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09/03/2015

Acedo (III): Lengua vasca

En este tercer artículo sobre Acedo, hablaré sobre la lengua. Seguramente, y especialmente hace unos años, si hubiésemos defendido lo que defiendo en estos momentos, más de uno diría de dónde me seco los argumentos. Sin embargo, durante estos últimos años se han publicado cientos de artículos en revistas de prestigio donde se demuestra que la lengua vasca ha estado presente en esta zona hasta bastante más tarde de lo que podríamos imaginarnos.

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 Hace unos años en las Amescuas se ha encontrado un texto manuscrito en euskera conocido como el catecismo de Artaza, escrito por el cura de Zudaire, Juan Vicente Díaz, párroco de Artaza entre los años 1780 y  1823, si 1823, se trata de un catecismo que usaba el cura para enseñar la doctrina cristiana a los niños del pueblo, lo que quiere decir que la lengua de los habitantes de esta zona todavía en esas fechas la lengua madre era el euskera. ¿Quién se lo diría a los habitantes de ahora, muchos ni se lo pueden creer?. Cuando una lengua desaparece por completo, la sensación de que hace siglos que no se habla es normal. Y si esto ha ocurrido en los pueblos de las Amescuas, donde la lengua vasca ha perdurado hasta hace poco, ¿qué no decir de la sensación que se tiene en Acedo? La mayoría de los habitantes de Acedo hasta hace unos años ni se planteaban la posibilidad de que Acedo en otra época fuese euskaldun.

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Igualmente me ha llegado a mis manos otro documento del todo interesante, del que concluyo también algo muy parecido. Un documento del 10 de mayo en el que los alcaldes de Amescoa Baja, de Abarzuza, de Eulate, de Aranarache y el de Larraona firman un documento en Zudaire en el que desde “el rincón de las Sierras de Urbasa y Andia en los valles que bañan el Urederra y el Iranzu, queremos los montañeses de hoy dirigirnos a todos los navarros… para que la que fue cuna de nuestra vieja monarquía pirinaica proclamada en Abarzuza y las Amescoas, vuelva a ser el solar que recoja las ansias de libertad foral de todos los municipios navarros… los Ayuntamientos de Vizcaya, Guipúzcoa y Alava han promovido una intensa campaña… recordándonos que, somos todos hijos de un gran pueblo vasco, de que Navarra es la hermana mayor y la capitalidad. Hemos vuelto a tener a la vista los errores históricos de nuestra tierra, con la separación en que hemos vividos navarros y vascongados, cuando no luchando unos contra otros, al servicio los últimos de los reyes de Castilla contra la Independencia de Navarra… Si logramos ver publicado el Estatuto… lo habremos logrado todo, desde la garantía de nuestra tradición religiosa y foral, hasta la seguridad de nuestros intereses… ”

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En Acedo se hablaba euskera. Existen documentos que lo corroboran.  Existe un documento de 1587, que  se halla en la Biblioteca del Seminario de Gasteiz de título: Registro de las ciudades, villas y lugares, que hay en cada uno de los treinta y cuatro obispados y arçobispados de la corona real de Catilla y León.  ”Al llegar a Navarra los pueblos los divide por el idioma que se habla, en un lado una gran lista de pueblos vascongados y al resto los agrupa bajo el título de obispado de Pamplona, estando Pamplona dentro de esta circunscripción no vascongada, nada extraño, pues la lengua invasora (el castellano) es la lengua oficial y está verificado que en los casos de invasión lingüística, las capitales son las primeras en sentirse invadidas, como también que en ellas se constituyen los primeros focos de irradiación del fenómeno forastero” (Palabras de M. de Lekuona, que fue el que encontró y divulgó dicho documento).

La zona limítrofe en este siglo XVI es por tanto Azedo, Anzin, Mendiribauen, Ayegui, Estella, Oteiça (Así escritos).

Los vecinos Azedo convivían y se relacionaban con los pueblos limítrofes euskaldunes, pueblos alaveses de Kanpezu, Oteo, San Vicente, Orbiso… y los pueblos navarros también euskaldunes de Zúñiga, Narcué, Viloria, Galbarra, Gastiáin, Ulibarri, Ancín, Legaria… No hay más que revisar los libros de matrimonios y bautismos parroquiales para evidenciar  la relación tan estrecha que existía entre los pueblos de estos valles colindantes, pues una gran parte de los matrimonios se llevaron a cabo entre habitantes de estas poblaciones. 

Otro prohombre navarro de prestigio demostrado, Angel Irigaray cita que en el valle de Lana (Rusia), a no más de cinco kilómetros de Acedo se ha hablado habitualmente en euskera hasta finales del siglo XVIII.

Igualmente son  abundantes los documentos que se conservan en varios pueblos (Baquedano, Zufia, Eraul) escritos en lengua vasca, y  más profusas  todavía son  las protestas de los feligreses ante el obispado al enviarles  sacerdotes que no conocen la lengua de los pueblos, el vasco, por lo que no se pueden entender y tienen problemas para cumplir con las obligaciones cristianas. Muchos son los notarios que dejan constancia escrita de la necesidad que tienen los campesinos de que se les tradujesen los documentos a la lengua vasca para que se pudiesen enterar de lo que firmaban, y esto ocurre hasta finales del siglo XVIII en varios pueblos de la Merindad de Estella.

Es evidente que se dio un cambio en un corto espacio de tiempo, momento en el que la lengua castellana adquiere el prestigio social  y el  rango de oficialidad que la hizo predominante en la administración, y poco a poco también en la sociedad navarra.  Es fácil que ya a finales del siglo XVI Azedo  hubiese comenzado a perder la lengua vasca, pero es difícil no tener en cuenta la relación directa que los habitantes de Azedo tenían especialmente con la ciudad de Lizarra (Estella), villa en el que el euskera fue la lengua habitual  hasta por lo menos el siglo XVIII.

Esperemos que también la recuperación sea tan rápida como su desaparición...

Gerardo Luzuriaga

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