Ok

By continuing your visit to this site, you accept the use of cookies. These ensure the smooth running of our services. Learn more.

27/11/2017

Pequeñeces (XXVII)

Con el paso del tiempo, me enteré quién era et tío Manuel. Su esquela se guardaba con los papeles importantes de la casa. Debajo del colchón de la cama de nuestros padres. Pocas muy pocas veces se consultaban los papeles que se guardaban en una especie de cartera de cuero negro. Era mi padre el encargado de hacerlo, hombre de campo, rudo, poco acostumbrado a andar con papeles y escrituras. Mi madre difícilmente podía hacerlo pues no sabía leer. Se repetían siempre las mismas acciones, mandaba a mi madre traerle aquella especie de cartera negra sin brillo con cerradura dorada, se sentaba en una silla e iba sacando lo que contenía la cartera encima de la mesa, despacio, uno por uno. Se detenía en casi todos, conforme los desechaba los iba dejando en el mismo orden que estaban en un montón. Entre aquellos papeles desde pequeño siempre me había llamado la atención un cartón cada vez más amarillento. Se trataba de la esquela del tío Manuel.

Mi madre no es de muchas palabras, le pregunté por Manuel, lo que me dijo en aquella ocasión me lo había repetido tantas veces como había salido la conversación. Según mi madre, mi tío fue un mozo apuesto e inteligente. “Las guerras no traen nada bueno” dice que comentaba por el pueblo. Una vez comenzada la guerra vinieron a por él con un coche negro, se lo llevaron y no supimos nada más de él.

Ni a los abuelos, ni a los padres, ni a los tíos oí otros comentarios sobre el tío Manuel. Hasta hace muy pocos años no había visto ninguna fotografía en que apareciese el tío. Si no hubiese sido por la esquela ni estos escasos detalles me hubiesen llegado. Eso sí, la esquela, especialmente para mi padre supone seguir manteniendo vivo el recuerdo de su hermano, es el único recuerdo, el único detalle que ha perdurado en nuestra casa de aquel tío elegante e inteligente. Todo lo ocurrido durante la guerra civil se ha mantenido en secreto, mi familia no ha sido especial, mi pueblo no ha sido especial; pero la realidad es que cada familia ha mantenido su secreto, el pueblo ha omitido todo lo ocurrido durante aquellos años turbulentos. Los secretos de cada familia han quedado en las fotografías, en la mayoría de las casas guardadas en las mesillas de los padres.

Intenté en vano que mi padre -hombre dado a contar historias, buen narrador- me desvelase los secretos familiares y del resto de las familias. No conseguí más que alguna referencia a las historias de contrabando, como se veían obligados a guardar la cosecha de garbanzos en la gavillera para que no fuese confiscada, o alguna que otra historia de maquis, o del estraperlo. Pero nada de nada de lo que ocurrió en el pueblo, nada de nada de lo que ocurrió en el resto de las familias.

Con el paso de los años me di cuenta la causa del silencio de mi padre y del resto de los vecinos. La decepción, el miedo y especialmente el terror se apoderó de muchas familias que habían puesto su esperanza y algo más en las ideas republicanas. Y la sensación de haber perdido más que ganado se apoderó también de las familias que se inclinaron por el bando nacional. Todos se sintieron decepcionados y en cierto modo perjudicados.

Los secretos familiares de la guerra, de estos años no han querido ser recordados, no han querido ser desvelados. Han quedado en una esquela, a lo sumo en una fotografía que se ha guardado con mucho cariño junto a los papeles importantes. O en las lápidas de los soldados del tercio nacional que traían a enterrar al cementerio. Olvidados todos, lo de menos fue la ideología (izquierdas, derechas) de todas las clases sociales (ricos y pobres). Olvidados aquellos que murieron defendiendo las ideas revolucionarias, pero también aquellos que murieron en el bando nacional.

24/11/2017

¿Bilateralidad?

Con la que está lloviendo (en sentido figurado, pues la verdad es que a nuestros baserritarras y labradores bien le vendrían unas lluvias o nevadas), con la que nos esta cayendo políticamente que nos venga el PNV negociando con el PSE y el PP, cuarta y quinta fuerza política, y especialmente después de lo ocurrido en Cataluña no tiene nombre. Claramente se ve que es lo que les interesa, y no es otra cosa que contentar el bolsillo de un 10% de la población vasca. Si a ese 10% privilegiado se les privilegia, ¿De dónde va a salir el dinero? pues está claro de los que tenemos un jornal, de los autónomos y de los pequeños y medianos empresarios (qué equivocados están ya que como son autónomos y pequeños empresarios a muchos les parece que están en ese 10%, grave equivocación).

Muchos son los que piensan que el PNV está más cercano de EH Bildu, y hasta de Podemos que de los partidos españolistas (PP, PSE), pero no, no nos engañemos es todo postureo porque en realidad no se atreven a decir que también ellos son españolistas y viven más que bien como están. Las palabras se las lleva el viento, pero no así a los hechos, y ya es hora de que nos demos cuenta de cuales son las actuaciones del PNV. De acuerdo en un 99% con los partidos estatales, y si no mirad lo que ha ocurrido en el Congreso, todos contentos, especialmente RAJOY y sus seguidores con el Concierto y el Cupo. ¿Alguno creerá que es algo bueno para Euskal Herria, después de ver como han tratado a los catalanes? Triste y penoso.

¿Pero que bilateralidad? Por el Concierto, por el Cupo...

1. Se paga más que lo que corresponde.

2. Lo que nos devuelven se tiene que gastar en lo que el Estado quiere.

3.  El Cupo se calcula con lo que nos corresponde por el Ejército, Monarquía, Autopistas...

4. No se trata de una negociación, si así fuese y no fuese beneficiosa para el Estado (aunque solamente fuese económicamente) el Estado nunca lo consentiría, como lo hemos visto recientemente con Cataluña.

5.  NO es negociación es la NEGACIÓN de país, de soberania. Es el NEGOCIO del PNV.

 

23/11/2017

Pequeñeces (26)

Por aquellos años a casa se acercaban los veraneantes a comprar la leche recién ordeñada de las vacas. Teníamos dos vacas que las empleábamos en las labores del campo y en verano daban abundante leche. No conocí los dos bueyes que tanto oí hablar a mis padres y hermanos.

No era casualidad que a la hora que creía que bajaría Yoli con su madre o su abuela Leona a por la leche estuviese yo por la casa revoloteando. Nuestras madres bien que lo notaron, pues era la única hora que se me veía el pelo, hasta el punto que un día la madre de Yoli me preguntó con una risa delatadora, a ver si no salía de casa en todo el día. ¡Bien sabía ella que justo aparecía para comer y cenar¡ Me puse rojo como un tomate, especialmente cuando Yoli fijó su mirada en mí. Pero a pesar del pequeño bochorno fue raro el día que no estaba sobre esa hora por los alrededores.  

También Yoli era al único lugar que acompañaba a su madre, pero de eso no me di cuenta hasta que habían pasado unos años. La inocencia en estos temas de los chicos y chicas del pueblo era notoria comparada con los veraneantes. Mucho aprendimos de ellos, pero eso también lo dejaremos para años posteriores.

21/11/2017

Pequeñeces (XXV)

Por aquellos días, la abuela estaba más alterada que de costumbre, desde que se puso la electricidad en el granero, subía continuamente a dejar comida y a charlar con su hijo que solo existía en su mente. A veces yo le seguía agazapado detrás de ella, medio escondido para escuchar sus conversaciones. Manuel, sal que no hay nadie en casa, es de noche, en la calle tampoco anda nadie, y la puerta de la calle está bien cerrada, decía en voz baja para que nadie le escuchase. Come este jamón y bebe un trago de vino. Sal tranquilo, y siéntate un rato a mi lado. ¡Pero qué delgado estás!, toma come y bebe un poco.

Me faltó el tiempo para preguntar a mi madre a ver quién era el tal Manuel. Me dijo que así se llamaba el hermano menor de mi padre, que había sido asesinado en la guerra civil. ¿Dónde lo mataron?

Es mejor no revolver esos asuntos. Me dijo seriamente. Un día, te enterarás de todo. Pero todavía eres un niño. ¿Te han dicho algo tus amigos?

No, no. Esta tarde le he oído a la abuela en el granero, llamar una y otra vez a Manuel.

Pobre abuela.

Al día siguiente intenté sonsacarle algo a la abuela. Imposible. ¿Abuela, donde está Manuel?

¿Manuel?, ¿Qué Manuel?

Manuel, Manuel repitió, moviéndose de un lugar para otro, repitiendo una y otra vez las mismas frases de siempre sin sentido aparente alguno, sin callar ni un solo momento, era capaz de hablar y hablar durante horas y horas cosas incongruentes y sin relación alguna.

20/11/2017

Pequeñeces (XXIV)

Aquel día, 6 de mayo, nos pasamos la tarde en la chabola. Al llegar a casa nos encontramos en el portal a nuestra madre. Algo había sucedido, ya que tenía muy mala cara y estaba medio llorando. El abuelo había fallecido un rato antes. A los hermanos pequeños no nos dejaron entrar a verlo, los mayores pasaron a la habitación, y a la salida comentaron que estaba más guapo que de vivo, con chapela y la cara resplandeciente. O algo así creo recordar.

Pasados unos meses, el día después de Santa Lucia, José Mari nos comentó que había oído en su casa que muy pronto iban a hacer las maletas y que se iban a trasladar a la ciudad. Esa misma tarde, sin perder tiempo, le pregunté a mi madre, si era verdad que la familia de José Mari también se iban. Y mi madre me lo confirmó. Se iban para Pamplona. El año que viene, pasadas las navidades han decidido irse a la ciudad, me dijo sin darle excesiva importancia.

¿Pero qué van a hacer con el abuelo y el tío soltero mayor que viven con ellos?

Se van a ir con ellos. Ya lo tienen todo decidido y pensado.
¿Mamá, nosotros no nos iremos, verdad?

No te preocupes. Por lo menos estaremos aquí hasta que viva la abuela. Eso es lo que dice tu padre, y así se hará, ya sabes cómo es tu padre.

Me pareció que mi madre ponía como excusa al padre, pero que ella tampoco tenía ninguna gana de comenzar una nueva vida lejos de estas tierras. Tranquilo hijo, tu padre vive contento aquí y le costará mucho decidirse a dejar todo esto. Le va a costar mucho más de lo que parece abandonar el pueblo y las tierras. No veo a tu padre lejos de los animales y el monte. ¿No os distéis cuenta que cuando se fue la familia de Tere no fue capaz ni despedirse de su mejor amigo?. Tu padre seguirá el camino de su padre, y morirá aquí.

Llegó el momento de comenzar la escuela, de hacer la Comunión, un rollo, aprenderse de memoria rezos y oraciones. Siguió la vida como de costumbre, no se habló más de irse a la ciudad.