22/01/2006
Fuentes - Iturriak
No me preguntéis a qué se debe que se hayan agotado, que hayan desaparecido. Pues aunque respuestas tengo, debido a que las respuestas son siempre del mismo pelaje, es mejor que cada uno piense lo que quiera. Pero sin duda, algo habremos tenido que ver los hombres, con nuestras ansias de conseguir el máximo en el mínimo tiempo. Pero dejaremos estas reflexiones...
Fuentes en su día abundantes, hoy se pueden contar con los dedos de la mano. Balsas, estanques, pozos negros... Fuentes con nombres propios, otras, la mayoría, sin nombre, pero de aguas frescas y cristalinas. “Fuentes altas”, debajo de costalera, en la vertiente de Campezo, Orbiso y Zúñiga. A unos 100 metros escasos de la cima, cerca de la dormida, entre bojarrales, robles, y hayas. La “Fuente de los nenes”. –Si tenéis oportunidad no perdáis la ocasión de acercaros- se encuentra en la bajada hacia el Santuario de Codés, desde Joar, nada más bajar Joar y tomar el camino hacia los pedregales de la bajada hacia el santuario aparece marcada una senda hacia la izquierda. Fuente que mana de una roca, accesible gracias a unas escaleras de hierro, de chorro no muy abundante, pero que queda en el recuerdo de los que la han visitado. No perdáis la oportunidad de visitarla, merece la pena.
He aquí otras fuentes más cercanas del poblado. Por no estrujarme un poco más las neuronas hago caso a lo dicho por Alfredo Montoya, Máximo Lacalle Esparza (Pongo el segundo apellido, porque hoy me he enterado cuál es su segundo apellido, al leer el libro y me ha hecho bastante gracia que sea Esparza, pues en Nazar no conozco ningún otro), y Pedro Acha Villar, (que aunque tampoco conozco ningún otro Villar, ya sabía que éste era su segundo apellido) en el libro Nafarroako toponimia eta mapagintza ( Toponimia y cartografía de Navarra). La fuente de Jurda, la balsa, Balsarroya, el Cabezo, Chorrón, Entrecequias, Fuente la teja, fuentejuana, fuentilla, Pozonegro, reguillo, Las Vallejas, Acequia de la Villa... No no me olvido de las fuentes que manan en el mismo pueblo. Dos por lo menos...
Kattagorria
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17/01/2006
Riachuelos
La villa de Nazar, se localiza en un extremo del valle, el pueblo está construido junto al monte, las últimas casas del barrio de arriba, tienen como muga zonas de arbolado aislado. En su día las construcciones más alejadas fueron las ermitas ya inexistentes de Santa Lucia, justo encima de la era del carbonero, y la ermita del Cristo, en el otro extremo superior del pueblo, en lo que es hoy la era del Cristo.
Hoy hablaremos de los riachuelos del pueblo. Por el término municipal discurren varios riachuelos, el más cercano al pueblo, el más conocido ha sido y es el del chorrón; pero al que más partido le hemos sacado, el que que ha hecho que existiesen zona de regadío desde el camino de Otiñano, como los regadíos del Ceferino, hasta los regadíos del prado, en que medio pueblo tenía huertas, aunque fuesen un poco apartadas de la población. Este riachuelo, ayudado con las aguas de la fuentilla, han servido a parte de aguas para riego, lugar para recolectar berros, lugar de setales de chopo, lugar para cazar ratas de agua y especialmente para pescar los deliciosos cangrejos, en una época no tan lejana, tan abundantes. El segundo río que aunque no discurre por tierras nazarenas, al tener su nacimiento en Mataverde, y corresponder la presidencia de este terreno común para varios pueblos a Nazar, en los mapas y especialmente en los libros se puede leer que corresponde a Nazar. Río de mayor caudal que los anteriores riachuelos citados, y que en la juventud buenos quebraderos de cabeza nos dio a los jóvenes cuando teníamos la necesidad de atravesarlo para llegar a Mirafuentes o Ubago. Viajes más que habituales, en una época en que Nazar se quedó sin tienda, sin molinero, sin cerdo para cubrir a las cochas barriondas, sin herrero...
Más de una vez nos tuvimos que dar la vuelta por no haber podido pasar al otro lado. Ya que justo cuando se llegaba a Mirafuentes, a unos 70 metros de la tejería, el río Odrón atravesaba el camino, y por aquellos tiempos el rió bajaba con abundante caudal, y los terrenos estaban completamente embarrados, por lo que se nos hacía imposible lograr la otra orilla. Más de una vez, nos tocó, tirar los sacos para la molienda que iban en el caballo o en el burro, para que pudiese andar, y más de una vez nosotros mismos nos entorcamos hasta casi la rodilla. Recuerdo bien cuando a una amiga, no tendríamos más de 7 años que se le quedó la bota incrustada (entorcada) en el barro, sacó la pierna y luego no podíamos volver a por la bota.
Joarkide
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