22/10/2015
Gabino (4)
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Juventud (amor imposible entre Gabino y Francisca, dos jóvenes de condición social diferente)
Nueve años después, otro día de fiestas, se oye un murmullo en el baile.
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Gabino se ha licenciado
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¿Pero no se licenciaba para Navidades?
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Sí, sí; pero parece que se ha licenciado antes.
Eran las 12 de la noche, todo el vecindario estaba en la plaza, los músicos de las Amescuas, Rufino y su mujer, se disponían a tocar la segunda pieza de la noche, cuando llegué al pueblo, sin pensarlo dos veces fui dónde Francisca y le pedí baile.
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Sin andarme con rodeos, le comenté, quiero casarme contigo.
De repente llegaron los mozos, se armó las de Cristo en verso.
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¡Has vuelto!
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¡Ven aquí!
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¿Qué haces ahí bailando?
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Ya tendrás tiempo de sobra para bailar más tarde.
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¡Vamos a probar el vino de las bodegas!
Se armó un gran revuelo, todos los mozos a una abrazándome, me cogieron entre unos cuantos y me zarandearon como una pluma. Fuimos a recorrer las bodegas, una por una, no dejamos ninguna.
Al día siguiente Primitivo se levantó más temprano que el resto de los días. Se sentó en el sillón de paja del comedor esperando a que se levantase el resto de la familia.
Una vez todos reunidos, Primitivo expresó de forma vehemente lo que había estado rumiando durante toda la noche:
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Francisca, tienes todos los pretendientes que quieras. ¿A quién se le ocurre bailar con el hijo del Carbonero? No permito que andes en tonterías, de aquí en adelante sé prudente. No saldrás en el resto de las fiestas. El jueves que viene, día de mercado concertaré la boda con el padre del Josetxu de Mendaza, ya lo tenemos de sobra apalabrado. La boda se celebrará dentro de dos meses.
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No te puedes ni imaginar lo qué has dado que hablar, no se habló de otra cosa en la taberna ayer noche.
Primitivo conforme iba hablando se iba encolerizando más. ¡Con quién y con el hijo del Carbonero! ¡Con esos que no tienen ni tres termones dónde caerse muertos!
Justo cuando Francisca iba a responder se encontró con la mirada de su madre, pidiendo piedad. Fue suficiente para que no abriese la boca.
Primitivo estaba fuera de sí, tenía el rostro desencajado. La madre intentó encontrar alguna palabra conciliadora, aunque lo único que hizo es empeorar la situación, en realidad tampoco ella sabía lo qué decir, pues no comprendía cómo su hija podía haber bailado con uno que no era de su condición, pero por otro lado se veía en la obligación de mediar de alguna manera ante su hija. Lo dejó para ocasiones más oportunas, la situación tan tensa le impidió gesticular palabra, silencio que le pesaría durante el resto de sus días.
Francisca, se retiró a su habitación a desahogarse.
Gabino:
No hay derecho. Tan cerca y tan lejos. Mi amor. En definitiva para vivir lejos, muy lejos. Más lejos imposible.
De aquí en adelante no nos veremos más. Entiéndeme mi amor. Aunque el corazón me pide lo contrario, la razón manda también en este caso. No nos queda más remedio que vivir en soledad. Separados.
Ten siempre presente estas palabras, estés donde estés, sea el día que sea, siempre te querré, siempre te tendré en el recuerdo. No existirá otro más que tú. Me consuela el saber que los dos estamos sufriendo el mismo tormento.
No nos queda otro remedio. Perdóname no ser más atrevida, me faltan las fuerzas para desobedecer a los padres.
Gabino, llora lo que sea preciso. No puedo más. No te rebeles. Lo primero es lo primero y la palabra de los padres es sagrada.
Francisca, mi amor:
El paso del tiempo no me consuela, que los dos suframos no me alivia. Todavía sigue viva la llama que se encendió hace años. Cariño, no cedo, los dos juntos le haremos frente. Ten presente que yo también siempre te amaré, suceda lo que suceda, allá donde estés; pero esa no es la solución.
Mantengamos la llama del amor viva. Sigamos la ruta que nos marca el corazón. No puedo vivir sólo de los recuerdos.
Sueños imborrables, pero que algún día espero hacerlos realidad. Los dos juntos, sin prisas.
Más de una vez me despierto junto a ti, abrazados, camino de la era, unidos por la cintura, atravesando las calles sin prisa, sin que nos importe la gente, para acabar haciendo el amor en el hueco debajo de la encina, justo la que está debajo de la roca. Allí medio escondidos, medio al aire libre. Besándonos, sin movernos.
No quiero perderte. Quiero tenerte para siempre. No cedas, resiste.
El fuego que encendimos hace ya años me da ánimo para seguir luchando. Estoy preparado para esperar lo que haga falta. Resiste. No hay nada que sea capaz de apagar la llama de nuestro amor.
Tan pronto como Francisca acabó de leer la carta, roto el corazón, se retiró a un rincón de un pajar alejado de la casa, donde nadie la pudiese molestar, a llorar desconsoladamente, lejos de la familia.
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Ave María Purísima,
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Sin pecado concebida.
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Padre hace tres días que no me he confesado.
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Dime hija, cuáles son tus pecados.
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He tenido pensamientos carnales.
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¿Varias veces hijas?
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Sí
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¿Y han sido consentidos?
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Sí
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¿Cuántas veces?
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No lo sé, diría que cientos
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¿Qué clase de pensamientos han sido?
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Feos, muy feos, padre.
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¿Tú sola, o aparecen otras personas en esos sueños?
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Sí, padre
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¿Sí, qué?
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Sí, con un hombre, padre.
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¿Con quién?
El silencio, la oscuridad y el fresco de la parroquia se rompió con el estruendo de un trueno, el rincón oscuro dónde estaba colocado el confesionario, y también la cara blanquecina del cura resplandeció por un instante con la luz que entró por el ventanal de un costado del templo. El silencio, la oscuridad de la iglesia se mezclaron con las palabras del cura y se convirtieron en intranquilidad y desasosiego.
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¿Quién, Quién?
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¿Con quién, con quién cometes esos actos impuros?
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Gabino, con Gabino.
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¿Gabino? ¿El hijo del Carbonero?
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Tienes que quitártelo de la cabeza. En verdad, es por tu bien. Aparte de que es un pecado mortal. De aquí en adelante cuando te vengan esos pensamientos imagínate el fuego eterno. Te ayudará.
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Tienes que permanecer pura y limpia para tu futuro esposo. Pura y limpia también de pensamiento. Tan pecado es el que se comete realmente como el que se imagina, o más pues éste se puede cometer una y otra vez. La imaginación es el verdadero pecado de este mundo.
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Tienes que acercarte inmaculada al altar.
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Ego te absolvo…
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Pero, ¿Cuál era el otro pecado?
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Padre, pongo en duda lo que mis padres me aconsejan.
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Hija, hija, este pecado es tan grave como el anterior.
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Es preciso respetar y obedecer a los padres. Nunca yerran, nunca se equivocan. Todo lo hacen por la seguridad y el bien de los hijos. Igual ahora no lo entenderás. Eres joven, y tienes la cabeza sin asentar. Al igual que los animales preservan a sus crías de los enemigos, cuidan nuestros padres de nosotros, y no quieren más que lo mejor para sus hijos. No tengas duda alguna, obedece y haz lo que tus padres te aconsejan. Son buenos cristianos. Lo que ahora se te hace incomprensible con el paso del tiempo lo comprenderás y estarás siempre agradecida a tus padres.
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Ego te absolvo…
Las siguientes semanas fueron tormentosas, hasta el punto de caer enferma en cama. Las palabras del cura se mezclaban con las palabras escritas por Gabino, y los sentimientos que me brotaban del corazón.
Una mañana a eso del amanecer, con las manos unidas y sin atrevernos a mirar hacia atrás, nos dirigimos carretera abajo. A las 7 en punto subimos al tren en Acedo. A las 9 llegamos al convento de las Clarisas de Estella, ya estaba esperándonos, Basilio. De pie, nervioso, no aparentaba 30 años. Tuvimos que esperar una hora a que llegasen los testigos, que también llegaban de Nazar en la Estellesa. La ceremonia no duró media hora.
Para la una y media ya estábamos de vuelta en el pueblo. Cada uno a nuestra casa, como si no hubiese ocurrido nada. Una semana tardaron Primitivo y su mujer en conocer la noticia. Inmediatamente la encerraron en el convento de clausura de las monjas de Los Arcos y la desheredaron.
Tras 6 largos meses de enclaustramiento, tras varias ocasiones fallidas, por fin llegó la ocasión de huir, en un momento en que la puerta principal se quedó abierta, y el resto de monjas se encontraban rezando maitines Francisca aprovechó para huir, andando llegó hasta Cábrega, dónde gracias a las recomendaciones del Padre Basilio, Gabino había encontrado trabajo como peón para los Marqueses de Cábrega.
Volvimos al pueblo, alquilamos la única vivienda que quedaba libre, ubicada en un callejón que no daba el sol, la única ventana exterior daba a un patio interior. Las 24 horas debíamos usar candelas y candiles; pero allí vivimos unos años inolvidables.
Gerardo Luzuriaga
10:44 | Permalink | Comentarios (0)
20/10/2015
Gabino (3)
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Adolescencia (en este capítulo se cuenta una época de la adolescencia de los dos protagonistas Gabino y Francisca, dos jóvenes de un pueblo pequeño y rural)
Recién cumplidos los 8 años esperaba con impaciencia que diesen las 8 de la mañana, para con las primeras campanadas salir corriendo para la parroquia. Entre el primer toque y el segundo preparábamos las ropas de celebrar misa del párroco, y las nuestras de los monaguillos. Coincidiendo con el segundo toque de campanas las chicas ya se habían sentado en los primeros bancos del lado derecho de la iglesia, el que correspondía a las mujeres.
Entre el segundo y el tercer toque los monaguillos ya vestidos con la túnica blanca y el cíngulo rojo salíamos una y otra vez de la sacristía al altar, o al coro con cualquier excusa. Todo valía con tal de intercambiar una mirada con las chicas, salíamos a encender las velas, o las luces, cambiar las flores del lugar, llevar las vinajeras, preparar el libro de lecturas, alisar un paño… Cualquier pretexto era buena disculpa para cruzar la mirada con Francisca, sentada siempre en la esquina más de la derecha del primer banco de la derecha, el lugar más cercano de la sacristía. Eran momentos especiales.
Estos momentos antes de la misa, y especialmente los de la comunión se fueron convirtiendo en instantes sagrados e inolvidables. Sobre todo, en el momento de colocar la patena sobre el pecho de Francisca. Sin duda fueron estos pequeños guiños de juventud, repetidos semanalmente los que crearon un halo de mutua complicidad.
Fue con 12 años, cuando noté que estos coqueteos con Francisca, también eran correspondidos por ella, la primera vez ocurrió en el portal de la escuela, medio oscuro y la puerta medio cerrada, un escalofrío me recorrió todo el cuerpo, estaba ensimismado con la presencia y la mirada de Francisca, que ni reparé que llegaba la maestra. Al despedirnos me pareció intuir una sonrisa pícara en el rostro de Francisca, que perduró en la memoria bastante más que aquella tarde.
Desde aquel día esas miradas comenzaron a crear nuevas sensaciones.
Tendría unos 16 años, todavía con pantalón corto, cuando le pedí baile por primera vez, no sin dudarlo varias veces y la extrañeza de sus amigas. ¡Pues no era normal que una Aranaz bailase con un hijo del Carbonero!
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¿Francisca, bailas?
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Sí.
Sólo el simple roce de las manos me hizo recorrer un suave escalofrío de arriba abajo.
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No sé bailar, me comentó.
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Tranquila, yo tampoco. Mueve las piernas, haz lo que yo haga.
El baile no duró mucho, pero fueron momentos inolvidables. Uno-dos, uno-dos, vuelta, dos pasos.
Gerardo Luzuriaga
20:25 | Permalink | Comentarios (0)
18/10/2015
Gabino (2)
En este segundo capitulo se describe la zona donde se desarrollará la acción, una comarca agrícola con campos de cereal de secano.
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El valle de La Berrueza
Hermenegildo después de atravesar el pueblo de Mués toma la senda hacia la basílica de San Gregorio.
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¡Arre, arre!
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Vamos, ya falta poco. No tenemos más que llegar antes del anochecer para que el sacristán, familiar lejano, nos prepare una merecida cena.
Al llegar al alto de San Gregorio, se encontraron con un hombre regordete de unos 50 años, de tez blancuzca, tal como se lo habían descrito en el pueblo, el cual les preparó una buena cena y una cama apropiada para el lugar.
A la mañana siguiente se levantaron temprano y aprovechando la frescura del verano Hermenegildo atraviesa un pinar y coge el camino hacía Mendaza.
La basílica presenta un aspecto majestuoso, los rayos solares se reflejan en las cerámicas de colores de la cúpula.
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¡Sooooo!!Sooo!
Se detienen ante un grupo de labradores. El único que parece hacerles caso es un mocete que no tendría más de diez años, el resto siguió segando como si nada ocurriese.
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Buenos días. ¿Nos podríais señalar el camino para Santa Cruz de Campezo?
Sin dejar la hoz, el que aparentaba ser el más viejo del grupo le hizo signos de asentimiento con la cabeza.
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¿Qué tal la cosecha, siguió preguntando Hermenegildo?
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Bueno, tirando, parece que iba a ser buena, pero los últimos calores de estas semanas han apurado los campos. De paja bien, pero al final no ha granado como debía, al final la cosecha será bastante peor que otros años.
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Vaya por Dios, tampoco por nuestra tierra, la ribera, ha sido un buen año.
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¡Arre, arre!
No han recorrido ni cien metros cuando las campanas de la Iglesia de Asarta rompen la tranquilidad reinante. Todo el grupo al unísono dejan las hoces, zoquetas y rastrillos en la renque y se arrodillan para rezar el Ángelus.
Desde aquel lugar se contempla a la lejanía la basílica de San Gregorio Ostiense, erigida en el alto de una colina en honor al obispo italiano de la ciudad de Ostia, el cual estuvo evangelizando las tierras de La Rioja, y según cuenta la leyenda les ordenó a sus seguidores que una vez que él muriese lo atasen a una mula y allí dónde se parase por tercera vez construyesen una ermita con el dinero que el obispo había dejado. El santo y la basílica es muy visitada por los agricultores de la zona y los alrededores, hasta el punto de haberse convertido en un lugar de peregrinación. A San Gregorio se le atribuye el poder de alejar las plagas que asolaban los campos de los cereales. La ermita de San Salvador de Peñalba, con el paso de los siglos se convirtió en la basílica de hoy día.
Los ladridos de los perros anuncian que se acercan a una población. Las casas no se distinguen del paisaje, casas de color ocre pardo, fabricadas con losas lisas y estrechas; no tardan más de dos minutos en atravesar la población, se alejan sir ver persona alguna, aunque tienen la sensación de haber sido vigilados a través de los cristales de las ventanas. Salen a las cuatro suelas de aquel poblado.
Diez minutos después llegan a un despoblado en que no quedan en pie más que cuatros casas viejas y una iglesia derruida, alrededor de la cual pastaba un rebaño de unas 200 cabras.
Siguen el camino entre viñas, y árboles frutales y llegan a otra población bastante similar a las anteriores; aquí sin embargo, se encuentran con una población más amable. Deciden comer en la fonda, dónde la sirvienta tan habladora como elegante les sirve una suculenta liebre en su salsa.
Atraviesan la Sierra de Codés por el puerto de Nazar, abandonando definitivamente este precioso valle de La Berrueza rodeado de montañas.
Gerardo Luzuriaga
20:08 | Permalink | Comentarios (0)
16/10/2015
Gabino (1)
Hace unos años, comencé una serie de relatos sobre el pueblo, en aquella ocasión los escribí en euskera, es ahora cuando he repasado aquellos escritos y los he pasado al castellano, esperando que sea de vuestro agrado los voy a ir desgranando. Está escrito en forma de novela, por lo que aunque en algún momento no veáis un hilo conductor, si se leen todos los capítulos existe un hilo conductor, un protagonista y hasta una familia.
Espero que sea de vuestro agrado, y espero vuestros comentarios.
1. Dos asesinatos.
A las 11 de la mañana, Primitivo atropelló a un hombre que circulaba con su bicicleta por su lado de la carretera recientemente inaugurada. Allí mismo, en la misma revuelta grande, en un lado de la cuneta quedó el cadáver del hombre de 35 años, presentaba un golpe seco en la cabeza.
Pasados seis meses tuvo lugar el juicio en el juzgado de paz de la misma localidad. Primitivo quedó absuelto, tanto el fiscal, como el juez consideraron el suceso como un simple infortunio.
En agosto del mismo año, alrededor de las 2:30 de la tarde, un hombre vestido con una chamarra de invierno salió apresuradamente de casa, atravesó el pueblo, sin saludar y sin mirar a nadie. Ni reparó en su mejor amigo, el cual estaba picando la guadaña a la sombra, bajo el nogal de la Pinta. Cruzó la villa en un santiamén, tomó el camino del camposanto hacia Mataverde.
Cinco minutos después se oyeron dos tiros, a pesar de no ser época de caza, nadie les dio importancia, hasta que llegó la mujer de Primitivo fuera de sí, sin resuello, con las manos en la cara, corriendo por las calles abajo y gritando: ¡Han matado a mi marido! ¡Han asesinado a Primitivo!
Cuando llegaron los vecinos, el cuerpo de Primitivo estaba tendido encima de una manada de cebada recién cortada, con el pecho destrozado y completamente ensangrentado.
El autor de los disparos pasó 22 años en la cárcel de Pamplona abandonado, sin visitas, sin ayuda alguna de amigos, ni de familiares, hasta que murió a consecuencia de una tuberculosis contraída en la cárcel y nunca tratada.
Gerardo Luzuriaga
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13/10/2015
Avispa asiática
Esta es una buena época para tratar de erradicar las avispas asiáticas, por un lado porque los nidos que tienen en los árboles son más visibles.
Como bien sabéis el mes pasado apareció un nido en el monte de Nazar, hace ya más de cinco años que llegaron a Euskal Herria, recuerdo el primer enjambre de Murieta, desde ese día seguro que han aparecido por nuestra zona varios más que han sido destruidos por los vecinos.
Esta es una buena época para tratar de reducir esta especie, que ataca sin piedad a los enjambres de nuestras abejas. La avispa velutina tiene su hábitat alrededor de las colmenas y las abejas debido al temor de ser atacadas no salen de la colmena y mueren. Si eso no fuese poco a las abejas que salen en busca de polen las atacan, las trocean por el abdomen y le chupan las proteínas para alimentar a sus larvas.
Al final del otoño, las reinas fecundadas buscan sus nuevas colmenas, permanecen el invierno escondidas, para salir el siguiente año, con toda la colonia en marcha.
La avispa asiática tiene alrededor de 4 cm con el cuerpo negro a excepción de una raya amarilla, la mayor parte de sus nidos los hacen en los árboles.
!Qué nos dejan sin miel! Hala los cazadores a falta de palomas, ya sabéis donde podéis pasar las horas, de árbol en árbol mirando los nuevos nidos...
Gerardo Luzuriaga
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