, cuánta banderita (además roja, como en su día dijo quien fuera rojo y hoy converso bien recibido), obsequio del gobierno foralista, y cuánta de las otras, pero estas de pago.


Y yo sin ir a defender el Fuero y la libertad. Si digo la verdad pasé años sin saber qué era eso del Fuero, pues no figuraba en los libros escolares, ningún maestro de escuela nos lo enseñó, como tampoco la Historia de Navarra, de cuando fue reino, ni las listas de sus reyes, que debió de tenerlos, pero sólo supimos de los reyes de Castilla y de León, ni que tuvo guerras, muchas, que la arrasaron, ni que fue conquistada "a sangre y fuego" (M. Puy Huici, dijo) en 1512, ni que fue ocupada durante un siglo (esta vez fue Idoate el relator).


Tampoco supimos que teníamos bandera, diseñada en 1918, pues a la original, de color verde oliva y flores de lis, se le perdió el rastro, ni himno, vaya por Dios, y sólo vimos, cuando mandaba el general, la oficial y la bandera de la Falange que se colgaba, por fiestas, en el balcón del Ayuntamiento. Un día, ya bien entrados los 80, los que habían sido demócratas orgánicos, sin pudor alguno se hicieron nosotros los demócratas y la sacaron a la luz del día, como su supuesto amor por la libertad, que cuando lo decíamos nosotros se nos miraba de reojo, y con recelo. Y ahora, si no vamos a la manifestación, no somos gente de bien, y seguimos siendo sospechosos. Cosas veredes Sancho.


Y cuánta gente, cuánta bandera, cuánto grito, cuánto fervor, multiplicados por mil según los que cuentan estos sucesos, y que como dice la viñeta de El Roto: "un hombre que lleva una bandera vale por cien". Yo, navarro, no fui a la manifestación y no sé si ello me traerá daño, y si llevará consigo la pérdida de la vecindad foral o si dudarán de mis raíces, como si no estuviese ya mi apellido, en la Viana de 1630 cuando una María D´Antonaina tenía abierto fuego y pagaba pecha y mis sangres se pierden derramadas en lo más oscuro de esta tierra . No sé, no sé, pues no fui a la manifestación...

Pablo Antoñana

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