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17/01/2013

Tiempos gloriosos

Quiero recordar, aunque no lo sé muy bien si Aurelio jugó algún partido oficial, ya lo sé que lo hizo miles de veces en partidos amistosos contra Acedo, y otros equipos, pero no puedo recordar si jugó algún partido oficial. Lo que si recuerdo es como los animadores-entrenadores estaban siempre con nosotros, hasta en los días más invernales, con lluvia o con nieve, allí estaban en la banda, a veces con el bocadillo de chorizo recién hecho en la hoguera con la que se calentaban. Santiago, Manolo, Aurelio, y el conjunto de niñas y niñós que que nos acompañaban, animadores que no cesaban con sus gritos: Miguel, Blanca, Anabel, Ana, Pili, Alfonso, Floren, Angel Mari, Juan Mari... Recuerdo el chorizo asado y la bota del descanso. El equipo no era solo de los que jugábamos, sino que era mucho más...

No existían figuras en el equipo, cada uno teníamos nuestras características, sin destacar ninguno, pero todos éramos imprescindibles para que los partidos estuviesen equilibrados. La única filosofía que conocíamos era el darlo todo en el partido, corriendo desde el principio hasta el final. No existían estrategias, que no fuese la más elemental, que era que entre nosotros nos entendíamos a las mil maravillas. Hasta sabíamos cuando el compañero iba a fallar. No era preciso hablarnos para saber que iba a hacer el compañero. El chupón no pasaba en la vida, con lo que el resto ya sabíamos que en esa situación había que esperar que se la quitasen, y a recuperarla de nuevo. Nos conocíamos excesivamente, tal vez esta era nuestra principal arma. Sabíamos siempre que es lo que iba a hacer el compañero. Aunque en la mayor de las veces era fallar.

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Tampoco nuestra estrategía se basaba en la táctica, si no era la de trasnochar hasta más no poder, aunque en esto tampoco creo que nosotros nos llevásemos la palma, ya que había equipos en que se presentaban en peores condiciones que nosotros. Era bastante habitual jugar los partidos tran haber dormido dos cortas horitas, y después de haber ingerido no poco alcohol. Pero una vez empezado el partido ahí estábamos para lo que hiciese falta, aunque no era extraño de vez en cuando ver en la banda algún compañero bastante desmejorado.

 

El primer equipamiento creo que fue con los colores de la Real Sociedad. En una tienda de Bergara encontré 9 camisetas en saldo con los preciosos colores de la Real. Baratísimos. Eso sí se trataba de una tela de un material ya bastante en desuso. ¿Sería algodón? seguramente. Las compré todas y las llevé para el pueblo. Todavía cuando veo las fotografías me doy cuenta de que algunos jugadores parecemos salidos del gimnasio. Nada más lejos de la realidad. No es eso ni mucho menso, es que nos estaban extremadamente pequeñas y se nos ajustaban en exceso a los cuerpos, que en aquellos años tampoco es que tuviesemos exceso de grasa.

 

Por aquellos tiempos, (cuando en los partidos amistosos jugábamos contra los de Asarta, ya que estos nunca lograron sacar un equipo para la liga, aunque hacían fichajes estrella entre todos los pueblos de alrededor de Estella que iban siendo descartados de los equipos principales) se compraron unas camisetas impecables, de un material buenísimo y de última moda con los colores del Athletic.

 

Llegaron nuevos fichajes, la mayoría, por no decir todos de Mirafuentes, Ubago o Nazar (creo que excepto Txema, de Genevilla el resto fueron oriundos de esos pueblos). El equipo con la llegada de los nuevos jugadores se fue reforzando. Recuerdo las incorporaciones de Jabi Atxa (zurdo donde lo haya), Fernando (que aunque de Estella, como salía con Blanca siempre lo hemos considerado del pueblo, con el ganó el equipo muchos enteros, especialmente en altura), Miguel Bujanda (Quién iba a esperar en aquellos momentos que llegase a presidente de un gran equipo de Balonmano), Floren Albeniz (de un lado para otro del campo)...

 

También llegó el momento de cambiar el equipamiento, no creo que fue mi mejor momento, pues no he conservado la camiseta, tal vez una de la más representativa del AMAIKA BAT. Aquella donde se leía semillas López de Dicastillo, o algo por el estilo. De colores amarillo tirando a verde bastante pálidos.

 

Después inauguramos la vestimenta de rayas verticales rojas y negras. Bonita y elegante. Mateial de gran calidad, que dejaba transpirar el sudor y se secaban en un plis-plas. Creo que nuestras madres agradecerían el cambio de vestimenta, aunque en los pueblos no sufrimos de la falta de espacio para tender que padecen los de las ciudades.

 

Con la última vestimenta que recuerdo, de color blanco con el escudo del lauburu, se unieron al grupo otros muchos jugadores como Fernando Abraldes (que solo por ser de Bilbao, daba prestigio al equipo) Oscar Zudaire (que no me acuerdo como jugaba, pero si jugaba como su hermano José Mari, seguro que cumplia con creces), José y Felix Ibarrola (que a pesar de ser primos de Aurelio, no consiguieron resplandecer en este deporte, aunque el portero no hizo mal papel en el partido que jugamos contra los de Elantxobe).

 

Hasta aquí la historia del club, lo de hoy lo dejo para Luis Monreal y Oscar Zudaire, artífices de que el torneo que todos los años se lleva a cabo entre los pueblos del valle se realice con éxito. Año tras año, especialmente Luis organiza pacientemente y de forma magistral el campeonato para los niños y niñas del Valle de La Berrueza y Valdega.

 

Gerardo Luzuriaga

 

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