Berrotza / Berrueza

Los lavaderos hoy día han perdido el protagonismo que tuvieron en su día. Todos los pueblos tenían el suyo. Pocos podrán acordarse ya de cuando en las casas no había ni agua corriente, ni luz eléctrica. Eso sí que fue revolución y no la televisión y el Internet. Pasar de tener que ir a la fuente, al pozo a por agua, y tenerla en la propia casa.

Los lavaderos, las fuentes, los pilones tenían vida propia, ahora están remozados, y dan gusto verlos; pero ya no tienen la actividad que tenían hace 50 años.

En Azuelo, se han restaurado los dos lavaderos que había, y no solo contentos con eso, sino que cada año se hace una excursión por los pueblos de los alrededores con la excusa de visitar sus lavaderos.

Este año, ha sido la IX edición, con éxito completo más de 90 personas nos reunimos para comer, salimos a las 9 del lavadero de Azuelo, el día nos acompañó, ni excesivo calor, ni lluvia, ideal.

Las fotografías las podréis ver muy pronto en la página de Azuelo, esta vez he decidido ir de turista; pero sin cámara, que es verdaderamente como se disfruta del paisaje y también de la conversación. Después de este paseo (unos 20 kilómetros) creo que me costará echarme de nuevo la cámara al hombro. Menuda gozada.

La subida un poco pina, pero tira, la fuente  casi al llegar a la cima ayuda a hacerla más liviana. Desde la cima, se aprecia la Sierra de Codés, cercana y majestuosa.

En un periquete llegamos a Bargota, un pueblo bien cuidado y con casas señoriales. Será cuestión de volver sin prisas. Almuerzo de dos huevos con panceta y chistorra con un buen vino de la bodega BIURKO, en el precioso frontón de Bargota.

Merecen la pena las vistas desde este pueblo, cada uno está acostumbrado a ver las zonas desde puntos diferentes, esta es una vista que todavía no la tenía, y verdaderamente es espectácular. La sierra majestuosa de Codés, también las estribaciones de Kostalera y las peñas de Nazar, San Gregorio, Monjardín y Montejurra.

Parada en el lavadero, que se encuentra en las afueras junto al camino para Espronceda, y casi en procesión llegamos al lavadero de Espronceda, este año, sin agua, pero con una buena cubierta, antes de llegar a Espronceda pudimos ver los caminos que salen para Desojo, Mirafuentes y pudimos darnos cuenta de los pocos kilómetros que separan estos pueblos de La Berrueza, un monte pequeño y ya estamos en Ubago, Mirafuentes u Otiñano.

Una pequeña parada para comer unas naranjas en la plaza del pueblo, y camino hacia Torralba del Río, donde el alcalde nos esperaba con cervezas y cocacolas refrescadas en el agua fresca que baja de las montañas de Codés.

A la salida de Torralba hacia Azuelo pudimos admirar también otro precioso lavadero, pasamos por la ermita de San Simeón y sin darnos cuenta hacia las dos estábamos ya en Azuelo. Un paseo  ameno.

Hasta la hora de la comida el grupo Goraño de Bargota nos amenizó la mañana con una batucada ininterrumpida. La comida y la tarde se pasaron en un santiamén. Un día redondo. Y una nota en la agenda para volver a ver Bargota como se merece.