30/03/2011
Un vecino
Sábado 26 de marzo de 2011, 14:30, miro por la ventana y veo a unos 200 metros a un hombre que de vez en cuando echa una bocanada de humo del puro que va fumando. Se encamina despacio a pasar el rato en la huerta. Otra cosa es que hubiese cogido la mula mecánica o el quad, y hubiese tomado el camino del roble hacia las viñas o hacia el terreno que tiene al lado del cementerio.
66 años, más o menos, muy bien llevados, tieso y delgado. Ya lleva unos cuantos años jubilado en el pueblo. Trabajo no le falta. Ocio y distraimiento tampoco. El paso de la paloma, la perdiz, la codorniz y la becada, junto a la pelota, sin olvidar alguna que otra partida al mus y especialmente al subastado, cuando tiene compañeros para jugar, y alguna que otra copa esporádica de coñac y los puros que está a punto de dejarlos son sus entretenimientos y sus vicios.
Como la mayoría de la juventud de una época salió joven del pueblo para trabajar en la empresa. Pasó unos años en Elorrio, donde se echó una novia, que la trajo al pueblo. Luego fue a trabajar a Vitoria, se enamoró de una torralbesa y se casó. Ha pasado horas y horas delante de una máquina del taller como muchos otros que salieron en esos años en busca de trabajo a las ciudades, entre ruido, tensión y suciedad ha pasado su vida laboral; todo ello superado con creces con esta época de tranquilidad, silencio y naturaleza plena en Nazar.
Hoy día pasa las horas entre renques de puerros, cebollas, ajos, zanahorias, hoyos de patatas, habas, plantas de alubias, cardo y todo tipo de hortalizas. Y especialmente entre árboles frutales de diversos tipos, cuidados con gran espero, maña y cariño. Sin prisas, pero sin pausas. Acompañado de un perro.
Amante del pueblo porque conoce muy bien la ciudad.
He aquí una descripción de Fernando Lander Lopez de Mendiola, de padre nazareno (Fortunato) y de madre de Antoñana (María), casado con una de Torralba (Tere), con dos hijos y otros dos nietos gasteiztarras.
G. L.
23:14 | Permalink | Comentarios (0)
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