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26/01/2010

Nevadas (IV)

Ya tendría unos 13 años, cuando en unas vacaciones de Navidades, el pueblo amaneció con una bonita nevada. De nuevo se paró el tiempo, llegó el silencio, y todo el pueblo se volvió blanco. Esta nevada, sin embargo no duró más de dos días, pues aunque en la parte superior del pueblo pasaría de los 20 centímetros, la lluvia de los días siguientes la hizo desaparecer.

Por aquellos tiempos ya habíamos perfeccionado las artes de caza, y aunque todavía no habían aparecido las escopetillas de aire comprimido. Los pocos chavales que quedábamos en aquella época en el pueblo nos afanábamos todos juntos y en comandilla en atrapar unos cuantos para la merienda-cena. Lo cual no nos resultaba excesivamente costoso. Los cepillos colocados en lugares estratégicos hacían el resto. En una mañana entre todos llegabamos a cazar alrededor de los cinquenta. De los cuales dábamos cuenta en la cocina del Aurelio, pero esas meriendas alrededor de la bota y del fogón lo dejaremos para siguientes mensajes.

Gerardo L.

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