Ok

By continuing your visit to this site, you accept the use of cookies. These ensure the smooth running of our services. Learn more.

02/09/2012

Cambios en Nafarroa (VI)

Estos pueblos navarros tienen en sí una identidad, unos valores, unas características, unas peculiaridades, propiedades y singularidades  que se han transmitido de generación a generación, de padres a hijos durante siglos y siglos. Las zonas rurales siempre se han caracterizado por tener una cultura propia, sencilla pero a la vez profunda y tradicional. Muchas son las costumbres que nos han transmitido nuestros abuelos y padres. Costumbres que van desde los juegos, al habla, a los gustos, tanto en la comida como en el resto de cosas, como puede ser la forma de  de ser, una manera de comportarnos ante los hechos. Aunque parezca que poco se parece la sociedad de nuestros padres a la nuestra, la nuestra a la de nuestros hijos, existe un poso, que se mantiene, unas singularidades que se transmiten a la comunidad.  Los gustos, las formas evolucionan, pero siempre existe algo que lo identifica.  

Por ejemplo, una peculiaridad  de las zonas rurales ha sido que se tratan de sociedades apolíticas, aunque desde siempre esta sociedad apolítica ha sido una sociedad “apolítica muy sui generis”. Sociedad en general muy conservadora y muy cristiana. De apariencia abierta y juerguista. Muy alejada de los símbolos, banderas y signos externos políticos.

O por ejemplo, las sociedad rural navarra no ha tenido necesidad de viajar, de conocer otros lugares.

La evolución de hoy día, como es lógico es grande. No solo en Navarra, y en las zonas rurales. La globalización es un fenómeno generalizado. Y si queremos estar al día, vivir en la sociedad del siglo XXI, no podemos quedarnos aislados.

Los cambios, en estas zonas son idénticos a los que se están dando en el resto de lugares. Vemos como a pasos agigantados se destierran, se van perdidendo  costumbres de siempre, se arrinconan  gustos antiguos arraigados y se adaptan  nuevas corrientes, nuevos antojos. Muchas de ellas manejadas políticamente, que no dejan de ser uniformes, y superficiales; pero que tienen una finalidad clara y precisa. Es curioso la importancia que se ha dado a la vestimenta y a la apariencia en las fiestas, también en las zonas rurales. Es curioso como el pañuelo rojo y las prendas blancas se han asimilado con gran facilidad, y se han impuesto a las prendas normales. Parece que en los momentos festivos se necesita expresar la navarridad por fuera, cuando en estos pueblos nunca se ha tenido duda alguna de su navarridad, y nunca se ha tenido necesidad alguna de expresarla externamente, ya que siempre se ha tenido como una cualidad interna, innata y natural. Como es lógico no tengo nada contra el pañuelico rojo, ni las prendas blancas, ni la jota; pero parece que los navarros de la ribera necesitamos algo que nos identifique. No hay más que ver las fotografías de los años 1960, 1970, 1980, 1990 para ver que tanto el pañuelo, como la ropa blanca es un gusto muy reciente y que ha llegado desde la ciudad.

 

Igualmente la naturalidad ha dado paso a la necesidad de expresar lo superficial  como algo propio, como si fuese algo extraordinario. Mucho me temo que esta corriente  tiene su origen y su ser en hacer patentes las diferencias con  la Comunidad Autónoma de Euskadi, (me viene a la cabeza, lo que se hizo con la selección navarra de fútbol, como Euskadi tenía su selección de fútbol se tuvo que crear una selección navarra, aunque no acudiesen más de mil aficionados y todos con las entradas pagadas). Caer en lo superficial, en la búsqueda de nuestra identidad en las apariencias, en las vestimentas puede que acabe con nuestra verdadera cultura, con nuestras verdaderas costumbres transmitidas de generación en generación, y nos quedemos en el folklore. O lo que es peor gastar millones y millones de euros (circuito de Los Arcos, Pabellones deportivos para la élite en Iruñea) con el fin de demostrar lo que no somos, ni tampoco nos corresponde.

La cultura navarra se ha destacado por su integridad, su frescura, y en cierto modo por su pluralidad, y expontaneidad, y por tener sus raices bien plantadas en la cultura rural. Sin necesidad de competir con los vecinos, y algo mucho menos de implantar gustos (circuito de Los Arcos) que nos asemejen un poco más a las provincias españolas.  

Me temo que en muchos pueblos de la Ribera y de la zona media estamos cayendo en un falso navarrismo, ya que en definitiva lo que se defiende es una cultura en contra de lo vasco, a muchos navarros esta actitud nos deja atónitos, pues Navarra aparte de ser el origen del pueblo vascón, ha demostrado a lo largo de la historia que la identidad navarra se ha conservado  justamente por ser vasca, aunque no solo por eso, pero si que la lengua tiene una gran importancia. Me da una gran tristeza la sensación que siento al ver como especialmente en esta zona media se intenta resaltar lo navarro, y por navarro se entienda todo que no tenga relación alguna con lo que ellos entienden por vasco, sin connotaciones vascas y eso,  amigos míos,  es imposible, pues lo navarro es innato a lo vasco. Y si no que se lo digan a nuestros padres, que no entendían mucho de política, y que nunca intentaron hacer política ni con este tema, ni con ningún otro. Vivían el día a día, lo mismo las fiestas que los días de trabajo, se vestían sin preocupaciones tal como habían visto a sus padres, lo mismo con un chaleco, con unos bombachos, que con la boina… Tengo que decir, que hoy día  en muchos de los gustos de nuestros pueblos veo el tufillo politiquero… Que no tiene otro objetivo que lograr una  globalización insulsa y una uniformización superficial, a la vez que un alejamiento de lo que se entiende por cultura vasca...

Gerardo Luzuriaga

  

 

Comentarios

En el Gara de hoy sábado 8 de septiembre de 2012 Floren Aoiz en su habitual columna comenta el comportamiento de aquellos tudelanos de hace 500 años ante la invasión de los castellanos, copio un párrafo: "aunque [la actitud de los tudelanos] no encaje con muchos tópicos actuales, fue allí donde la resistencia a la primera invasión de julio de 1512 fue más duradera. La ciudad resistió pese a la desproporción de durezas, y solo ante la evidencia de la imposibilidad de llevar adelante su actitud aceptó la rendición..."

Anotado por: Gerardo | 08/09/2012

Los comentarios son cerrados