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07/10/2011

Palomeras

Ya llega la época de las palomeras. A todos nos alegra su llegada, a unos porque aprovechan para subir al monte en cuadrilla y otros porque nos encanta verlas pasar año tras año.

Ya no queda nadie que cace, ni sepa cazar con zumbeles. Desde que Santiago nos dejó, aunque en Nazar ya hace años y años que nadie usa este método. Santiago solía acudir a Extremadura como zumbeleador especializado. Todo un arte bastante difícil de practicar si no se ha visto desde niño, como lo vivieron nuestros padres.

El arte de zumbelear no era sencillo. En primer lugar era preciso contar con unas palomas bien amaestradas, que se criaban y se guardaban con mucho cuidado y desvelo durante todo el año, para usarlas durante el paso de la paloma. En casa nuestro padre siempre tenía en el granero una pareja de palomas para este fin. Era preciso que estas palomas estuviesen acostumbradas a ascender uno o dos metros de la plataforma del zumbel, con la naturalidad de una paloma suelta y en libertad. Era todo un trabajo enseñarles a que hiciesen como que se posaban en la copa del árbol,  con un movimiento natural, ni brusco, ni rápido como lo haría una torcaz adelantada de un bando cualquiera.

La intención de los zumbeles era que con este revolotear de las palomas atadas con un cordel a las patas atrayesen a los bandos que pasasen por los alrededores y para eso era fundamental que las palomas de los zumbeles se comportasen como si estuviese en libertad. De ahí la importancia de ser un buen zumbeleador, ya que era el cazador el que ordenaba con el cordel los movimientos de la paloma atada.

Gerardo

 

 

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