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16/04/2018

Homenaje en Mues a los fusilados en 1936

El día 21 de abril, sábado a las 12 del mediodía se va a celebrar  en Mués un homenaje a los fusilados de Mués en la Guerra Civil. Se va a levantar un monumento en el parque que se encuentra detrás de la iglesia.

 

 

 

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LA MEMORIA LEVANTA EL VUELO EN MUES.

 

Carta de Izaskun Moyua Pinillos, nieta de un fusilado

 

El día 18 de julio de 1936, el día del golpe de estado franquista, el pueblo de Mues fue testigo de un horror que luego se repetiría en tantos otros pueblos de Navarra. Tocaron las puertas de las casas y aprovechándose de la sorpresa y la nobleza se llevaron a tres hombres: Lucas Ortega, Ramón Pinillos y su hermano Corpus. Ramón era mi abuelo. Tenía 36 años, esposa, tres hijos y tres hijas, de seis meses la pequeña y once años el mayor.


Mes y medio después, el 7 de septiembre tras noches y días de sufrimiento y cárcel, fueron vilmente asesinados junto a seis mozos de Andosilla en un lugar, poco antes de una revuelta, pasado el pueblo de Oteiza. Les sacaron atados de la cárcel de Estella y les dijeron que les llevaban al Fuerte San Cristóbal, pero sus vidas, como las de otras 3.400 personas acabaron rotas y esparcidas en los campos navarros. Mi abuelo Ramón y sus compañeros no estuvieron en ningún frente de combate, no participaron en ninguna guerra civil. Fueron ejecutados, fusilados y enterrados en una cuneta. Ese día, y otros posteriores, cayeron sobre Mues y otros muchos pueblos, mantos negros de olvido y silencio.


Quienes denunciaron, quienes aplaudieron, quienes pudiendo evitarlo no lo hicieron, pisaron durante años la misma tierra roja que mi abuela, Julia Monreal, arañaba con sus manos, en el acto más valiente de supervivencia humana. Respiró entre lágrimas de pena y soledad el mismo aire claro y durmió durante noches y noches, bajo el mismo cielo estrellado. Durante toda la dictadura de Franco, su familia hemos ido tejiendo trozos de recuerdos de unos y de otras, a veces gritándole duro al silencio, buscando rescatar de las profundidades algunos de los tesoros que nos acercaran un poco más a él. No tuvimos siquiera el denunciado carnet de la UGT.

 

Un manto de olvido cayó sobre sus jóvenes vidas. Nadie hablaba de ellos ni preguntaban cómo se vivía sin ellos. Con la democracia, tampoco llegó la solidaridad ni el reconocimiento, no hubo gestos de complicidad. Tiempos pasados, tiempos muertos.


Pero el libro vivo de la historia no se escribe con páginas blancas, y el pasado sábado 10 de mayo de 2008 en Sartaguda, se llenó la página del Parque de la Memoria, con letras de valor y llanto. Los nombres de los tres amigos asesinados sonríen desde el muro y ese día, por primera vez, entre desconocidos amigos, pudimos llorarles sin miedo, seguir los ritos de un duelo a destiempo, esparcir flores y brindar por ellos.


Mi madre, la hija mayor de Ramón y Julia, nos enseñó ese día, una vez más, la grandeza de lo más grande: vivir traspasando la negrura, sobreviviendo a los deseos de venganza, dejarnos caer sólo para tomar impulso y continuar avanzando, cultivar con la cabeza bien alta una dignidad humana que nos hace seres libres y maravillosos.


En Sartaguda, en el Parque de la Memoria, tres generaciones de descendientes de mi abuelo, abrimos el manto del recuerdo y la esperanza. Lo pudimos hacer gracias al trabajo y esfuerzo de personas que no conocemos y que han investigado, escrito, esculpido y organizado para nosotros un escenario entrañable que nos proporciona comprensión y paz. Nuestro agradecimiento sincero a todas ellas.


Hubo también ese día huecos difíciles de llenar. Algunas personas no han podido llegar, se fueron yendo por el camino, aunque nos han acompañado en nuestros corazones. Otras han podido y no lo han hecho.


Dicen que al clarear el 7 de septiembre del 36, tres palomas blancas volaron desde la Virgen de la Cuesta, desplegando sobre Mues sus alas de justicia y libertad.


Ojalá el corazón de ese pueblo que los vio nacer se estremezca de emoción hoy, 72 años después, cuando una mañana de estas las veamos majestuosas levantando de nuevo el vuelo.

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