Ok

By continuing your visit to this site, you accept the use of cookies. These ensure the smooth running of our services. Learn more.

11/12/2017

PEQUEÑECES (eta 30)

Aquí acaba una   primera etapa, hasta casi los 10 años, de 1956 a 1966, una etapa preciosa, llena de anécdotas y vivencias, etapa de inocencia y tranquilidad. A punto de cumplir los 10 años es cuando me fui interno, para cura al Colegio de los Escolapios de Estella. No coincidí en la escuela ni con Valen, ni Felipe, para cuando ellos entraron yo ya había tomado la determinación de ir de postulante al Colegio de Estella, en lo que actualmente es la Ikastola. Todavía circulaba el Vasco-Navarro.

Muchas son las anécdotas e historias que se han quedado en el tintero. Por ejemplo los pellizcos del cura y los golpes con la vara de mimbre de la maestra, hoy serían considerados malos tratos, el respeto a todo lo religioso, la llegada de la televisión y lo que nos suponía dejar la serie de Bonanza a medias para ir al rosario, cuando la mayoría de los mayores se quedaban sin ir al rosario viendo acabar la serie, cómo se vivían las Navidades y especialmente la Semana Santa, la novena y la hoguera de Loreto, las nevadas, la matanza y la cena que se hacía ese día, lo qué nos gustaba llevar el presente a las casas vecinas, las colectas y meriendas que hacíamos los niños por Santa Agueda, San Martín y Judas, la poca importancia que se le daba a la enseñanza, cualquier excusa era válida para no acudir a la escuela, recuerdo el día que llevaba la comida a mi padre y hermanos que estaban en una pieza en Montecillo y se me dio la vuelta la cesta con la cazuela de patatas con chorizo, ni corto ni perezoso las recogí más mal que bien con una cuchara y para adelante, ¡Claro qué se dieron cuenta¡, llegó casi sin caldo y con alguna que otra piedra, conversaciones con personas mayores, por ejemplo con Feli que cuando bajábamos mi madre y yo con un caldero de ropa para lavar en el pozo, no tenía mayor gusto que asomarse a la ventana y preguntarme dónde había desayunado. ¿Me decía qué has desayunado en un orinal? Y yo con no más de siete años me enfurecía y le gritaba no, no, no… en una cazuelilla que hemos comprado especialmente para mí.

Los comentarios son cerrados