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20/10/2012

Ribazos

La quema de ese ribazo me ha hecho recordar  lo que un día fue el campo, piezas más bien pequeñas, cada una con sus ribazos, es decir un trozo de tierra sin cultivar que dividía una finca  de la otra, en la que quedaba una vegetación natural,  en la que se recluían los animales y  en la que crecían matas, pudrimanos, arbustos pequeños, y toda clase de plantas. Los animales iban de ribazo en ribazo. Perdices, codornices encontraban cobijo en estos terrenos abundantes y propicios para esconderse.

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La concentración parcelaria acabó con la mayoría de ellos. Los campos cambiaron. Las fincas pequeñas se concentraron y dieron lugar a grande extensiones de campo sin ribazos, ni mugas aparentes, los mojones están enterrados. Al principio quedó algún que otro árbol aislado en medio de los campos de cultivo. Con la llegada de la maquinaria desaparecieron todos, tanto los aislados en el medio de las  piezas, como los que había en los ribazos. Ya no fueron necesarios, con los tractores los campesinos vuelven a casa a comer. Antes sin embargo durante los almuerzos, la comida, la merienda, y también y especialmente la siesta la hacían debajo de estos árboles que servían de cobijo y de sombra.

 

Hoy en día, estos escasos ribazos que quedan son más necesarios que nunca. Son los únicos terrenos en muchos miles de metros cuadrados donde la vegetación natural crece, y donde los insectos, animales pueden vivir. Es de los pocos lugares donde no se echa herbicida. Por lo que la destrucción de estas franjas de vegetación natural, normalmente por la que recorre el agua recogida de la lluvia conlleva la desaparición de estas especies vegetales y también que los animales tengan que encontrar refugio en los montes cercanos. Es aquí donde viven ciento de insectos y micromamíferos,  lagartos, erizos, caracoles, babosas, y  también otro tipo de animales, pájaros, pequeñas rapaces, ratones, topillos, paniquesillas, culebras…

 

Hemos de concienciarnos de que un seto natural vivo es de gran beneficio para la agricultura y para mantener la biodiversidad de los ecosistemas. Durante muchos meses de invierno es lo único verde que se mantiene. Ya que el resto está labrado y no aparece más que la tierra negruzca o parda. Y durante otros muchos meses los campos están amarillentos, por el color que toma los cereales secos.

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Deberíamos potenciar y cuidar con esmero estos ribazos, y mantenerlos como estuvieron hace treinta años, con arbustos,  zarzas, y maleza. Sin embargo, año tras año se da fuego y se acaba con todo lo que crece, cuando no se echa herbicida que acaba igualmente con la vegetación y los animalillos que allí habitan. 

 

Con el tiempo, los ribazos se irían poblando de nuevas plantas y árboles fruto de las semillas que el viento y los pájaros traerán y estos cada vez se irán diversificando más en especies y mejorando su función, mientras no vuelvan a quemar, claro está. Es necesario concienciarnos antes que  las autoridades medioambientales tengan que tomar parte en el asunto. Es preciso concienciar a la sociedad agrícola sobre esta forma de trabajar y conservar el medio natural, que no es cosa fácil, pues las ideas de la revolución verde sobre el uso de productos químicos y abuso de los ecosistemas están muy arraigadas en la agricultura moderna, y mucho más en estos pueblos donde vamos de ecologistas y modernos pero nos llevamos todo por delante.

 

En estos ribazos viven muchas especies de plantas y animales, pues encuentran lugar donde crecer, hacer la cría, encontrar refugio o alimento. Estos ribazos son el cobijo para toda clase de fauna, lugar donde los pájaros encuentran refugio, y ni decir tiene el valor estético de los ribazos, y si no que se lo digan a los nuevos fotógrafos que están surgiendo en el pueblo, y los de los pueblos del contorno que ya llevan tiempo retratando la naturaleza del precioso valle de Berrotza.

 

Por último no dejaré de comentar el gran beneficio que hacen estos ribazos a la biodiversidad y el gran beneficio que hacen a la erosión al favorecer la retención del agua. La existencia de vegetación en los ribazos supone un refugio para los insectos, y animales beneficiosos para las cosechas. Cuidémoslos.

Gerardo Luzuriaga

 

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