Berrotza / Berrueza

Nazarreko irakurle berria. Una nueva lectora en Nazar

XX. mendearen hasieran, Berrotzako herri batean egoera aztertuko dugu.

Gaur ekartzen dudan historia, nahiz eta agian triste samara iruditu garai hartan ez zegoen tristezarik, herri txiki hauetan alai bizi ziren, bai txiroak, bai aberatsak.

Goiko auzoko etxe batean, etxe txiki batean, 10 pertsona bizi ziren. Hiru zahar, oso zahar, gurasoak eta seme-alabak. XX. mendearen hasieran ez zen arazorik jente asko bizitzea etxe batean, denontzat zegoen lana eta baita jateko ere. Garai hartan morroi asko behar zituzten etxe aberatsetan, egunero, bai neguan, bain udan, bai udaberrian eta udazkenean esku asko beharrezkoak ziren nekazal lanak aurrera ateratzeko. Beraz, familia horretan nahiz eta lurrik ez eduki, eroso bizi izan ziren, ezer sobera ez bazeukaten ere, falta ere ez zuten ezer sumatu.

Herriak, gainera, bazeukan herri-lursoro propio batzuk, auzolagunen artean banatzeko, batez ere txiroen artean. Lur asko ez baziren ere, familia guztiek zeukaten lursoro bat garia ereiteko, eta beste lursoro bat askoz txikiago baratz moduan erabiltzeko, hori bai, herritik bi kilometrora.

Gauzak horrela, herria orekatua eta paketsua mantentzen zen; gainera belaunaldiz belaunaldi familia guztiek bere rola bereganatuta zeukaten. Alkatea eta udal agintariak beti familia jakin batzuetatik irtetzen ziren, artzainak, ikazkinak, morroiak, etabarrak beste familia jakin batzuetatik. Herrian oso gutxi aldatzen zen belaunaldi batetik bestera.

Giro bukolikoa ez izan arren, dena hasi zen hankaz gora jartzen nekazal mekanizazioarekin. Mekanizazioak aurrerapen handia ekarri zuen batzuentzat, baina beste batzuentzat, berriz, hondamena ekarri zuen. Etxe aberatsetan peoi gutxiago behar izan zuten, ez zegoen lanik denorentzat, eta familia txiro hauetako balizko langileak egonean pasatzen zituzten egunak, alferkeriak gainditu zuen herria.

Azkarrenek edo diru pittin bat zeukatenek laster ihes egin zuten herritik. Hasieran gazteenak, gero helduak. Baina familia batzuentzat ez zen izan erraza, batez ere aiton-amonak bere kargurako zeukatenentzat , edo seme atzeratuak zeukatenentzat hirietako bidea hartzea. Hori hain zuzen ere, izan zen gaur kontatzen dugun kasua. Seme-alaba guztiak Bilbora, Durangora, Tolosara, Donostiara joan ziren lan bila, eta baita aurkitu ere. Baina, etxe horretan gurasoak, gizonaren gurasoekin eta seme atzeratuarekin herrian geratu ziren. Urte bat ondo iragan zuten; baina ezbeharra sortu zen etxe horretan, gizona bat-batean bihotzak jota hil zenean, familia errekurtsorik gabe geratu zen. Hurrengo neguan hil ziren gizonaren gurasoak, biak jarraian, aste berean. Alargunaren egoera jasanezina izan zen, eta bere semearekin batera herriz herri irten ziren eske. Egun hortatik aurrera, ez zuten egun bat ere onik eduki, hotza ez zegoenean, bero izugarrizkoa, elurra edo txingorra, eta ahora eramateko janari eskasa baino eskasagoa. Bere bizimodua erabat okertu zen, gehienetan bideetan lo egin behar zuten, ama eta semea, bata bestearen ondo-ondoan. Ama egun batean, hotzak jota bide ondoan hilik agertu zen eta semea Iruñeko inklusara eraman zuten.

Ayer después de una tormenta seca de verano con cientos de truenos y rayos prendió un incendio en Mataverde.

A las 15:15 desde Mirafuentes el yerno de Honorato vio una columna de humo en los pinos de Mataverde. Inmediatamente Belén llamó a los bomberos y a mí. 

De Mirafuentes subieron Honorato y tres vecinos más. Para cuando llegamos los 4 de Nazar y los bomberos ya tenían el fuego controlado y apagado. Los bomberos echaron gran cantidad de agua sobre el pino que presentaba la señal del rayo desde la punta a la raíz. Y también en los alrededores calcinados.

Gracias a los de Mirafuentes la cosa no fue a más. 

Este año habrá que darles doble suerte de leña... 

Ayer estuvimos viendo los encantos de ese pueblo tan cercano y a la vez tan lejano de la Berrueza. Por el camino de Mues, o de Ubago o de Mirafuentes a tiro de piedra. No mas de tres cuartos de hora.

Pueblo que en un tiempo por el numero de casas que tiene calles y edificios señoriales  tuvo que ser una villa de las mayores de la zona. Como lo.han documentado Hipolito y Victoriano en sus abundantes publicaciones. 

 En su tiempo con un castillo que lo destruyeron en 1512

 Con casas solariegas con preciosas fachadas y nobles escudos.

Todavia se conserva la cooperativa de vino que hizo famoso al pueblo. Aquel vino claro que se exportaba por todo Navarra. Hoy casi sin cepas en todo el pueblo

La picota, monumento a la entrada del pueblo. testigo de lo que fue un dia la Villa. Y que no habra visto. Fusilamientos, torturas...

El fronton con su pintura tan original. Azul. Bonito

La sociedad que me imagino que sera Balacin. Que sera asi como llaman los desojanps al balancin. Instrumento que llevaban los animales de tiro para enganchar carros o aperos...

 Sus vistas de Kostalera y la Sierra de Kodes. Tal vez uno de los sitios mejores para contemplar el Santuario a los pies de la Sierra. Su majestuoso Joar con las dos Hermanas.

Pueblo en cuesta con una calle ancha y luego las demas estrechas y en cuesta. Pueblo medieval. Con sus chimeneas de las antiguas bodegas.

No podia faltar la iglesia. Grande y alta. Bien conservada y cuidada. Con tejado nuevo. En lo alto del pueblo, con sus tres ventanales del sur que hacen una iglesia luminosa con las esculturas de Araoz. Escultor que da vida a sus personajes. Personas del pueblo con pelos alborotados y musculatura de haber trabajado los duros campos de esta zona mavarra. Curtidos por el sol y el aire. San Sebastian asaetado por ejemplo

 El coro y la portada renacentista. Y tal vez lo mas espectacular la gran torre con sus campanas. Y lo principal sus habitantes... Si quereis conocer el pueblo y especialmente los misterios y todo lo referente a la iglesia ahi teneis a Victoriano Perez Lanz. Un entusiasta de su pueblo que aunque dice que deberia cobrar por sus explicaciones, yo estoy seguro que por el entusiasmo que pone y por lo agusto que se le ve contando los misterios y anecdotas del campanario, de los rayos de luz dirigidos desde su construcion por los maestros canteros a los lugares estrategicos de la iglesia en los dias señalados del santoral,  hasta estaria dispuesto a pagar el a los visitantes. Lo dicho si teneis oportunidad haced una visita a Desojo y si lo haceis con Victoriano el entretenimiento y la transmision de su cultura esta garantizada. 

Principios del siglo XX, he aquí la historia de una familia con muchas tierras del Valle de la Berrueza. Vivían plácidamente en una gran caserón del barrio de abajo. Allí vivían los padres con cuatro hijos, dos chicos y dos chicas. Una casa de unos 1.000 metros con tres pisos, las cuadras, la vivienda, y el granero. Aparte de los pajares y otras cuadras contiguas y con dos eras propias muy cercanas.

Familia que era la propietaria de la finca de la villa, finca principal y más grande del pueblo, y de otras muchas del valle. Muchos eran los peones que se contrataban entre las familias que no tenían tierras en el pueblo. Además, durante todo el año vivía en la casa Antonio, peón que llevaba más de 40 años, y que para el pueblo era considerado como uno más de la familia, aunque dentro de la familia Antonio era el peón, servidor para todo, especialmente para trabajar.

El hermano mayor, Castor, siendo todavía muy joven, justo había cumplido los 18 años murió de rabia. Contrajo la enfermedad del perro más querido de la casa, Lur. El médico certificó que no había sido mordido por ningún animal, ni de casa, ni salvaje, y parece que la enfermedad la transmitió el perro cuando una tarde de verano, cuando Castor estaba echando la siesta bajo el nogal de la casa, Lur le lamió una herida que se había hecho segando habas. La herida no revestía importancia, no era ni grave, ni profunda, pero circunstancias de la vida acabó con la vida de Castor.

El perro cambió de comportamiento, furioso y agitado iba de un lugar para otro. Lo llevaron a Azuelo a donde el sacristán Sanchez, encargado de administrar la risma a los perros que presentaban signos de padecer la rabia. Se trataba de aplicar un hierro incandescente en la cabeza del perro. Así se hizo, pero a los 7 días murió el perro.

Pasados dos meses Castor comenzó a presentar sintomas, fiebres altas, no podía ver el agua, ni líquido alguno. Castor tuvo que ser atado a la cama. Le salía espuma por la boca. Fue una semana tormentosa e indescriptible para la familia. Falleció atado a la cama y con grandes convulsiones. Todo el pueblo quedó abatido por el suceso. La familia se repuso tal como pudo.

Las dos hermanas se casaron jóvenes, una en Piedramillera y la otra en Olejua. En casa por tanto, solo se quedó Timoteo, con toda la hacienda, que era mucha, no solo tenía propiedades en su villa natal, sino que también tenía una gran cantidad de tierras de labranza en Cabredo. A pesar de la gran riqueza, o tal vez por ello a Timoteo le costó encontrar esposa, ya que no era fácil encontrar en los alrededores alguna mujer que pudiese aportar algo parecido a lo que Timoteo aportaba al matrimonio. Murieron los padres y Timoteo se tomó en serio el asunto del matrimonio. Un tío cura del seminario de Pamplona tomó parte en el asunto y acordó el matrimonio con los padres de Josefina de Andosilla, la que poseía bastantes tierras en al ribera navarra y además de muy buena calidad a orilla del río Ebro. Cuando se llevó a cabo el matrimonio Josefina pasaba de los 40 años, pasaron los años y los niños no llegaron.

Timoteo vivió los tiempos de la revolución agraria, se abandonó el arado y el braván tirado por bueyes y apareció la maquinaria agraria a motor, tractores, trilladoras… Uno de los primeros tractores de Navarra fue adquirido por Timoteo, aunque no tuvo éxito. Tractores completamente de hierro, hasta las ruedas eran de hierro, lo que impidió que se usase en los campos, embarrados por aquella época de lluvias continuas y que l no estaban bien saneados.

Timoteo abandonó el cultivo de los campos a los 50 años, los dio a renta a varios inquilinos y especialmente a un sobrino. A pesar de que la hacienda les daba para poder vivir como les diese la gana vivieron como una familia más del pueblo. Su vida se asemejaba a la de los monjes franciscanos. Ellos dos solos, en aquella casa tan grande. Sin lujos y sin caprichos.

Timoteo murió muy joven, a los 67 años, dejando la hacienda a sus sobrinos, la mayoría de los cuales no había pisado en su vida el pueblo y mucho menos los campos de cultivo.