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14/07/2014

Codés

Hoy le toca el turno a las romerías del Santuario de Codés. Ubicado al otro lado de Joar, de la Peña de la Concepción, en la vertiente de Torralba del Río, Azuelo, Aguilar…

El Santuario de Codés ha ido evolucionando a la vez que nosotros nos vamos haciendo mayores. El conjunto monumental ha ido modernizándose con el paso de los años.

Intentaré recoger los sentimientos, los recuerdos de las distintas épocas, tal como las sentía hace 55 años, y  las sensaciones sentidas hace treinta, diez años o también las sentidas hace dos semanas, por ejemplo. El cambio que menos me ha impresionado durante estos largos años ha sido sin duda el experimentado en el exterior de los edificios, a pesar de que ha sido brutal, pues las explanadas han ido cambiando y qué decir de los alrededores en los que se han construido hasta un frontón cerrado. Pero lo dicho estos cambios han sido los que menos reflejo tienen en el sentir del Santuario, por lo menos para mí.

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La Virgen de Codés ha tenido y creo que sigue teniendo una gran devoción en los pueblos de los alrededores. Se siguen haciendo romerías, visitas privadas, misas…

El santuario se encuentra ubicado en un lugar extraordinario y monumental paisajísticamente hablando, en las faldas de la Sierra de Cantabria o de Toloño, bajo el Joar y a un costado las Dos Hermanas.  Un lugar solitario y a la vez encantador para pasar unos días de descanso.

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Ha sido y creo que sigue siendo un lugar de encuentro para los habitantes de la zona. Desde antaño viene la tradición de reunirse por pueblos y valles un domingo al año. La zona de influencia es extensa. Nombraré algunos de los pueblos desde donde se acude: Marañón, Cabredo, Genevilla, Aguilar, Codés, Aras, Bargota, Torralba, Espronceda, Armañanzas, Torres, Desojo, Otiñano, Mirafuentes, Ubago, Cábrega, Mues, Sorlada, Piedramillera, Olejua, Oco, Mendadza, Acedo, Gastiáin, Galbarra, Narcue, Viloria, Ulibarri, Nazar…

 

Hasta no hace mucho no había costumbre de salir de los pueblos, por lo que la romería de Codés tenía gran importancia en las familias. Estas romerías suponían una gran fiesta. Se acudía en familia con la comida  de todo el día en las alforjas de las caballerías, era muy habitual ver pasar a los vecinos de otros pueblos con caballos, yeguas en fila los días de romería.

 

Al santuario de Codés llegaban vecinos de todos los pueblos, por lo que la estampa habitual era ver atadas a las caballerías en las campas de los alrededores. En la explanada central se ubicaban las tiendas de garrapiñadas y juguetes para los niños… Tal vez para muchos, para la mayoría era la única vez del año que salíamos del pueblo, la única vez al año en que teníamos oportunidad de que nos regalasen una máquina fotográfica de plástico, una pistola de agua, un martillo de caramelo rojo, o alguna chuchería…

Se acudía en familia, se comía en familia,  sentados encima de una manta. La primera parada una vez  que se llegaba era en la fuente a echar un trago de agua. Nuestros padres hablaban de cualquier cosas con los vecinos de otros pueblos, ante la atenta mirada y con atención de los hijos e hijas…

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No faltaba la misa en la iglesia, una iglesia pequeña y oscura, en la que a mí por lo menos me llamaba la atención la verja que separaba el altar de los fieles, donde se encontraba la imagen de la Virgen, que a mí me daba la impresión de que estaba encerrada como en una cárcel. La iglesia en sí transmitía una sensación de tranquilidad, aumentada por la oscuridad, la humedad y el frío que hacía. En aquellas épocas el silencio dentro de la iglesia era sepulcral, lo que también ayudaba a darle un cierto misterio.

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El paisaje sigue siendo idéntico, conjunto de rocas, con arbolado de encinas, y cascajales pronunciados, paisaje natural que invita a la tranquilidad, especialmente sentado al sol con un vaso de vino fresco navarro, aunque la vista no sea la que he descrito anteriormente y miremos al sur, a los turrutales de Azuelo, Aras, Bargota poblados de maleza y arbustos, y con los molinos de viento en la cima.

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El sosiego, la tranquilidad y la paz de estos lugares, casi solitarios no tiene precio, solamente rotos en los días de romería, donde los coches ocupan los lugares que antes estaban ocupados por  carros y caballerías…

10/07/2014

Los Sanchez Etxeberria de Azuelo

El día 14 de junio la familia de los Sánchez Echevarría de Azuelo celebraron una reunión familiar en la Hospedería de Codés alrededor de una buena mesa y a la sombra de la Virgen de Codés.

El apellido Sánchez en Azuelo aparece allí por el año 1880 cuando un tendero nómada, quincallero, procedente de Pozo de Urama (Palencia), José Sánchez García, llega a nuestro pueblo viudo y con un hijo, Anastasio, cuya madre era de Muro de Cameros (La Rioja) y él había nacido en Sojuela (La Rioja).  Decide José asentarse en nuestro pueblo donde se desposa con María Martínez de Bujanda Lacalle. Este matrimonio tuvo siete hijos: Isidora, Jesús, Florencio, Juliana, Julio, Valentín y Benardino. Dos de los hijos, Florencio y Anastasio se quedaron a vivir en Azuelo, el resto se dispersó por Navarra y regiones vecinas. Florencio se dedicó a la agricultura y al trato de ganado influenciado por su padre, Anastasio se dedicó a la agricultura y a ejercer de sacristán en la iglesia.

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Anastasio se desposó con Goya, Gregoria Echeverría Fernández,  y se dedicó a desllecar fincas por la sierra de Azuelo para sembrarlas de cereal y patatas. Este matrimonio tuvo ocho hijos: Pedro, Daniela, Irineo, Cirila, Eugenio, Blanca, Cipriana y Lucía. Su devoción le hizo ocuparse del mantenimiento de la iglesia y ayudarle al párroco convirtiéndose en el sacristán de Azuelo. El oficio de sacristán en aquellos años estaba remunerado con un escasísimo peculio que le abonaba la parroquia. El oficio de sacristán con el señor Sánchez o abuelo Sánchez, que de las dos formas se le llamaba, llevaba implícito el cantar los oficios en “gregoriano” en la iglesia y rismar los perros, práctica esta que le proporcionaba algún dinerillo, para ello colocó la argolla y la risma en la entrada de su casa donde estuvo hasta mediados de los años setenta.

Cómo cantaba gregoriano el señor Sánchez no lo recordamos porque cuando éramos niños ya lo cantaban en el coro de la iglesia sus dos hijos Irineo y Eugenio tan bien o mejor que un coro de aquellos frailes benedictinos que habitaron en el Monasterio. Lo que sí hizo funcionar bien fue la risma de los perros casi hasta su fallecimiento. La calle del abuelo Sánchez era la única de Azuelo en la que no te encontrabas nunca un perro, entonces los perros andaban sueltos por el pueblo y en todas las casas había uno por lo menos, es fácil de imaginar por qué los perros evitaban aquella calle.

Los Sánchez en Azuelo pasaron de ser quincalleros a ser sacristanes constituyendo toda una saga. A Anastasio le sucedió en la sacristanía su hijo Irineo que en la emigración de los años setenta llegó a Bilbao, no como “desertor del arado” sino como sacristán ocupando este cargo en la iglesia de San Francisco Javier de Bilbao hasta su jubilación. Azuelo se quedó sin sacristán hasta que en los años noventa regresó al pueblo desde Bilbao su hermana Cipriana al jubilarse recuperando el puesto de sacristana para su familia.

 

 

Hoy los hijos, nietos y biznietos de los Sánchez Echevarría se han reunido en Codés procediendo de diversos puntos de la Península, de muchos, menos de Azuelo donde ya no vive ninguno, aunque mantienen habitables sus casas que ocupan algunos fines de semana y en vacaciones.

Loable costumbre la de juntarse las familias en una jornada de convivencia en estos tiempos modernos en los que los actos sociales familiares, bautizos, bodas, funerales… van disminuyendo de una forma notable. En la despedida quedaron en reunirse de nuevo dentro de dos años. ¡Felicidades familia Sánchez! por vuestra iniciativa y que cunda el ejemplo en otras familias de Azuelo.

07/07/2014

Iruñeako Jaiak

Esto no debería ser noticia; pero solamente lo es, ya que a pesar del celo que ponen los cuerpos de seguridad por que no aparezca ni una sola bandera independentista... con multas, cacheos... siguen apareciendo en primera línea... Portada del Gara (7 de Julio)

 

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San Fermines 2014

Hona hemen ziur aski ikusi ez duzun argazki polit bat Iruñeko etxafleroari buruzkoa. Arabako Diario de Noticiasen gaurko azala.

Seguramente habéis visto cientos de fotografías del cohete de este año, pero casi seguro que muy pocas como esta, portada del Diario de Noticias de Alava.

 

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03/07/2014

Los gitanos por nuestros pueblos

En una época no muy lejana los gitanos visitaban nuestros pueblos con asiduidad. Es más las cuadrillas de gitanos formaban parte del paisaje de estos pueblos.

Llegaban en grupo, con sus carromatos, sus mulos, perros, y muchos, muchos chiquillos...  Iban y venían de pueblo en pueblo...

Ejercían varios oficios, que ofrecían a los vecinos del pueblo, citaré alguno de los que vi, iban de casa en casa recogiendo las cazuelas, pucheros, cazos, calderas, calderos y otros utensilios, la mayoría de porcelana que tenían algún agujero para arreglarlos con petachos de un material que usaban de color plata grisáceo. Igualmente vendían cestas de mimbre de todos los tamaños y formas, al igual que esquilaban burros, yeguas y mulos con unas tijeras grandes que impresionaban a la chiquillería.

También recuerdo con gran estima una obra de teatro que respresentaron y alguna otra vez que venían con una cabra e instrumentos de música...

Por norma general siempre acudían las mismas familias.

En  una época que yo justo conocí, trabajaban en las labores del campo, especialmente en la siega y en la trilla, donde eran contratados como peones por las casas más pudientes.

Las últimas veces que recuerdo a los gitanos en Nazar se quedaron en el pajar de Morrás...

Siento no tener recuerdos más exactos, pero por lo que tengo oido, especialmente los chavales de algunas familias gitanas que siempre acudían a Nazar se juntaban con los chavales del pueblo. Recuerdo nombres oidos a mi padre y a mis hermanas y hermanos mayores. La Petra, la Blasa, el Zocas y especialmente el nombre de Jorge que mis hermanos lo han mencionado miles de veces... debería ser de su edad o un poco mayor, y parece que en más de una ocasión les tocó hacer diabluras en conjunto, alguno de ellos seguró que nació en Nazar, y lleva el nombre del pueblo en el carnet.

También los recuerdo en los pajares que están junto al camino que va a Codés por Otiñano, el miedo que pasábamos cuando teníamos que atravesar el camino y estaban ellos acampados en los pajares.

Igualmente era muy común que estuviesen días en los pozos de Asarta, debajo de Disiñana.

A los niños siempre nos daban respeto, y les teníamos bastante miedo.

Gerardo Luzuriaga