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12/11/2012

Los niños y niñas de Nazar hace 100 años.

Hace ya bastantes años cuando mi padre tenía 89 años, por lo tanto hace ya unos 15 años, una tarde de invierno le pregunté por los juegos más habituales de sus años jóvenes. Tomé unas notas y escribí en un cuaderno alguna cosa. Un año después o así escribí a máquina unos folios que los había dado por perdidos. Hace unas semanas los encontré.

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No es nada del otro mundo, tan solo se relatan los juegos tal como él  (José Luzuriaga, más conocido como el carbonero) los recordaba.

Nada más comenzar me dejó claro que los niños de su época no eran como los niños que corrotean por las calles ahora. No. Los niños jugaban, hacían trastadas como todos los niños; pero aparte de ello, ya con los cinco, seis años cada uno tenía sus obligaciones en sus casas.

Los niños y las niñas de su época tenían muy poco tiempo libre, aunque la escuela no tenía la importancia que tiene ahora, si que estaban escolarizados, aunque lo normal es que para los 11 o 12 años ya estaban trabajando en las labores del campo o del monte, y tampoco hasta esos años acudían habitualmente a la escuela, ya que cualquier circunstancia era suficiente para perder un día de algo que no parecía tener repercusión posterior.

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Ya con 6 ó 7 años cada uno tenía asignado unos cuantos quehaceres que iban aumentando proporcionalmente con la edad. Así con esa edad eran los que traían las "estillas" para el fuego, llenaban las "pajeras" con la paja que se tiraba por un agujero del pajar. Igualmente se encargaban de llevar las vacas al bebedero, de atar los animales de tiro en las "piezas" para que comiesen la hierba o la paja de las "rastrojeras". Otra de los quehaceres habituales consistía en traer berzas de los huertos para la calderada de los "cochos", recoger hierbas y "lechocinos" del campo para los conejos. Ya con algún año más los niños nos encargábamos de llevar a las cerdas al macho para que se quedasen preñadas.

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Los días de aquella época estaban marcados por las campanas de la torre de la iglesia, que daba el Ángelus, las oraciones... Con el toque de oraciones los niños y niñas se retiraban a sus casas, no sin olvidarse de llevar a casa las cabras que traía el cabrero del monte.

 

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Por descontado que en las épocas de la siembra, de la siega o de la trilla también los trabajos de los niños se intensificaban, los  más pequeños se encargaban de traer "el barril" con agua de la fuente, de recoger los "líos" de los "haces" que se iban introduciendo en la trilladora, y siempre era preciso estar cerca resto de los mayores para lo que fuese necesario, normalmente mandaban a cualquier recado, por muy cerca que estuviese, normalmente los mayores usaban una frase muy parecida a esta: "hala fulano vete,  corre y trae...", "vete, corre y dile..."

Gerardo Luzuriaga

 

 

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