18/05/2006
Berriak - maiatza
La semana pasada se ha muerto Angeles Montoya Remírez, estos últimos años, no muchos, los ha pasado en una residencia, el resto, unos 90, ya que ha muerto con 94 años los ha vivido con nosotros. Queremos acompañar en el sentimiento a los familiares en estos momentos siempre tristes.
El pueblo está patas arriba. Nuevas calles encementadas, tanto en el barrio de abajo, como en el de arriba. Un defectillo, ¿Tanto les había costado haber dejado en pie uno de los encinos más cercanos al pueblo? árbol donde hasta los jabalies bajaban por la noche a comer las encinas. A decir verdad, no llegaba a encino, si no que era más bien un chaparro bastante viejo, eso si. Lo raro es que hubiese crecido donde estaba, entre rocas. Bueno la cosa es que la pala-excavadora ha acabado con él. Espero que nadie se tome estas líneas como reprobación, pues es fácil que no haya habido otro remedio que cortarlo para poder realizar las obras.
Ebaristo Lakalle Etxeberria
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08/05/2006
San Gregorio
San Gregorio Ostiense,protector de los campos
Los vecinos de la Berrueza irán hoy a la basílica de Sorlada para asegurar sus cosechas
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Hoy, inmersos como estamos ya en el siglo XXI, en la era de la información y de la informática, y para que nadie pueda alegar ignorancia, vamos a aprovechar la festividad de San Gregorio Ostiense -haciendo causa común con su Cofradía- para dar a conocer algunas pinceladas sobre su difusa biografía y sobre la larga tradición secular que ha existido en Navarra, y también en la Rioja, de utilizar el agua bendita pasada por la reliquia de su cabeza para bendecir los campos.
Biografía
En Italia, allá donde desemboca el río Tíber -el mismo que pasa por Roma-, está la ciudad de Ostia. De ella fue obispo, en el siglo XI, San Gregorio. No están muy claras las fechas pero se sabe que concretamente en el año 1034 estaba al frente de esa diócesis. Hay que aclarar que la de Ostia no es una sede episcopal cualquiera, pues goza de la categoría de ser la segunda sede, después de Roma. Esta circunstancia, en aquella lejana época, se traducía en que quien llegaba a ser Obispo de esta ciudad paralelamente ascendía dentro de la jerarquía de la Iglesia Católica al puesto de Cardenal. Y esto le sucedió a San Gregorio.
Antes de llegar a tan alto cargo sabemos de nuestro protagonista que profesó en la Orden Benedictina. En el año 998 los monjes le auparon al cargo de Abad del Monasterio de San Cosme y San Damián, junto a Arena de Oro.
Es unos años después, en el 1004, cuando el Papa Juan XVIII le nombra Obispo de Ostia, Cardenal de la Iglesia, y Bibliotecario de la Santa Romana Eclesia. Curiosamente durante el tiempo que estuvo en estos cargos San Gregorio llegó a conocer nada menos que a cinco Papas; el último de ellos fue Benedicto IX.
Se dice también que en aquellos años una terrible plaga de langostas y de pulgón devastaba las mieses en las tierras próximas al Ebro. Y que los vecinos de estas tierras suplicaron al Papa Benedicto IX que hiciese lo posible por interceder ante Dios para poner fin a esta desgracia. En un primer momento el Papa ordenó que se hiciese un ayuno de tres días; sin embargo, dice la tradición que un ángel le reveló al Papa que lo correcto sería enviar a España a Gregorio, Obispo de Ostia. Y así se hizo.
Nos sigue diciendo la tradición que el tal Gregorio llegó primero a la ciudad de Calahorra, aquejados entonces sus campos por una densa nube de langostas, y que en ella, con su ejemplo, con sus predicaciones, y con sus oraciones, libró a la ciudad y a sus campos de tan temible plaga. De allí pasó a Logroño, a Santo Domingo de la Calzada, y a otras poblaciones del entorno; tierras estas, hoy riojanas, adscritas en aquellos tiempos al Reino de Navarra a cuyo frente estaba el rey D. García, el de Nájera, hijo de Sancho el Mayor.
Y por último, sigue diciéndonos la tradición que el 9 de mayo del año 1044 fallecía el Obispo de Ostia en la ciudad de Logroño; no sin antes haber dispuesto que tras su fallecimiento se cargasen sus restos sobre una mula, y que allá donde parase la mula por tercera vez, se le diese cristiana sepultura.
Aquél animal tuvo a bien parar por tercera vez en el valle de la Berrueza, encima de Sorlada. Allí fue enterrado San Gregorio.
Nos dicen algunos historiadores que con el paso de los años se perdió todo conocimiento sobre el paradero de sus restos, y que allá por el año 1266, a iniciativa de los obispos de Pamplona y de Bayona, se pudieron localizar los restos del santo.
A partir de aquél momento navarros y riojanos empezaron a venerar sus reliquias, poniendo al santo como intercesor ante cualquier mal que afectase a los campos y a las cosechas. El rector de la iglesia de Cábrega, un tal Egidio (o Gil, en castellano actual) llegó a contabilizar y a difundir un total de cinco hechos milagrosos, atribuidos a San Gregorio Ostiense entre los años 1293 y 1327. Este mismo autor, nos aporta entonces el dato de que en esa época algunos varones de la nobleza crearon una cofradía bajo la protección de San Gregorio, "que estaban sometidos a una Regla, y que se ejercitaban en meditaciones espirituales".
Pero realmente, como reconoce el sacerdote Angel Díaz de Cerio en su libro Estella, y su merindad occidental (1992), es a partir del siglo XVI, y de forma muy especial en los siglos XVII y XVIII, cuando el culto y la devoción a San Gregorio alcanza su momento álgido. En toda la geografía ibérica, y particularmente en Navarra, San Gregorio Ostiense es considerado y reconocido como Abogado contra las plagas del Campo. Los archivos locales de Navarra son una continua fuente de datos y de testimonios en donde queda perfectamente recogida la devoción y la fe que la sociedad rural tenía en este santo. Desde el propio Sorlada, hasta Olite, o el Roncal, por poner algunos ejemplos, vivieron en aquellas épocas auténticas expresiones de fe en torno a las propiedades milagrosas del agua bendita pasada por el cráneo del santo.
En el caso concreto de Isaba, el concejo de esta villa tomó el 10 de junio de 1679 el acuerdo de traer agua bendita de San Gregorio para bendecir los campos con ella. Dura debía de ser la sequía de ese año. Alguno se preguntará si aquellas bendiciones con esa agua milagrosa fueron efectivas en Isaba; no hay datos sobre los resultados, pero lo que sí es cierto es que desde el año siguiente, y por acuerdo municipal, los vecinos de Isaba deciden que el día de San Gregorio se guarde fiesta siempre.
Algunos historiadores o cronistas de aquella época, como A. de Salazar, nos aporta el dato de que hasta la basílica de San Gregorio Ostiense se acercaban miles de devotos de toda España que venían a recoger agua bendita pasada por la reliquia de la Cabeza del Santo. En el propio archivo existente en la Basílica encontramos el dato curioso de que había "dos docenas de camas con su ropa necesaria para que los devotos que suelen concurrir tengan dónde poderse albergar".
Estaba bien claro en la tradición popular que para conseguir la curación de los campos no era suficiente bendecirlos con agua bendita de San Gregorio, sino que esta, además de estar bendecida, tenía que haber pasado por la reliquia de la cabeza del santo, la Santa Cabeza. La bendición del agua se hacía siguiendo un rito -que también lo encontramos en otros lugares-; se trataba de pasar el agua por la urna de las reliquias del santo, que tiene un orificio superior y otro inferior. Esta urna, en este caso de plata, reproduce la cabeza de San Gregorio, y en su interior alberga la reliquia de su cráneo y otros pequeños huesecillos. El actual relicario de plata se hizo en el año 1728, y sustituía este a otro relicario del año 1511.
Así pues, hasta la Basílica llegaban incesantemente personas y solicitudes de toda la península; y el agua bendita que salía de allí lo hacía con el certificado correspondiente de autenticidad validado por el Capellán del Santuario.
El Voto de San Gregorio
La devoción al santo de Ostia, y los buenos resultados que los campesinos obtenían gracias a su mediación, hizo que por toda la geografía se fuese extendiendo su culto. Ya hemos visto el caso concreto de Isaba, que llegaron a decretar que se guardase fiesta el 9 de mayo en su honor; pero también nos encontramos con otras localidades de envergadura que se rendían ante las intercesiones de San Gregorio.
Un bando municipal del año 1575 nos desvela el dato de que la ciudad de Logroño tenía hecho voto de guardar fiesta el 9 de mayo en honor al santo. Esta ciudad, en la que vivió y murió el santo, mantuvo y fue fiel a esta tradición hasta el año 1809 en el que la Guerra de la Independencia, y los aires liberales que soplaron después, pusieron el punto final al cumplimiento de este voto.
Pamplona también llegó a tener su voto para honrar a San Gregorio en su fiesta del 9 de mayo. Este voto, inicialmente, se cumplía en la iglesia parroquial de San Saturnino, pero a partir del siglo XVII la celebración se trasladó a la Catedral, a la que acudían los fieles en procesión. Para esta jornada se traía agua desde la basílica de San Gregorio Ostiense, y con ella se procedía a bendecir los campos; también se ponía agua a disposición de los particulares que la deseasen, pero esta solo se podía recoger en la pila de la parroquia de San Juan. Este voto se perdió definitivamente en el año 1836.
A pesar de haberse perdido el Voto de San Gregorio en estas dos ciudades, en el año 1944 fueron los consistorios de Logroño y Pamplona quienes presidieron los actos, en la basílica, en los que se conmemoraba en novecientos aniversario de la muerte de San Gregorio Ostiense. Otras localidades que han llegado a tener su Voto a este santo han sido Calahorra, Alfaro, Corella, Cascante, Lerín, Larraga, Mallén, Carmona, Egea, e incluso la propia ciudad de Zaragoza.
En fín, la verdad es que se podría hablar mucho, y muy bueno, sobre la fiesta que hoy se vive en Sorlada, pero algo hay que dejar para otra ocasión. Lo mejor es verlo con los propios ojos, admirarse ante la grandeza de la Basílica y de todo su entorno, contemplar el rito de la bendición del agua, descubrirse ante la tradición continuada que hoy mantiene viva, y con buena salud, la Cofradía de San Gregorio, una cofradía que se mantiene activa desde el año 1298.
Ya sé, y no lo ignoro, que muchos historiadores han cuestionado no pocos aspectos biográficos de la figura de San Gregorio. Por ello cobra para mí especial valor el trabajo serio, y completo, que llegó a hacer el sacerdote Angel Díaz de Cerio, contrastando datos y documentos, poniendo sobre la mesa todas las fuentes documentales que se conocen, y, en consecuencia, poniendo en evidencia a aquellos pseudohistoriadores que se han limitado a hacerse eco, sin contrastarlo para nada, del dudoso trabajo de otros que les precedieron. Buena, muy buena la labor de investigación desarrollada por este sacerdote de Azuelo.
Al margen de ello, ahora que algunos se empeñan en tratar de documentar lo indocumentable, ahora que se pone de moda ese espíritu de ver para creer, como San Agustín; o de tratar de desmontar con datos e hipótesis la fe y la tradición secular… entiendo que San Gregorio es algo más que una figura humana, es una referencia y es una tradición que la fe de cientos de generaciones ha validado para siempre.
Feliz día a cuantos hoy se acerquen a San Gregorio Ostiense.
Fernando Hualde
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05/05/2006
Curas (IV)
1701 Nazar. A la muerte de Pedro Chasco intentan conseguir la plaza de cura Miguel Hernández (de Ubago) y Joseph Ortiz (de Otiñano) (Ollo C/1008 Nº 11)
1702 Otiñano. Miguel Hernandez renuncia a la plaza de tiene en Otiñano para conseguir la vacante de Nazar, los vecinos de Nazar presentan a Joseph Chasco (Ollo C/1012 Nº 21)
1657 El fiscal y Pedro Diaz, beneficiado de Nazar contra Bartolome Ortiz, beneficiado de Sorlada, Pedro Ortiz, abad de Nazar y el abad de Mués. Estando todos ellos jugando a la pelota en la trasera de la iglesia de Otinaño, discutieron sobre si una pelota había pasado o no la raya. Bartolomé dio una bofetada en el rostro al quejante, llamándole pícaro, desvergonzado y villano. A ello se unió el abad de Mués llamándole puerco... El abad de Nazar intentó matarlo con un arcabuz sin conseguirlo. (Oteiza C/1035 Nº 25, 247 folios.
1658 Nazar Gabriel y Jose`ha Diaz, herederos de Pedro Diaz, abad de Nazar, contra Pedro Ortiz, actual abad, sobre los pagos de 220 ducados... que le debía por haberle pagado a Juan Pontón, cantero que hizo las obras en la Parroquia. (Oteiza C/1041 Nº 9)
1659 Nazar Alcalde, regimiento y vecinos de Nazar contra Pedro Diaz, beneficiado, ya que siendo costumbre que el abad y los tres beneficiados hayan de dar cada año 46 cántaros de vino para el día de Pascua, el denunciado no ha querido darlos en los 4 últimos años. Pedro Díaz, a su vez reclama que le ddejen gozar libremente del pasto, leña y demas aprovechamientos comunes (Oteiza C/1043 Nº 25)
Herrikoia
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02/05/2006
Voces femeninas
Historia de una época con voz femenina
Ofelia Ábrego, de Igúzquiza, realiza una tesis sobre las mujeres de la Merindad de Estella durante y tras la Guerra Civil
FLECHAS y margaritas, socialistas, anarquistas, nacionalistas vascas e incluso religiosas se han convertido en las protagonistas de un trabajo de investigación que pretende sacar a la luz las vivencias de las féminas durante una época especialmente difícil para ellas, el período comprendido entre 1931 y 1950, que coincide con la Guerra Civil y la postguerra.
La tesis doctoral que está realizando Ofelia Ábrego, natural de Igúzquiza, por la Universidad inglesa Open University busca, según las palabras de su autora "recuperar la memoria de las mujeres navarras, las grandes olvidadas de la historia".
El estudio se ha basado en una serie de entrevistas a mujeres de la Merindad de Estella de todos los ámbitos del espectro político de la época. La autora, que ha recorrido buena parte de las localidades de la Merindad, ha hecho especial hincapié en la Guerra Civil y la inmediata postguerra.
Ofelia Ábrego, que ha retomado recientemente el trabajo tras un parón obligado debido a circunstancias laborales y familiares, reconoce que "a medida que vas hablando con unas y con otras te vas enganchando porque realmente tienen cosas muy interesantes que contar. En este sentido, Ábrego asegura que "en muchas ocasiones son experiencias muy duras que les han marcado tanto que recuerdan de manera casi fotográfica algunas imágenes. La mayoría tiene en la cabeza una imagen concreta y recuerdan incluso los olores o los sonidos".
La autora afirma además que "existe fuera de aquí un apasionamiento por todo lo que rodea a la Guerra Civil española. Por el contrario, aquí parece que todavía es un tema tabú. Es una pena que la UPNA no se muestre interesada en estudiarla a fondo ".
La tesis doctoral se va a centrar en mujeres de los dos bandos enfrentados ya que, como relata su autora "hay que recuperar la memoria de todas las mujeres y ver cómo afectó la guerra en sus vidas". Ábrego señala que "la mujer es la gran perdedora de todas las guerras. Ellas fueron las grandes calladas".
Dejar que hablen
El profundo trabajo que está realizando esta oriunda de Igúzquiza se caracteriza por el alto valor humano de los testimonios que han aportado sus protagonistas. "La visión de unas y otras es muy distinta. Hay algunas a las que todavía les cuesta hablar, que tienen ciertas reticencias, sobre todo entre las que sufrieron la pérdida de familiares. Y entre las del bando ganador, ahora aparecen ciertos remordimientos".
Ofelia Ábrego anima a "hablar con las abuelas. Nuestra gran riqueza es recordar lo que pasó y para ello es necesario escucharlas. Hay que dejarles que hablen después de tanto tiempo" La autora asegura que "una vez que se sueltan, se sienten cómodas y no dejan de hablar. Hay algunas especialmente significativas, como Antonia, de Nazar, que es un auténtico archivo andante. A sus 96 años, recuerda canciones de la República, versos, cánticos a la Virgen. También es interesante la aportación de Teresa, la última bandera republicana en la ciudad de Estella". Ábrego señala que "algunas tienen una entereza impresionante, te marcan. Al final, aunque vas buscando las líneas generales para tu trabajo, te quedas con las vidas concretas, con sus vivencias y enseñanzas".
Ofelia Ábrego ha visitado a las dos viudas de fusilados de Sartaguda que todavía viven. "Una de ellas fue a casarse por segunda vez. Sin embargo, al no reconocerse los asesinatos, se consideraba al primer marido como desaparecido. El cura le pidió el certificado de defunción, cuando la viuda había visto cómo se lo llevaba el propio sacerdote", relata Ábrego".
Por otra parte, en el otro extremo se sitúan las mujeres de la sección femenina de Falange o las famosas margaritas carlistas. Éstas últimas participaron durante la guerra en talleres de costura y se encargaron de cuidar a los heridos". En este sentido, la autora explica que "es importante señalar que durante la guerra, el momento más duro, todas ayudaron de alguna manera, bien ocultando al perseguido o, como las margaritas ayudando a los combatientes".
Ábrego explica que todavía no existe una fecha concreta para terminar la tesis, aunque asegura que "si quiero acabar es por deuda con ellas, por tratar de devolverles la voz que perdieron".
MAITE GONZÁLEZ
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