Ok

By continuing your visit to this site, you accept the use of cookies. These ensure the smooth running of our services. Learn more.

11/01/2016

Encrucijada navarra (III)

La invasión castellana. 1512

El siglo XV, y el siglo XVI fue un siglo de gran tensión para el Reino de Navarra, un país pequeño, rodeado de grandes potencias, que anhelaban hacerse con los territorios y el poder del resto. Rodeados del Reino de Aragón, Reino de Castilla, Francia, Inglaterra y ya para colmo los Estados Pontificios. Navarra formó parte de la historia del momento con sus intrigas.

Un poco de historia (resumen) el Papa Julio II, enemigo acérrimo de su antecesor Alejandro VI, padre (si habéis leído bien, padre) de Cesar Borgia, el que tenía su residencia en Viana, está agradecido y en cierta manera en deuda con Fernando el Católico por la ayuda prestada en Italia en la lucha que tiene el Papa contra los franceses.

Conociendo esto, y también teniendo en cuenta la época en que nos encontramos, donde el papado es más un monarca que un Papa, no se nos hace difícil entender la venta de Navarra bajo una excusa, el Papa Julio II, expide no sin remordimientos y dificultades (sobre esto existen libros y libros) las bulas por las que excomulga a los aliados del rey francés (Luis XII), es decir que excomulga a los reyes navarros Catalina de Foix y Juan III de Albret y da permiso a Fernando el Católico a invadir Navarra, quedando el reino a merced de los castellanos.  

Pero vayamos a lo interesante, y olvidémonos de los personajes. ¿Qué piensa el pueblo de todo esto? No os lo han contado como un cuento de niños, cómo un bien para Navarra, como una mejora para sus habitantes, como una adhesión alegre y beneficiosa. Hoy gracias a las recientes investigaciones sabemos a ciencia cierta que existió una masacre y lo que supuso para los campesinos navarros.

Tampoco me extenderé en exceso, está tan claro que no merece la pena. Nos lo contaron como un pacto, como algo en que los navarros estuvieron de acuerdo. NO. El ejército invasor contaba con 15.000 personas, cuando Pamplona contaba con 6.000 habitantes, la resistencia militar que tenía Navarra era ínfima, la única esperanza estaba en el Rey de Francia, más interesado en otros asuntos.

Sin embargo la resistencia fue del pueblo, los caballeros navarros salieron en su defensa, los campesinos navarros se unieron a la lucha. Gonzalo de Mirafuentes era el jefe de 500 aguerridos tudelanos, las defensas navarras, Cábrega, Monjardín, Iguzkiza, Learza, Amescoas, Aguilar de Codés... (por citar las fortalezas más cercanas) se alzaron y organizaron en contra de los castellanos.

Conocemos lo que ocurrió con sus protagonistas (el Mariscal Pedro de Navarra, asesinado en la cárcel de Simancas, señor de Cábrega, Juan Ramírez de Baquedano, señor de las Amescuas , Jaime y Luis Velaz de Medrano señores de Monjardín, Iguzquiza y Learza, la familia de San Francisco de Javier y decenas de jefes navarros), también lo que ocurrió con las fortalezas y castillos que los castellanos mandaron destruir; ¿Pero lo que no nos han contado hasta ahora, ha sido que ocurrió con los labradores que tomaron parte en estas batallas, con el pueblo llano?

Sabemos que se generalizó el terror y el miedo, que la justicia entró con fuerza y mandó encarcelar y matar  a muchos de ellos, familias se quedaron sin sus haciendas y tuvieron que vivir con lo que pudieron.

Gerardo Luzuriaga

 

Los comentarios son cerrados