29/11/2012
Juegos de La Berrueza: hiloveo
El hiloveo es muy semejante al esconderite, al "escondite" como decimos por aquí. Se elegía un lugar concreto donde el que la pagaba contaba hasta 100, mientras el resto buscaba un escondite donde no fuese visto y también estuviese bastante estratégicamente colocado para poder salvarse, cuando al que le tocaba buscar al resto de participantes abandonase la base donde los jugadores podían salvarse si llegaban antes que él al lugar que se había elegido como base.
El corroncho de la patata, las niñas y niños se ponían en corro para agarrarse de las manos sin soltarse para dar vueltas y más vueltas de manera pausada cantando esta canción: Al corro de la patata, que comemos en ensalada, la que comen los señores, naranjitas y limones. Alupé, alupé, sentadita me quedé. Cuando se decía alupé, alupé todos se inclinaban y al final del juego todos acababan sentados en el suelo. Al principio se empezaba muy suave para ir aumentando el ritmo con lo que al final se acababa con un ritmo trepidante, de manera que cuando todavía no nos habíamos levantado ya nos teníamos que sentar de nuevo.
Peonza. De vez en cuando todavía se pone de moda este juego también llamado de la trompa. En el tiempo de mi padre eran ellos mismos los que se las fabricaban. No se necesitaba más que un trozo de madera con una punta de hierro o acero en el extremo sobre la que giraba y giraba la trompa.
Juego del Corroncho o aro. Uno de los juegos más divertidos y en el que participábamos la mayoría de los niños. El juego consistia en hacer rodar un aro de hierro que en Nazar le llamábamos corroncho, el cual lo sacábamos de cualquier utensilio que tuviese un aro de hierro. Aunque usábamos los aros de cualquier diámetro, los mejores y los más cotizados eran la base de unas calderas de zinc de un diametro de unos 40 centímetros. Pero lo dicho, cualquier aro de hierro era aprovechable. Muy corrientes eran las bases de los calderos, aunque eran de un tamaño bastante más pequeño. Mi padre recordaba haber corrido por las cuestas de Nazar con los aros de hierro de las viejas cubas de vino, que podrían ser bastante más altas que los que las manejaban.
Era precioso ver a la mocetería con sus corronchos por todos los lugares, caminos, cuestas arribas, ribazos, no había lugar que se resistiese...
El siguiente instrumento necesario para manejar el corroncho era el gancho, que normalmente se hacía con el asa de algún caldero viejo. Era todo un arte elaborar este gancho. En un extremo se retorcía el hierro de forma que se le daba forma de un cuadro abierto por un lado, el cual se introducía en el aro y se manejaba a las mil maravillas. También pasábamos el tiempo elaborando mangos de madera la mayor de las veces decorada con incisiones y figuras.
Era bonito ver a toda una gran cuadrilla por las calles del pueblo a toda la velocidad, y también por los lugares más insospechados nos introducíamos con este artilugio.
Gerardo Luzuriaga
08:31 | Permalink | Comentarios (3)
Comentarios
Aizu Gerardo, ¿hiloveo hori ez da izango y lo veo? Galdetzeagatik eh... Gainontzekoa primeran, hori da ekoiztea, harrituta geratzen naiz hainbeste mezurekin... Eskerrik asko...
Anotado por: Frantzis | 29/11/2012
Kaixo, Frantzis: egia esateko nik ez daukat ideiarik, baina esaten duzunak logikoa dauka. Agian nire aitak jakingo zuen zergatik zer eta nola zen soilik dakit nik apuntatu nuela hiloveo, eta berak ahoz esan zidanez auskalo... Y lo veo izan zitekeen bada jokuan bista garrantzitsua baitzen.
Laster arte
Gerardo
Anotado por: Gerardo | 29/11/2012
Gerardo, muy interesantes la recopilación de juegos infantiles que estás haciendo. Hace unos cuantos años, en la escuela pública, organizamos unas jornadas culturales sobre los juegos infantiles en las distintas partes del mundo y vimos que muchísimos coincidían (las tabas, palillos, el esconderite, juegos de corro, etc). Ganamos un premio y fuimos a Madrid a recogerlo.
Anotado por: María Jesús | 30/11/2012
Los comentarios son cerrados