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30/12/2016

Casas (3)

La ventanilla ha dado mucho de sí, en el pueblo el que menos y el que más han comentado dicha ventanilla, y me he enterado que en casa de los Zudaire, en la casa de Milagros, la que fue de sus suegros José Maria y Modesta, existía una ventanilla idéntica que daba a las escaleras. Por lo que se ve en otras épocas era bastante normal.

Pedro me comenta que tal vez podía ser para iluminar algo el pasillo. Hay queda esta opinión, además que no es de uno cualquiera sino uno de los que más sabe de las costumbres de los pueblos. Pedro Atxa. Hay queda su opinión, que a mí no me parece que sea la acertada, pero a saber. A mi me parece que para iluminar era excesivamente pequeña, pero bueno... Puede ser.

Es preciso que se trata de la herrería, a la cual acudiría bastante gente, por lo que es fácil que la ventanilla sirviese para saber quién era el que acudía a la fragua, aunque me imagino que la mayoría que visitaba la herrería lo haría por la puerta de abajo que es la que se entraba.

Otra peculiaridad de la casa es la chimenea de la fragua, que todavía se conserva, no sé si antiguamente saldría hasta el tejado o estaría como se encuentra en este momento, con un pequeño orificio que da a la calle, una especie de ventanilla por la que saldría el humo. Esto también es curioso. En el primer piso, en el granero y en el tejado no queda huella alguna de que la chimenea llegase hasta el tejado. la Chimenea que es ancha al principio acaba en un pequeño agujero que da a la calle.

La herrería debía ser grande, la ocupaba toda la parte baja de la casa, unos 95 metros cuadrados, los mayores recuerdan como funcionaba, y también el caballo que estaba dando vueltas para alimentar el fuelle. Esta semana mismo hemos estado hablando de ello en el bar, el que mejor recuerda como estaba es Pedro María Morrás, que además tenía una gran amistad con los herreros,  Guillermo Yaniz Ortigosa, y su hijo Antonio. Guillermo fue alcalde de Nazar en la época de la República, fue un gran herrero, según Morrás uno de los mejores de la comarca, todavía recuerda como trabajaban el hierro, mezclado con arena. Según Morrás eran unos artistas, lo que otros no podían realizar, ni se atrevían estos lo bordaban.

No sabemos la causa por la que cambiaron la herrería de Nazar a Mirafuentes, según Morrás, porque estos herreros comenzaron a trabajar muchas piezas para Logroño, y a Mirafuentes llegaba el autobús que iba hasta Logroño y a Nazar no. No tenemos por ahora otra versión, por lo cual os la cuento tal como la he oído.

Bueno el caso es que se trataba de una herrería de grandes dimensiones, y como todas las herrerías de aquellos tiempos, había mucho humo y todas las paredes y los techos estaban negros, tan negros como el carbón, todavía hoy después de años y años. Pues por esta casa ha pasado Pedro Carlos y María Luzuriaga, en esta casa nació Pedro Mari, y vivieron Esther y Pantaleón, este todavía recuerdo a las mil maravillas donde tenían los bueyes.

Más tarde vivió Cayo Ortigosa y Angeles Montoia, con todos sus hijos, claro está. Luego Máximo Lacalle y Concha Antoñana, y sus hijos, por lo que los cambios han sido grandes; pero las paredes y los techos todavía recuerdan que fue la herrería. Especialmente por el color negro de las maderas y los techos, y por los clavos y puntas que conservan las maderas.

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