Ok

By continuing your visit to this site, you accept the use of cookies. These ensure the smooth running of our services. Learn more.

17/09/2011

Septiembre - Iraila

odeiak.jpgSeptiembre a nadie deja impasible. Los detractores de este mes argumentan que con él llega la rutina, la vuelta al trabajo, la oscuridad y los días fríos.

Sin embargo son muchos los que eligen septiembre como su mes preferido. Tal vez, el estar a un lado o a otro no solo sea un capricho de gustos, sino que vaya unido a circunstancias bastante más profundas, factores que están más unidos con la psicología personal de cada uno.

Los nostálgicos de septiembre apreciamos los atardeceres en que el sol justo brilla, que no calienta pero que se está a gusto bajo sus rayos. La atmósfera se vuelve grisácea, en que los paisajes, los mismos pueblos parecen entristecerse con los rayos inclinados del sol.

El silencio, el sosiego, la tranquilidad se apoderan del ambiente. Los pueblos se han quedado casi sin veraneantes, no se escucha más que el suave soplar del viento ni frío, ni caluroso. También los pájaros han dejado de piar alegremente y de moverse de rama en rama de los árboles.

Hasta las nubes parecen avanzar más rápido que de costumbre, especialmente aquellas un poco más cargadas y oscuras, que por momentos invadesn el firmamento para rápidamente abrirse  un hueco por donde de nuevo el sol sin apenas fuerza surge.

Mes apropiado para la nostalgia, en que los pensamientos del reciente verano se agolpan, vienen y van.  Én definitiva días tranquilos, sin mucho trabajo en el campo, días de espera también para nuestra marcha al colegio... Pero antes todavía nos quedaban unos días para poder pasear entre entristecidos y melancólicos por el camino de las viñas donde las uvas y los higos estaban a punto de madurar...

Gerardo Luzuriaga

Comentarios

A todo lo anterior es preciso añadir la sensación del fresco viento, y como no las últimas moras del verano...

Anotado por: Kattagorri | 22/09/2011

Ya veo que el mes de septiembre, quizá sea nostálgico sólo para algunos; pero como olvidar aquellos momentos en que los veraneantes se iban, especialmente las chicas con las que habías jugueteado durante los meses del verano se despedían por lo menos, por lo menos hasta navidad. Eran momento tristes, en que el tiempo, las nubes, el viento, el sol ya no tan fuerte, y especialmente las calles solitarias del pueblo ayudaban a sentir una especie de tristeza, que en realidad no era tristeza, ni mucho menos, porque también se disfrutaban estos últimos días de vacaciones, pero eso sí de una manera distinta, más tranquila y sosegada. Sin prisa, y medio solitario...

Anotado por: Joarkide | 28/09/2011

Los comentarios son cerrados