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06/07/2010

Personas de Nazar (eta VII)

Ya hemos llegado a la última casa del barrio de arriba. En la casa que está al lado de  Loreto vivieron el Marcelino, y la Nieves. Del Marcelino recuerdo su silbido, mientras paseaba por las eras. A la Nieves todos la recordamos, los últimos años los vivió en una residencia de Los Arcos. Ya hace unos años que murió la Feli. Recuerdo que de pequeño, cuando bajaba al pozo me hacía rabiar desde el balcón de su casa, cuando me preguntaba donde había desayunado, y yo le respondía enfadado que en una cazuelilla pequeña, ya que ella me hacía rabiar diciéndome que desayunaba en un orinal. Igualmente hace ya varios años que nos dejó la Esther, hermana del Máximo,  mujer del Mari, y madre del Antonio, el Goyo, el Emilio... 

Uno de los hombres que mejor recuerdo es el Félix, lo recuerdo siempre con el cigarro en la boca, andando tranquilamente por la calle, y especialmente hechando la siesta bajo el nogal de la Pinta. En la siguiente casa, vivió el José. Lo recuerdo como cazador, todos los domingos, cogía la escopeta y los perros y marchaba hasta las tres o más al monte. En la casa de al lado vivieron durante épocas distintas tres hermanos el Lucio, el cual vino de Chile, con un coche viejo, que ni el primer día pudo llegar al pueblo y se quedó en la revuelta grande, y tuvieron que bajar con un tractor a por él. Vivió durante varios años en el pueblo, sin pegar palo al agua. Luego se fue con su mujer Ana a Barcelona.  Ana, no recuerdo muy bien su cara, pero si a ella en general , una chilena que me regalaba libritos de los conquistadores españoles, Pizarro, Hernán Cortés, Elcano... Recuerdo que entre la Lucia del Dioni y ella pintaron las imágenes del rosario que todavía se conservan intactas en Loreto. Creo que era una mujer de una cultura que no pegaba mucho con la vida rural y brusca de nuestro pueblo. En esta casa también vivió la Resurre, maestra de Nazar, la recuerdo como una mujer alta y gorda, de cara redonda y roja. Y especialmente por los golpes que me dió de pequeño. También vivió durante unos años la Engracia. Una mujer delgada y alta, en sus últimos años perdió la cabeza.

En este mismo barrio del Cuarterón, en la calle de arriba, vivió la Avelinda, madre de la Adelaida. Seguro que la recordamos todos, los últimos años los pasó en cama. También recuerdo a la mujer del José Mari, pero que no recuerdo su nombre, debía padecer una enfermedad crónica, pues siempre andaba muy delicada de salud. El Jesu, el padre de la Yoli, y el Fernando, murió ya hace una veintena de años. También recuerdo a sus hermanos el Horacio, algo más gordo y colorado que los otros dos hermanos, y José, que creó que sufría de corazón. También recuerdo muy bien a la madre de estos la Leona, una mujer gorda y grande, que tenía una forma de hablar o por lo menos a mí me lo parecía muy peculiar y grave.

En la casa de al lado, vivió la Conce, madre de la Lorenza, la Begoña y el Jesús. En esta casa vivieron dos euskaldunes José Luis (Mondra), el padre de Leonor, Mari Luz..., y Pedro el marido de la Lorenza.

Lo dicho, pido perdón por aquellas omisiones involuntarias, que seguro que las habrá y muchas... y por aquello que no hayá sido expresado con exactitud o erróneo. Pero aquí queda, una pequeña historia de los que han convivido con nosotros, por lo menos a los que yo he conocido.

 Está claro que entre estas personas, ha habido muchas que han llegado a la característica de personajes. Todos tienen sus historias particulares, de todos conocemos anécdotas, unas más públicas que otras. Vaya un reconocimiento para todos ellos. En este caso, no he querido resaltar a unos más que otros, lo que he intendato ha sido realizar una rápida relación de todos ellos. Ya sé que no es una literatura de altura, pero tratándose de personas cercanas y que casi todos los hemos conocido, espero que no se os haya hecho una lectura pesada.

Gerardo Luzuriaga

05/07/2010

Personas de Nazar (VI)

Este capítulo además de estar resultando un poco más largo de lo que suponía, también en algún caso me está resultando un poco complicado, ya que sin que nadie me lo haya comentado me he dado cuenta que me he olvidado, de una niña de unos tres años algo más joven que yo que se ahogó en el pilón. Creo que se llamaba Mari José, hija del Pedro Mari Morrás y  la Maria Paz. Como os podéis imaginar fue un hecho muy triste en todo el pueblo, y que también tuvo repercusión en todo el valle. Como veis es muy fácil que me haya olvidado varias personas que vivieron entre nosotros. Aunque recuerde a todos, es fácil que en un momento dado se me pase, por lo que siempre puede haber un segundo recordatorio.

Bueno seguimos adelante. Seguro que la gran mayoría recordaréis a Jesús, Marido de la Ana Mari. Al lado de la escuela, estaba la casa de la Antonina, la madre del José, el Moisés... Una mujer mayor que se fue a Sestao cuando se fue la familia, la Helena, el José y la Tere. Junto a la casa del cura, y el pajar del Gabino había una casa donde vivía una mujer mayor. Que no me acuerdo ahora como se llamaba, pero si que sé que era la madre del Satur, el Mariano,  la  Benita y la Isabel y sus dos respectivos maridos Satur, un hombre culto y que le encantaba charlar sobre cualquier cosa y Jabier, un hombre alto, poco hablador pero muy entrañable, que pasaron varios veranos y temporadas en Nazar.

En la siguiente casa vivió el Epi, un hombre alto, y que tan solo le quedaban dos dientes. También me acuerdo del Angel, y del Gabino, el marido de la Paz,  hombre delgado y de habla tranquila y pausada. Nunca lo vi ni apurado, ni con prisa. Pasamos a casa del Florencio. Todos lo recordamos ya medio ciego sentado en el poyato. Hace bastantes años murió su mujer la Pilar, bastante delicada de salud. Recuerdo cuando venía del Hospital de Pamplona. Del Marcelino y la Pili, poco os puedo decir que no sepáis. Hasta los más pequeños los recuerdan o han oido hablar de ellos. No puedo recordar como se llamaba el marido de la Reme, en el pueblo le conocíamos como el catalán, aunque creo que su lugar de nacimiento era Burgos, aunque casi toda la vida la vivió en Barcelona. Un hombre sosegado y agradable, que disfrutaba paseando por Nazar y charlando con la gente.

En la siguiente casa, creo recordar a una señora de pelo blanco, la castellana, creo que se llamaba Catalina. Es a la primera persona que recuerdo que le llevarón el Viático, el cura con el monaguillo tocando una campanilla. Su hija la Teófila fue la tabernera durante muchos años del pueblo. Luego se fue a servir a Pamplona, creo que estuvo en casa del pintor Xabier Morrás. También era la que se encargó durante varios años de la limpieza de los pozos de lavar.

También quiero recordar a una señora mayor en casa del Cayo, la señora Goya. El Cayo su hijo, murió relativamente joven. A los de mi edad nos tocó perder varias partidas al mus contra esta generación (Florencio, Mauricio, Cayo, Marcelino...). De la Angeles todos nos acordamos, una mujer alta y vigorosa. Lo mismo que del Angel Mari, aunque estuvo años y años en Sudamérica, los últimos años estuvo en Nazar y era el que se encargaba de los oficios religiosos en el pueblo. Lo recuerdo cortando las hierbas de un trozito de terreno cerca de casa que lo cultivaba para poner alguna lechuga.

En la siguiente casa vivía el Joselito, un hombre de pequeña estatura. Era el que se encargaba de arreglar las luces y las bombillas del pueblo. Lo recuerdo con una escalera de esquina a esquina. Del Angelito podría estar hablando horas y horas, no en vano coincidimos varios años de mozos, y a los dos nos encantaba el anís. Pero lo dejaré para otro momento. Su madre la Pilar, era de Aguilar y acabó sus últimos años en Logroño.

Gerardo Luzuriaga