08/05/2013
San Gregorio (I)
SAN GREGORIO. Hoy vamos a ascender a una colina, desde la cual se aprecia una de las panorámicas más preciosas del Valle de La Berrueza. Desde aquí se ve media ribera navarra, si miramos hacia el sur; y qué decir si miramos hacia el oeste, se aprecia una de las vistas más preciosas de la Sierra de Codés, con Joar al fondo.
Vista que no es habitual para los de Nazar, y mucho menos para los de Mendaza, Asarta o Acedo. Todavía recuerdo la primera vez que subí a San Gregorio y me di cuenta de la preciosa estampa que va desde Cábrega, Ubago, Mirafuentes hasta Otiñano con los montes encima. Aunque todo esto no es preciso explicarlo y con una sola foto de Kiketxo es suficiente para apreciarlo.
Los alrededores también son encantadores, las rocas con el paso del tiempo y la acción del viento y la lluvia han hecho que solo queden ciertos picos labrados por el mejor cantero de los alrededores, el paso del tiempo.
San Gregorio ha estado presente en los habitantes de Nazar como en el resto de los pueblos. Está ubicado en un lugar estratégico, dominando y guardando el valle. Anteriormente a que el burro que llevaba al santo se parase en esta cima, y se construyese la iglesia con su nombre existía una ermita bajo la advocación de otro santo, el cual aunque no ha sido olvidado del todo, pasó a un segundo plano. A rey muerto, rey puesto.
El caso es que San Gregorio adquirió fama no solo en el valle, si no también en pueblos alejados del santuario y también de otras provincias. Para los pueblos de La Berrueza, la llegada de la Cabeza de San Gregorio era un acontecimiento. Recuerdo ir de monaguillo con la cabeza, las cruces hasta Disiñana donde nos esperaban los monaguillos de Asarta. Igualmente era importante el día que se traía la cabeza y antes de misa las mujeres pasaban con sus recipientes para llevar a casa el agua que se había pasado por la Cabeza de San Gregorio. La bendición de los campos contra las plagas y todo eso seguro que además de haberlo visto en los pórticos de las iglesias, lo hemos oído cientos de veces…
La iglesia también merece la pena visitar. Tal vez se trate del barroco más precioso de Euskal Herria. Mucho podríamos hablar del arte, del santo, de las plagas... pero eso aparece en cualquier libro y ahora en cualquier página de internet se puede consultar. Prefiero recordar los sentimientos de la niñez. A decir verdad no sé por qué razón nunca me tocó bajar a la romería de mayo. Aunque si recuerdo los regalos que nos traían nuestros hermanos mayores, o un reloj de plástico de colores, una pistola de agua o una máquina de fotos también de plástico... Una de esas tres cosas y ninguna otra...
Gerardo Luzuriaga
18:09 | Permalink | Comentarios (0)
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