15/11/2012
Juegos en La Berrueza: la pocha
Sigo con lo relatado por el carbonero de Nazar sobre la juventud de hace 100 años. El tiempo trascurrido es mucho, por lo que nos debemos hacer una idea de lo que era el pueblo hace esos años. Un pueblo con una gran cantidad de niños y niñas. Me imagino que en cada casa habría como mínimo un número de cinco seis criaturas. Y todas las casas del pueblo estarían habitadas por lo que la población de Nazar podría rondar los 200 habitantes.
Nada que ver con lo que podemos imaginar hoy.
En el pueblo no existía la electricidad, ni el agua corriente en las casas. La vida se hacía en la calle, eso sí hasta que anochecía pues una vez que anochecía el pueblo era envuelto por una gran escuridad. De ahí el dicho que nos ha llegado hasta nosotros de "hala ya ha llegado la hora de que los niños y niñas os vayáis para casa que se van a caer los tejados".
Un juego habitual era "la pocha", con este nombre describió el carbonero a lo que hoy conocemos como el juego de la pita. Se comienza marcando con un "clarión" o un trozo de teja o de yeso siete cuadrados que representan los días de la semana. El juego consiste en pasar al "kirikojo", a la pata coja un trozo de baldosa, teja o piedra lisa por todas las casillas sin que se pise la línea en el momento de adelantar la piedra con el pie, y sin que la piedra se quede parada en alguna línea del recuadro.
Juego bastante sencillo y fácil. Lo más difícil sería encontrar un lugar llano y con cemento. La piedra se podía tirar con la mano o con el pie, según se hubiesen puesto las normas. Al lanzar la piedra debía quedarse en el cuadro apropiado y no podía quedar encima de ninguna raya. Cuando se llegaba a los dos cuadros finales se apoyaban los dos pies y se daba la vuelta.
Otro de los juegos "la mona", "la chota", "el orón", "la poya" las cartas se echaban cuando había que decidirse algo importante entre el grupo se cogía una baraja de naipes y al que le tocase una carta ya determinada era al que le tocaba realizar la actividad. Es curioso pero según mi padre, tan solo se hacía esto cuando conllevaba algo que no era muy beneficioso para el elegido. Ya que cuando era al revés normalmente estaba predeterminado ya anteriormente. Normalmente cuando era para algo bueno siempre eran los mismos y de las mismas casas a los que se elegía.
Las cartas por tanto solamente se echaban para cuando había que hacer algo arriesgado o algo que no era del agrado de nadie. Había varios días del año que siempre se hacía así. Eran momentos importantes y de tensión. Las cartas se echaban los días de Santa Agueda, jueves de Lardero, Judas... y al que le tocaba la carta que se había elegido era en la casa donde se hacía la merienda de ese día.
La mona, la chota era la sota de oros, y el orón y la poya se correspondían con el as de oros. Antes de repartir las cartas se decía cual era la que ese día iba a ser la carta principal. Se repartían hasta que aparecía esa carta y al que le tocase era en la casa donde se hacía la merienda con los productos recogidos por las casas del pueblo.
G. L.
10:06 | Permalink | Comentarios (2)
Comentarios
Mira que tienes temas, cuando ya parece que es imposible tratar sobre algo, te sacas un tema de la boina. Y además siempre interesantes y con una relación directa con el pueblo. No acabaré nunca de sorprenderme.
Anotado por: Anónimo | 15/11/2012
Anónimo ya es hora de que te identifiques, aunque que sepas que yo estuve en la página de Iguzkitza mas de un año con el nombre de "infiltrau" y yo me lo pasé en grande y creo que los seguidores de la página de Iguzkitza también.
Bueno, pues que sepas, que los temas se me van acabando, si. Pero que intentaremos estrujarnos un poco las neuronas y con la ayuda del resto de los del valle y especialmente de los nazarenos y nazarenas seguiremos aburriendo o deleitando a los seguidores de este blog.
Anotado por: Gerardo | 15/11/2012
Los comentarios son cerrados