Ok

By continuing your visit to this site, you accept the use of cookies. These ensure the smooth running of our services. Learn more.

25/09/2009

Orendain

 

curas.jpgLos patios del Colegio no tenían puertas, todo estaba abierto, el campo de fútbol era de tierra, el frontón cerrado y bastante hermoso. Se respiraba una libertad, una tranquilidad y un sosiego que aunque el ambiente no se parecía a nada al pueblo navarro del que iba, había ciertas similitudes que me inspiraron una confianza y una serenidad nada habitual el primer día de haber dejado el pueblo.

 

Teníamos una huerta, cuidada con esmero por el padre más anciano de la comunidad. En el Colegio estábamos unos 60 alumnos y 6 curas.

 

Desde el primer día me di cuenta de que no tenía nada que ver con el colegio de Estella, a pesar de tratarse de la misma comunidad. Se respiraban otros aires bastante más liberales. Los estudios los realizábamos con el resto de los alumnos del colegio de Tolosa, en los dos edificios que tenían en la plaza del triángulo,  lo que hoy es la casa de cultura y unos edificios modernos que dan al río Oria. Todas las mañanas subía un autobús con los colores y el escudo de la Real Sociedad. Una vez en Tolosa, cada uno nos distribuíamos en la clase que nos había correspondido, como un alumno más del colegio, sin privilegios ni desventajas. Una vez acabadas las clases teníamos tiempo para pasear por las calles de Tolosa, para hablar con la gente, y especialmente los lunes acudir a la plaza del ganado para ver las vacas y los utensilios de los vendedores que se apostaban en los arquillos de la plaza: rastrillos, hoces, horcas, azadones, layas… A las cinco de la tarde nos recogía de nuevo el autobús y nos subía al colegio de Orendaín, donde todavía teníamos una hora y media para hacer deporte, y el resto del tiempo para oír misa, estudio, cenar y las oraciones.

 

El régimen implantado por la comunidad de padres era de lo más liberal y progresista que se podía esperar por aquellos años del franquismo. Existía plena libertad para exponer nuestras dudas, nuestras vacilaciones y nuestras pedradas. Se acabó el oscurantismo, el miedo y los castigos sin sentido. Se impuso el razonamiento, la cordura y la lógica. Todo se podía discutir. Nuestras lecturas y las lecciones que recibíamos estaban basadas en la filosofía del Concilio Vaticano II.

 

Sin embargo no fue sencillo despojarnos de todo lo que se nos había inculcado en el seminario de Estella. No fue un cambio radical, si no que fue un proceso bastante largo, y que no todos pudimos desprendernos de las ideas y de lo aprendido en el colegio de Estella. En cierto modo no todos estábamos preparados para romper con todo un pasado que había calado hasta lo más hondo de nosotros. Y por otro lado, tampoco pensemos que la vida en un seminario por muy liberal que fuese, no estaba limitada por una serie de principios que estaban claramente definidos. No olvidemos que estábamos preparándonos para ser futuros sacerdotes.

Katagorri

Comentarios

Hola,
Me ha sorprendido encontrar de pura casualidad este blog. He estado leyendo con auténtica fruición los escritos relacionados con Orendain y Escolapios y todos los recuerdos que se plasman de una época pasada.
El caso es que yo estuve también en Orendain durante un año. Me gustaría saber quién eres y en qué años estuviste interno allá. Tal vez coincidimos.
Ayer mismo hice una visita a lo que queda del colegio, del frontón, del campo de futbol... uffff... daba mucha pena ver todo abandonado. Todas las ventanas sin cristales, las puertas atrancadas con maderos. Todo abandonado. El bar ya no existe. Está todo lleno de chalets que antes no había. Sólo el Txindoki sigue allí, altivo, nevado.
Te ruego que me escribas al mail que te he puesto.
Un saludo.

Anotado por: Alvaro | 06/02/2010

Hola Alvaro. No he visto el email, por lo que te contesto aquí directamente y espero que entres de nuevo y lo leas. Yo estuve cuatro años en Orendain. Fueron justo los años anteriores a la muerte de Franco. Por lo que creo que en Orendain estaría entre los años 1972-1976. Yo suelo volver alguna vez por ese bonito pueblo, pero siempre me da una gran pena ver el colegio tal como lo pintas, casi destruido.

De mi curso eran Quintana, Monreal, Remirez, Echegarai, Esparza, Iza, barguilla, Garcia de Eulate, y yo soy Luzuriaga. Tal vez para saber si coincidimos, lo más fácil será citar a los curas que estaban por aquellos momentos Lezaun, Berdonces, Artola...

Ya me contarás. La verdad es que Orendain, aunque ha cambiado una barbaridad sigue siendo un pueblo precioso, con los chalets y todo.

Los bares, si que también han cambiado, el del pueblo, en el que había una chica rubia esta cerrado, al igual que otro que estaba subiendo por la carretera. Pero ahora sin embargo en el Ostatu hay un restaurante que dan unas comidas buenísimas.

Laster arte, eta esango didazu zein urtetan ibili zinen, eta nongoa zaren...

Anotado por: Gerardo | 08/02/2010

Hola Gerardo,

Lo del mail que te había puesto es porque cuando haces una contestación en este blog, te pide una dirección de email. Pensaba que te habría llegado. Como no ha sido así y vamos a entrar en temas más personales, te ruego que me escribas al siguiente correo mío y luego te contesto yo a ti una vez que sepa a dónde hacerlo. Mi mail es alvaro.uharte[arroba]gmail.com
Creo que sí coincidimos por lo que me has dicho.
Un saludo.

Anotado por: Alvaro | 08/02/2010

Los comentarios son cerrados