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07/06/2010

Las personas de Nazar (I)

Me hubiese gustado haber conocido Nazar unos años antes, cuando verdareramente fue un pueblo fuerte, donde todas las familias trabajaban duro de sol a sol para poder subsistir.  Muchas han sido las anécdotas e historias que nos han contado nuestros padres y vecinos. ¿Pero qué difícil es hacerse una idea de lo que pudo ser, y de cómo actuaban las personas que vivían en aquellos años?

La realidad es que Nazar era un pueblo completamente diferente a lo que es hoy, las calles llenas de animales y gentes. La vida se hacía en la calle. Pocos eran los momentos de descanso, por lo que las piezas y los caminos estaban llenos de gentes.

No me es fácil imaginar la vida que tuvo que existir de 1918 a 1960 que es lo que me han contado, pero que no es fácil imaginarse, y menos cuando tan sólo nos han dado unas borrosas pinceladas. Los de mi generación hemos oído nombres y hazañas. Pero siempre como pinceladas aisladas, y casi sin cohesión. Recuerdo los nombres de Montoya, el herrero, el  Romero, el Guillermo, el Chicacho, el Felipon, el Undo, el Mónico... Pero siempre la misma historia y sin referencia alguna...

Está claro que es la vida, y a las generaciones venideras os pasará lo mismo con un montón de nombres que yo les pongo cara, y que los he conocido de primera mano. Nazarenos, cada uno con sus pecualiridades.

Aunque no es sencillo, voy a hacer un escueto recorrido por las casas de Nazar, recordándo a los que nos han dejado y un día vivieron con nosotros. Está claro que no me voy a meter en grandes berengenales, y que son apreciaciones personales, que tal vez no tengan nada que ver con la realidad. Ya se sabe que cada uno vemos la realidad de una manera diferente, por lo que lo que voy a contar en este apartado es lo que yo he percibido y sentido. Muchas veces, cuando no tenía más de cinco años, por lo que si a alguno le parece lo contrario o le molesta lo que voy a poner en este interesante apartado pido perdón por adelantado. Pero eso si, os diré que intentaré no molestar a nadie... Pero que también por otro lado quiero expresar lo que yo particularmente he percibido. Ya lo sé que es un asunto bastante arriesgado, pero el riesgo nunca ha sido obstáculo para no comenzar una actividad.

Por lo tanto repito, tan solo haré un breve recorrido y recordatorio de las personas que he conocido de Nazar, y que ya nos han abandonado. Aunque ya os adelanto, que tal vez algunas de las descripciones no tengan nada que ver con la realidad, ya que muchas no son más que el recuerdo que queda en un muchacho que no tenía más de cinco años. Y otra cosa importante, si por casualidad me olvido de alguién que sin duda alguna será así, también pido perdón por adelantado, ya que si algo tiene este blog o por lo menos cuando lo escribo yo, es la improvisación, ya que tengo por costumbre ponerme delante del ordenador y teclear conforme van surgiendo las ideas... También os adelanto que para que me salga un poco más natural voy a poner los artículos a las personas, que es como realmente las reconozco y seguramente a vosotros también os ocurre lo mismo.

Comenzaré por la primera casa del barrio de abajo. La casa de Atxa. En esa casa conocí a la Madre del Pedro, la señora Gregoria, que como la gran parte de las mujeres no era de Nazar, pero que también como la mayoría de ellas se acoplaron muy bien al pueblo y a las costumbres. Una mujer pequeña de estatura, vestida de negro. La recuerdo enseñando a andar a Bego y Jabi; y unos años después sentada en la cocina de casa, en una silla pequeña. En aquellos años, estábamos bastante en su casa, y en el frontón que está enfrente de su casa, y nunca nos riñó, ni nos regañó, ni tampoco a sus nietos.  Al Pedro todos lo hemos conocido.

En la siguiente casa, vivió Mauricio, parece que se casó, pero la mujer parece que no vivió mucho con él. Lo recuerdo como un hombre delgado. Chistoso y que con los niños se llevaba de maravilla. Tan sólo lo recuerdo enfadado con nosotros un día de los Santos Inocentes que le intentamos gastar una broma. No le sentó muy bien. Lo recuerdo jugando al mus en la taberna. Más de una vez los niños visitamos su casa oscura. La casa está hoy derrumbada, no queda más que el solar. La pieza que está junto al cementerio era de él, la que tiene una serie de moreras que en unos años eran muy visitadas por los niños y niñas del pueblo. En el pueblo ha quedado el dicho vas a acabar en la pieza del Mauricio, refiriéndonos al camposanto. Pronto vas a ir a criar malvas a la pieza del Mauricio.

Gerardo Luzuriaga

 

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