Berrotza / Berrueza

No sé si sólo las zonas rurales han sido propensas a mitificar a las películas de indios y vaqueros, o ha sido una moda generalizada. No lo sé.

Lo que sí puedo decir es que en los pueblos, o por lo menos los que yo he conocido, nos encantaban las películas de indios.

Antes de tener conciencia social y política, me identifiqué con los indios, desde muy joven cuando veía estas películas me ponía en la piel de los piel rojas y siempre viví como una gran injusticia lo que se les hizo  a las tribus indígenas americanas.

Los indios campaban a sus anchas por sus tierras, hasta que llegó el hombre blanco, el que poco a poco les fue recortando sus propiedades, sus territorios. Llegó el hombre blanco con nuevas leyes, favorables a los colonos y que ellos no entendían.

Llegó el momento en que se les arrebató sus tierras, y se les recluyó en reservas. Tribus nómadas que recorrían cientos de kilómetros se quedaron sin terrenos, en reservas de las que no podían salir.

Las películas, sin embargo, la mayoría de las películas ponían a los indios, como malvados salvajes, que no buscaban más que hacer el mal por hacerlo, salvajes que quitaban la vida a los blancos por quitársela y además eran tan perversos que les cortaban las cabelleras a los hombres blancos.

Desde muy joven me identifiqué con el pueblo indio, y me molestaba hasta el infinito cuando tenía que soportar cientos de películas donde el hombre blanco y en especial los vaqueros, los soldados y la caballería eran los buenos de la película y los indios unos salvajes que hacían el mal por hacerlo, sin beneficio alguno.

Sobre este tema tengo interés de preguntar a los de mi edad del pueblo, los que tan a gusto veíamos este tipo de películas, como veían ellos este tema. En estos momentos me interesaría conocer que es lo qué sentían ellos, qué pensaban, en definitiva al lado de quienes se ponían, de parte de quiénes estaban. Un día de estos sacaré el tema en la taberna, que aunque sea un tema anecdótico, para mí tiene cierta importancia.

Los indios, los vaqueros, la caballería... ya es un tema que no vende, que no importa, ya ni se hacen películas de indios; sin embargo, a mí me sigue importando y si antes me parecía injusto, hoy día cuando he tenido oportunidad de leer, de formarme me parece todavía más injusto si cabe. Y me hace reflexionar hasta donde se puede degradar un pueblo, y la persona cuando pierde su identidad.

Un pueblo fuerte, guerrero, en plena actividad, que era capaz de autoabastecerse ha sido asimilado, degradado y aniquilado.

Un pueblo que vivía nómada de un lugar para otro, con una gran calidad de vida. Un pueblo hospitalario, y que atiende, y abre sus puertas a los pueblos que llegan de Europa, si no hubiese sido así, los europeos que llegaron en el siglo XVI y XVII hubiesen sucumbido. Los europeos inevitablemente trajeron enfermedades mortales para las etnias indias (fiebre amarilla, sarampión, viruela, cólera...) que hacen que la población india vaya diezmándose.

Pero es en el siglo XIX cuando existen las mayores tensiones entre el pueblo indio y el pueblo blanco, se llevan a cabo las principales colonizaciones de sus tierras, aparece oro en sus colinas, con lo que el estado se interesa por el oro e intenta desplazar a los indios de sus territorios naturales, unas veces con pactos que nunca cumplen, y siempre con la fuerza de la caballería.

El estado y cientos de cazadores pagados por el estado acaban con los miles de búfalos que pastaban por las praderas, con lo que acaban con el sustento de las tribus indias.

Este capítulo es muy triste, las tribus indias se dividen, unas aceptan las condiciones del hombre blanco, otras siguen luchando en condiciones inferiores, al final a la mayor parte de las tribus no les queda otro remedio que aceptar las reservas a cambio de sus tierras, de su libertad... se hacen dependientes, con lo que pierden su identidad y se transforma su forma de vida.

1. Se les recluye en las reservas.

2. Se les despoja de sus costumbres.

3. Se les prohíbe su habla nativa. Las familias ante la presión por vergüenza y especialmente para evitar el sacrificio de sus hijos no transmiten el idioma indio a los descendientes.

4. Los niños y niñas son educados lejos de sus familias.

El desenlace a partir de 1850 es tremendo, el pueblo indio se convierte en el pueblo más mísero de América, el más pobre, la población sufre un 10% más de enfermedades que el resto de americanos, viven en la miseria, la esperanza de vida no llega a los 50 años.

Las tribus bien alimentadas y culturalmente desarrolladas (Sioux, Apaches, Cheyenes, Arapajoes, Navajos, Wichites, Pies negros, Kiovas, Tarahumares...) van perdiendo sus costumbres, sus formas de vida, se van degradando, sin medios económicos para subsistir, el alcoholismo y la delincuencia se multiplica en las reservas.

Gerardo Luzuriaga