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31/12/2009

simbolos

Artículo publicado en el DEIA, hace unos días

QUIÉN decía que los símbolos no importaban, que no tienen trascendencia? ¿No han sido el PSOE, el PP o UPN los que nos han repetido una y otra vez que los nombres, que los emblemas, las banderas, son signos y que no se debía perder el tiempo en la defensa de esas menudencias? ¿Por qué entonces al Sadar, un topónimo de una zona de Iruñea le cambian el nombre y le denominan Reyno de Navarra -Nafarroako Erresuma-? ¿O por qué la Consejera de Educación de la Comunidad Autónoma de Euskadi en el curriculum elaborado para los centros de enseñanza de Euskadi, es decir en los libros de texto que se usan en la enseñanza, prohíbe el empleo de Euskal Herria salvo en su acepción cultural?

Que el PSE haya admitido la existencia de Euskal Herria y su empleo para los siete territorios vascos es un gran avance. Que también los socialistas vascos admitan Euskal Herria como una comunidad cultural común que ha mantenido unos rasgos comunes y unos lazos de unión a lo largo de la historia es de agradecer. Y que por lo menos en lo que se refiere a los aspectos culturales, lingüísticos y sociales consideren a Navarra tan vasca como el resto de los territorios es un hecho a tener en cuenta. Es más, puede ser el punto de partida para que en un futuro podamos superar la situación actual. Por desdicha, todo lo anterior puede quedar y de hecho está quedando en agua de borrajas, ya que en realidad Euskal Herria se ha delimitado para denominar al territorio vasco en otras épocas. Intencionadamente tan sólo se relaciona con la historia, con lo que ocurrió hace unas décadas y unos siglos. Y, sin embargo, para lo que sucede en el momento, en el día a día, para lo que realmente tiene repercusión en la sociedad vasca, se trate de temas religiosos, lingüísticos, sociales, económicos, culturales o políticos se aplica lo también expresado por la Consejera de Educación Isabel Celaá en la misma declaración "Euskal Herria no se definirá como una entidad jurídico-administrativa".

 

Así, en unos pocos meses han inundado las instituciones oficiales de banderas españolas, o han sido capaces de cambiar el ya famoso mapa del tiempo de Euskal Herria, o han quitado el único escudo, en el que aparecían las cadenas de Navarra, de todo el edificio del Gobierno Vasco de Lakua, con lo que intentan alterar también la imagen de una realidad territorial, una estructura social, cultural y económica a través de los siglos y que permanece y permanecerá viva a pesar de sus intentos por oprimirla.

Igualmente contraponen en sus declaraciones las dos comunidades autónomas, obviando y olvidando lo dicho por ellos mismos, que se trata de territorios vascos pertenecientes a una comunidad común. Y es así que en lo que se refiere a Navarra y Euskadi (País Vasco) para ciertos políticos y ciertos medios de comunicación en el 99,9% de las veces toman el sentido administrativo y jurídico. Si alfabéticamente Navarra y el País Vasco estuviesen más distanciados seguramente no quedaría tan clara esta división de las dos Comunidades Autónomas, especialmente para aquellos temas que han sido comunes durante siglos y siglos y hasta en la época del franquismo se contemplaban como parte de una misma comunidad.

Se da el caso de que ni aquellos asuntos que hacen referencia a la lengua, cultura, etnografía, costumbres, deportes… se tratan como si perteneciesen a una comunidad con lazos comunes, sino que también se prima el carácter administrativo y jurídico de cada comunidad, con lo que cada vez es más habitual encontrarnos frases como: "la sociedad Navarra y la sociedad vasca interpretan los datos culturales de la misma manera", "los paisajes de Navarra y el País Vasco son bastantes similares", "el deporte rural navarro y el deporte rural vasco"… Está claro que con la llegada del nuevo gobierno, el uso del término Euskal Herria no ha sido potenciado, si no que por el contrario, de una forma predispuesta y consciente, son los factores jurídicos y administrativos los únicos que se tienen en cuenta y se usan las fronteras políticas y administrativas como barreras insalvables para diferenciar y distanciar cada vez un poco más en todos los aspectos a los territorios vascos. A pesar de que hasta ellos mismos hayan afirmado que forman parte de una comunidad cultural común.

Gerardo Luzuriaga

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