25/06/2014
Los pobres
Doy comienzo a una serie de historias o historietas acaecidas en los pueblos de La Berrueza. Iré pueblo por pueblo, no con la guitarra como me ha precedido algún otro bloguero, si no con la pluma, recogiendo aquello que mis recuerdos me traen a la memoria.
Por estos pueblos pasaron cientos de pobres pidiendo una limosna por el amor de Dios, en la mayoría de las casas se les daba un mendrugo de pan seco, un mendrugo de pan seco a unos pobres sin dentadura, un mendrugo de pan seco que ni los perros lo podían masticar… Era la costumbre, o por lo menos eso es lo que yo recuerdo cuando venía algún pobre a pedir y era yo el encargado de dar una limosna… ir al cajón donde se guardaba el pan y el mendrugo más seco era el que le daba al pobre de turno… Tengo oído que en alguna casa se les daba un buen plato de potaje, pero eso no ocurría por este valle… o por lo menos no tengo constancia de ello.
Acudían todo tipo de pobres, pobres de solemnidad… la mayoría… con ropas viejas y estropeadas… iban de pueblo en pueblo, andando… había los que tenían muy malas pulgas, y los que eran muy amables… Los que tenían una barba cuidada, y en cierto modo iban aseados, a los que no habían visto el agua, más que cuando les caía un chaparrón por el camino…
No recuerdo ninguna pobre mujer, la única noticia que tengo es la del tonto de Nazar y su madre, pero no los conocí.
Se les daba la limosna y no se mantenía conversación alguna con ellos… En Torralba se ha inmortalizado al pobre guitarras, por esta zona del valle yo no lo recuerdo…
En Nazar hasta no hace muchos años existía el pajar de los pobres que es donde hacían noche, un pajar medio abandonado, donde no se había cambiado la paja desde decenas de años… pero por lo menos tenían un lugar donde pasar la noche a cubierto…
A los pobres, en general no se les molestaba, ni ellos molestaban, era una forma admitida de hacer caridad…
Tal vez en Nazar, no lo creo, existiese una consideración especial con los pobres, pues es bien sabido, que de Nazar salían a recorrer los pueblos de los alrededores el tonto de Nazar y su madre. La casa la tenían en el barrio de arriba, y cuando se reconstruyó la casa no hace muchos años aparecieron cientos y cientos de suelas de zapatos viejos… ¡Qué curioso los que no tenían ni un par de zapatos apropiados, recogieron cientos y cientos de zapatos rotos que no valía para nada… ¡
Otro cantar muy distinto fueron los gitanos…
Gerardo Luzuriaga
08:41 | Permalink | Comentarios (0)
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