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25/01/2023

PUEBLO (eta 3)

Hasta el momento en que el agua corriente llegó a las casas era preciso acudir a la fuente en busca de agua potable. Lugar de convivencia y también de coincidencia, cuántos enamorados no se juntaban con sus barriles para charlar un momento. !Si la fuente hablase! tanto o más que muchos pajares tendría que contar...
Hilario, el poeta Jarandillano, nos cedió unas letras sobre el agua de la fuente de Nazar, ahí está la placa en euskera y castellano, un poco estropeada, pues algún vecino no le convenció del todo que se tradujese al euskera y arremetió contra ella.
Hacia1930 había vacas, cabras, ovejas, caballos, mulos, burros, cerdos, gallinas, conejos... hasta bandadas de palomas en casi todas las casas que entraban por la tronera de los tejados al anochecer y desaparecían de nuevo al amanecer.
La escuela estaba llena de niños y niñas. Las fiestas tanto las grandes como las pequeñas de Loreto eran sonadas. Los mozos se encargaban de pagar la música, en esos días los mozos mandaban tanto como el cura y el alcalde. En alguna ocasión hasta tuvo que acudir la Guardia Civil.
 
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El Paisaje del pueblo era muy diferente, casas de piedra, con las cuadras, graneros y pajares repletos de animales, grano y paja. Aparte casi todas las familias tenían sus gavilleras, sus pajugueros en un lugar cercano a la casa, o en la era comunal, pero que era de uso privado de cada familia.
Por estos años el monte era imprescindible para la subsistencia de las familias. Las bellotas alimentaban a los rebaños de vacas, cabras y cerdos. La leña no sobraba ni una abarra. El monte no era como el de ahora, se trataba de árboles grandísimos, encinas y robles, en cada uno de ellos se podía cobijar un rebaño amodorrado. El suelo estaba limpísimo, tan sólo crecía la hierba. Los bojes, matorrales, chaparros, charas, burrubietes y demás arbustos es cosa de hoy día. Los carboneros era una de las principales profesiones de las familias sin muchos recursos agrícolas.
 
Hacia 1940-1950. Los jóvenes siguen yéndose, por esta década se irían los hermanos LANDA a Chile, algunos fueron buenos futbolistas como me comentaba el Padre Damaso Ziordia de Espronceda, estos también han tenido y tienen relación directa con el pueblo.
Sin duda otras muchas familias marcharían pero al no quedar nadie en el pueblo no me ha llegado noticia de ello.
Por estas fechas todavía el pueblo contaba con una gran población, entre los que existían diferencias. La tierra es lo que diferenciaba a unas familias de otras. Una yugada de bueyes costaba tanto como ahora un tractor. Las diferencias sociales y económicas estaban muy marcadas, aunque eso no hacía que las familias sin tierras viviesen tristes. La alegría no se medía por la situación económica, y quiero creer que todas las familias mal que bien tenían el pan suficiente para todo el año. Existían las parcelas comunales y las huertas en el prado que aunque no fuese mucho daba para vivir. Aunque sin duda había muchas familias que se las verían y se las desearían para subsistir durante todo el año.
En una sociedad rural como la nuestra la alegría no faltaba en todas las familias, pues ya todas las familias se habían acostumbrado a lo que les tocaba vivir, situación que no era nueva, sino que se heredaba de padres a hijos, de generación a generación. "De tal árbol tal estilla se decía" y así era... Muy pocos rompían las cadenas familiares. El futuro estaba marcado, aunque no estuviese escrito. De padres gatos, hijos mitxines, no existía posibiliada de salir del círculo marcado.
 
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Por esta década de 1940-1950 y las siguientes a los niños de Nazar nos mandaban a estudiar a los curas, para curas, de todas las Congregaciones... Tres cantaron Misa, Honorato Zudaire y Angel Mari y Paquito Ortigosa, pero muchos fueron los niños que fuimos para curas en el Verbo Divino, Escolapios, Reparadores, Teatinos... en las décadas anteriores varias monjas habían salido de las familias nazarenas, Carmen y Mari Cruz Atxa, Loreto Zudaire, Angeles Lander...
Pero Hacia 1940 se da un fenómeno que no había ocurrido hasta ese momento y es que FAMILIAS ENTERAS se van del pueblo. Venden las cuatro cosas que tienen, y cierran las puertas de la casa. Algunos conservaron la casa, la mayoría la vendió. No tuvo que ser fácil para estas familias, llevar el nombre del pueblo, pero sin tener nada allí donde viviste, donde te criaste. Muchas son las familias que salieron y no han vuelto al pueblo, pues nada les quedó aparte de los RECUERDOS.
 
Resumen: llega un momento que familias enteras se van del pueblo. Unas han vuelto y pasan los veranos, otras, la mayoría no. Ni tenemos referencias de ellas.
Al principio se fueron los que no tenían tierras. Luego los que tenían muy pocas tierras, y con ello se quedaron varias casas vacías que fueron compradas y ocupadas por parejas jóvenes del pueblo, pero que debido a la llegada de la maquinaria agraria, sus hijos no han podido quedarse en el pueblo y salieron en busca de trabajo a las ciudades.
Para conocer todas las familias que se fueron y no han dejado huella, podría consultar los libros sacramentales, pero no es necesario para hacernos una idea, tan solo con lo que recuerdo de lo que contaba nuestro padre nos podemos hacer una idea. He aquí algunos apellidos que recuerdo haberlos oído y en Nazar no queda huella alguna, por lo menos para mí; Erice, Larambebere, Sale, Valeras, Gonzalez, Gastón, San Martín, Asunción, Yaniz... Todos ellos y muchos más tuvieron casa y eran tan nazarenas como nosotros.
 
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Un ejemplo (son todas las casas igual) es la Hermenegildo Luzuriaga Luzuriaga y Josefa Lacalle Foronda, que viven entre finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX. Tienen 6 hijos: Victoria, Paula, Cesareo, Maria, Jose (El Carbonero), Rufina. José se casa con Cirila y tienen dos hijas y cuatro hijos. Ninguno se queda en el pueblo.
Historia que se repite en el resto de familias, excepto tres familias que llevan la tierra. Hace unas décadas, que yo he conocido vivían más de 45 familias, todas numerosas: Ule, Monreal, Ibarrola, Luzuriaga, Carlos, Etxeberria, Remirez, Gomez de Segura, Fernandez, Albeniz, Lacalle, Lander, Aranaz, Ortigosa, Morras, Bujanda, Zudaire, Alvarez de Eulate, Perez de Pipaon, Martinez, Legardon, Landa, Acha, Montoya.
Estas líneas son un RECONOCIMIENTO a todas esas nazarenas y nazarenos que por una circunstancia u otra (no olvidemos también los que se fueron por política) hemos tenido que salir del pueblo, y por extensión a todos los que nos fuimos de La Berrueza.
Esta es la historia reciente de nuestro pueblo, (y del valle), en que ya no quedan mas que tres familias que viven de la agricultura y sólo dos que vivan en el pueblo. Pero el pueblo (y el valle) siguen adelante, sigue vivo y con muy buena salud, gracias especialmente a los que han venido de fuera y no tenían ninguna relación con el pueblo (o el valle).
 
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