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03/09/2014

Ubago

Ubicado en la ladera sur del valle de la Berrueza, tal vez el pueblo más frío del valle, se encuentra ubicado enfrente de Nazar, desde Ubago las fotografías de Joar, Costalera y Nazar con su montañas son preciosas. En Ubago las nieves y las heladas permanecen más días que en el resto de los pueblos, el sol también se esconde antes en los atardeceres.

 

Junto a Asarta, Mendaza y Acedo forma el Ayuntamiento con sede en Mendaza.

El pueblo está construido en la base del monte de encinas y robles, por lo que las suertes de leña y  las palomeras las tienen a dos pasos. Al otro lado del monte se encuentra Desojo, pueblo cercano, pero que hoy día debido a que las comunicaciones se hacen por carretera ha perdido la gran relación que tuvo con este valle. Este, junto al paso de Mirafuentes para Espronceda fue un paso normal para unir los dos valles.

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Tal vez sea Ubago, uno de los pueblos que más haya notado la huida de familias y jóvenes hacía los pueblos industrializados y hacia las ciudades vascas. Esa es por lo menos la impresión que me da a mí cuando algún viernes por la tarde me doy un paseo por sus calles; pero ya sabemos que las impresiones, impresiones son.

Las familias de Ubago han sido emprendedoras, en Ubago se mantuvo durante años el último molino del valle, también en Ubago se construyó una de las primeras granjas de cerdos.

Ubago, como el resto de pueblos de los alrededores es un pueblo pequeño, con dos calles, una preciosa iglesia con un ábside y torre completamente diferentes a las del resto de pueblos, y unas cuantas casas construidas recientemente fuera del casco.

Pueblo, según mi parecer en declive, que en otro tiempo tuvo su escuela repleta de niños y niñas, y que hoy se cuentan con los dedos de una sola mano, pueblo que contó con maestro y maestra, cura, secretario y hoy día casi es imposible encontrar candidatos para alcalde y juez. 

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ubago5.jpgLos lugares comunes del pueblo, la plaza, la fuente, el lavadero... están bien cuidados y  reconstruidos con gusto. Tal vez sea Ubago, uno de los primeros pueblos que comenzó a cuidar estas zonas comunes de recreo.

 

 

A la entrada del pueblo, hace unos años, la única casa que se encontraba era la del Ladis y su mujer, una mujer pequeña y delgada que murió bastante joven, pero que era muy alegre y atendía a todo el mundo con una gran simpatía. Con el tiempo he coincidido en Pamplona y otros lugares con sus dos hijas. La casa está junto a la carretera, en el cruce del pueblo, a menos de 100 metros del pueblo.

El molino fue también evolucionando con los años, lo hemos conocido lento, con agua y conforme pasaban los años el Ladis lo fue renovando hasta convertirlo en un molino eléctrico de gran capacidad. Recuerdo haber acudido con caballerías con los capazos cargados, recuerdo haber llegado a Ubago con carro y especialmente tengo en la memoria las veces que bajábamos con el tractor y el remolque lleno de sacos, especialmente cuando había algún otro tractor y había que hacer día en Ubago. Al principio con las caballerías veníamos por Mirafuentes, y no pocas veces parecía que la yegua se iba a entorcar en los barrizales de los caminos, especialmente cuando había que atravesar algún riachuelo.

El ruido y el polvo del molino era infernal, especialmente el ruido, era un ruido ensordecedor, todo el día entre ruedas y poleas que daban vueltas, era un alivio salir a la calle en busca del saco de cevada, trigo, maíz o avena.

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En Ubago los Lacalle de Nazar tenían familiares muy cercanos, seguramente la madre del Máximo sería de Ubago, lo cierto es que aquí el Máximo y sus hijos tenían unos cuantos familiares que visitaban asiduamente. También los que tenían familia en Desojo no les quedaba otro remedio que atravesar el pueblo, de todos es sabido que un tío del Pablo, Mauricio y Miguel se casó en Desojo, le llamaron el Nazareno. Para el resto de nazarenos Ubago era pueblo de una gran referencia pues aparte del molino que ya he hecho referencia, durante muchos años, cuando en Nazar no existía verraco para las cochas barriondas era a Ubago donde las teníamos que bajar, no era labor sencilla para uno chaval de 8 años intentar llevar a la cocha por los caminos apropiados, con la preocupación de que se escapase.  Trabajos de otros tiempos.

Las fiestas no se diferenciaban en exceso del resto de pueblos. De todos los años en los que acudí, que fueron bastantes, recuerdo especialmente dos, uno porque varios jóvenes de Nazar, acompañados del Pedro Mari pasamos toda la noche de casa en casa de los de Ubago, a todos conocía el Pedro Mari, y aunque eran altas horas de la mañana en todas nos atendían con placer y alegría, el caso es que fueron pasando las horas y casi sin darme cuenta se hicieron las siete de la mañana, allí los dejé a todos y tomé el camino de Nazar para empezar a trabajar sin dormir ni un solo minuto a las 8 en  punto de la mañana, allí estaban ya los albañiles esperándome para hacer la masa. Sin duda recuerdo bien ese día más que por la noche, por el día que pase haciendo y subiendo mortero y ladrillos escaleras arriba.

También es de recordar otro año que me eligieron como jurado de los disfraces del pueblo. Había de todos los colores y gustos. Pero a mí, y yo era el jurado, los que me parecieron los más originales y los que debían llevarse el premio principal fue una pareja que se disfrazaron de frigoríficos con cajas de cartón preparadas por ellos mismos. Era el momento en que se comenzaba ya a comprar disfraces elaborados, y entre los que había gladiadores, caballeros y damas medievales, es decir trajes de todo tipo, vistosos y especialmente caros. Yo elegí una pareja artesanal por original, la elección no fue ni futbol.pngmuy aplaudida, ni tampoco del agrado del público.

Las anéctodas relacionadas con las peleas y amoríos muy normales de aquellos años lo dejaré para otra ocasión.

De sus gentes recuerdo a todos con sus caras y sus ropas, aunque ya no recuerde más que una decena de nombres, siempre seguirán las casas de los Sainz, Eguilaz, Crespo, Txasko, Ortigosa, Martínez, Cambra, Arana, Lopez de Dicastillo...

 

Acabo por ahora con el recuerdo de aquel equipo de fútbol, que competimos durante años en el torneo del Ega, AMAIKA BAT, formado por los chavales de Nazar, Mirafuentes, y Ubago. Qué fines de semana pasamos, recuerdo entre otros muchos al Luismi, Mariano y Samuel... Fue una bonita forma de conocer a la juventud de los alrededores aparte de las discotecas y las fiestas de los pueblos...

Gerardo Luzuriaga

 

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