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02/04/2014

Gerardo Luzuriaga académico de Euskaltzaindia

Académico de la lengua vasca (Euskaltzaindia). Comencé a estudiar euskera con 25 años, aunque en realidad no fue hasta los 28 cuando lo hice con seriedad, fue cuando nos trasladamos a vivir a Oñati.

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Nada más llegar a Oñati, me di cuenta de la necesidad de aprender nuestro idioma, no solo para integrarme en Oñati, sino especialmente para vivir como un euskaldun más en Euskal Herria. Así lo pensé y así lo hice, desde ese momento no he cesado en el intento y día a día voy aprendiendo algo nuevo de este bonita lengua que siempre la he considerado como la mía, aunque como comentaré más adelante, no tuve ni oportunidad, ni necesidad de aprenderlo, pues en la zona en que nací, y viví hasta los 25 años había desaparecido ya hacía  unos siglos.

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No puedo decir que no haya sido un camino costoso, he estado matriculado en decenas de euskaltegis, hasta el punto de no recordar los nombres de todas y todos los profesores, aunque si las caras. Vaya desde aquí el agradecimiento y reconocimiento. Profesores, vecinas y vecinos de Oñati, junto a los miembros de Joana Albret Bibliotekonomia Mintegia tienen mucha culpa del amor que tengo por esta lengua.
 
Desde aquel día en que llegamos a Oñati hasta hoy sigo intentando mejorar el conocimiento de la lengua que también perteneció a nuestros antepasados. En todos los campos de la vida he hecho todo lo posible porque el euskera tenga por lo menos el mismo tratamiento que el castellano. Por ejemplo, cuando fui responsable de la Biblioteca del Instituto Vasco de Educación Física el catálogo de los fondos documentales lo elaboramos en euskera, cuando en todo Euskal Herria solamente las Bibliotecas de Euskaltzaindia y HABE así lo hacían; pertenezco a varios grupos profesionales preocupados por la situación de la lengua vasca, por ejemplo Tiraka, Geu Geu, Joana Albret Bibliotekonomia Mintegia.

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He luchado y sigo luchando porque el euskera no sea una lengua inferior al castellano en nuestro país. Puede ser por eso por lo que el año pasado de 2013 la Real Academia de la Lengua Vasca me nombró euskaltzain urgazle. Intentaré seguir los pasos de los euskaltzainas de Tierra Estella que me han precedido, verdaderos revolucionarios de su tiempo, tiempos difíciles para la lengua vasca, que no son otros que Felipe de Murieta, Juan de Biurko de Bargota, y Laura Mintegi de Estella.

Los tres también euskaldunberris, aunque la madre de Felipe de Murieta era euskaldun de nacimiento.


 
***
Nací en Nazar el 26 de octubre de 1956.

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Nazar está ubicado en un lugar privilegiado del valle de La Berrueza, en un pueblo precioso y muy pequeño de la Merindad de Estella, de la Tierra Estella, en el lugar en que Pablo Antoñana denominó la República de Joar.
 
Ez un pueblo de agricultores y ganaderos, en aquellos tiempos la población era de unos 150 habitantes, para esas fechas ya muchas familias habían tomado el camino de las ciudades, muchas fueron las casas que comenzaron a quedarse vacías.

Nací y viví en un pueblo peculiar, solo unos 10 años antes de nacer llegó la electricidad y el agua corriente a las casas, conocí a las mil maravillas los candiles, las linternas con las velas, no conocimos ni las lavadoras, ni la televisión, ni los frigoríficos, ni los wateres… tampoco los tractores habían llegado al pueblo.
 
En casa cientos de veces oí con preocupación, como hablaban los padres entre si y con los vecinos sobre la posibilidad de trasladarnos a la ciudad, a pesar de que por una razón o por  otra al final siempre nos quedamos en el pueblo, de lo cual me alegro, viendo como el resto de los padres de  mis amigos vendían sus pocas pertenencias, hacían las maletas y se iban para siempre a la ciudad.

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Cuando tenía unos tres años apareció el primer tractor en el pueblo, aunque conocimos uno más antiguo abandonado en la un cobertizo de una era, con ruedas de hierro que nunca lo vimos en marcha.

Los bueyes que conocí en la cuadra de casa muy pronto los vendimos, y la mayor parte de las tierras, las mejores las dimos a medias a un vecino del pueblo que había comprado un tractor, el hacía las tareas del campo y se quedaba con la mitad de los beneficios. Ese era el contrato habitual de aquellos años, en que los que no tenían tierras suficientes para gobernarlas con la maquinaria recién llegada, cedían las mejores tierras a medias.

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Mi padre para esos años ya era pastor de ovejas, estaba contratado para un vecino de Asarta que se había quedado con las hierbas de Nazar.
 
Nací en el mismo pueblo, en Nazar, por aquellos años las mujeres daban a luz en el  pueblo, no había costumbre de ir a Pamplona a dar a luz.

La juventud la pasé en el pueblo en plena libertad, la escuela no tenía la importancia que tiene ahora. La maestra para los años 60 estaba más que desilusionada, solo pensaba en su jubilación, rondaba los 65 años, por lo que aprendimos mucho mejor el manejo del azadón, hacha, hoz y hasta la guadaña que la escritura y la lectura.

Fui el sexto de una familia de siete hermanos, aunque el anterior a mi murió  a las dos semanas de vida; para cuando yo nací mis dos hermanas mayores ya estaban en Bilbao de sirvientas, al igual que mi hermano mayor marchó a  Elorrio cuando yo tenía cinco años.

Con diez años me enviaron de seminarista a los Escolapios de Estella, los primeros años fueron un horror, ya que justo sabía leer… Logré acomodarme y permanecí con los curas  sin muchos problemas hasta los 19 años.
 
Todas las vacaciones las pasé en el pueblo, Navidades, Semana Santa y Verano. Las vacaciones de verano por aquellos años eran de cuatro meses pasados, por lo que seguí la vida del pueblo como el resto de vecinos. Especialmente en verano todas las manos eran necesarias para las labores del campo, especialmente en nuestra casa que todavía cultivábamos alguna finca a la antigua usanza, es decir se segaba a mano y se trillaba con trillo. Igualmente tomé parte en el resto de actividades, acudía a las fiestas de los pueblos de alrededor y visitaba las discotecas de la zona (Trovador, Oasis, Naxos en Estella, Yerti en Campezo, Margan en Los Arcos)...

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Hasta los 14 años no tuve conciencia política, ni tampoco conciencia nacionalista, hasta esa fecha asumía sin crítica alguna  la sociedad de aquellos tiempos, que no era otra que el franquismo.

Nací en una familia normal, no se diferenciaba en nada al resto de las del pueblo, ni en política, ni en religión, ni en el seguimiento de las costumbres… Una familia más del pueblo. Aunque estábamos suscritos al  Pensamiento Navarro, no creo que nadie, y mucho menos mi padre, que era el que leía el periódico se enterase de la ideología del periódico, yo creo que se compraba ese periódico por costumbre, pues mi casa no se identificaba justamente por ser más tradicional, religiosa o de derechas que el resto, en cuanto a religión diría yo que fue de las más laxas, aunque se rezaba el rosario por las noches y se acudía puntualmente a los actos religiosos.
  
 Viví la juventud en el ambiente del pueblo, sin criticas, y siguiendo la corriente de aquellos años. Todos éramos seguidores del Real Madrid, nos gustaban los toros y el boxeo.

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No sé concretamente a que se debió el cambio, ni cual fue la circunstancia del cambio, pero si que me volví crítico con la religión, con las relaciones sociales, con el capitalismo, el machismo y especialmente con el franquismo. Di un gran vuelco de pensamiento tanto en política, como en la vida cotidiana, me comencé a plantear asuntos que hasta ese momento habían sido normales.

El cambio no surgió de repente, ni de un día para otro, sino que fue un proceso largo y sin ser consciente.

 Me interesaron temas sociales, políticos, lingüísticos, aunque ni se me pasó por la cabeza aprender euskera, en aquellos años era impensable, además no sentía la necesidad de saber euskera para sentirme vasco. Como navarro, me sentí más vasco que el resto de los vascos. 
 
A los 19 años me trasladé a Valladolid, donde realicé los tres primeros años de la carrera de Filosofia y Letras. Cuando abrieron la Facultad de Historia y Geografía de la Universidad del País Vasco, me vine a Vitoria a hacer cuarto y quinto curso.

La mili la hice en las ciudades de León, Toledo y Burgos.
 
Me trasladé de nuevo a Madrid, donde estuve dos años contratado en la Hemeroteca Nacional y en el Instituto Bibliográfico español. Se me acabó el contrato y volví de nuevo a Nazar, pasé tres meses, hasta que conseguí un contrato de seis meses en el Ayuntamiento de Bergara.

Me casé a los 25 años con una bilbaina, Inma y vivimos en Bilbao tres años, durante alguno de esos años anduve de pueblo en pueblo de Bizkaia elaborando el censo de archivos contratado por Eusko Ikaskuntza.

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Con 28 años nos transladamos a vivir a Oñati, Inma sacó una oposición en la Diputación de Gipuzkoa, realicé el censo de bibliotecas de Gipuzkoa, también contratado por Eusko Ikaskuntza, y aproveché para escribir varios libros sobre la Universidad de Oñati, hasta que saqué las oposiciones del Gobierno Vasco de documentalista, sería allá por 1990.
 
En Oñati tuvimos dos hijos  (Jon e Izar)  y vivimos hasta el año 2000, que nos trasladamos a Vitoria,  donde vivimos en la actualidad.

Comentarios

Egun on,

Gerardo Luzuriagarekin kontaktuan jarri nahiko nuke "Aita Donostia"ren asunto batetikan.

Nire izen abizenak: Consuelo Zaragüeta Zulaica
Telefonoa: 699 42 69 78
Email: pozkialaia@yahoo.es

Mila esker!

Anotado por: consuelo | 22/04/2015

Dagoeneko korreoz jarri gara harremanetan, eta bilatzen duzuna, konponduta eta aurkituta omen dago. Ederki. Eskerrik asko emandako konfiantzagatik. Laster arte, Consuelo.

Anotado por: Gerardo | 26/04/2015

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