Berrotza / Berrueza

El material era lo de menos, el caso es tener una pelota redonda para poder jugar. Lo misno nos daba una jugar con una pelota de trapo que con pelotas hechas con tripas de gato, bastante parecidas por el ruido que sacaban a las de los profesionales.

Famosas se hicieron las pelotas del Aurelio, las cuales se las había regalado su tío de Bilbao. Se bajó con un gran cargamento de esas pelotas que sonaban a piedra, y que los más jóvenes justo podíamos sacar más allá del escas, aunque hiciésemos el máximo esfuerzo.  Eran tiempos en que no conocíamos la protección en las manos, y la mayoría de las veces comenzábamos los partidos sin calentamiento previo.

Gerardo Luzuriaga

Nazar vivió de cerca el juego de la pelota. Desde pequeños aprendimos a hacernos nuestras propias pelotas. Por lo general pelotas que no salían más allá del cuadro tres; pero apropiadas para nuestras manos blandas y suaves como nos correspondían a los 6-8 años.

 Fue una gran pena que al colegio donde fuimos a parar la mayor parte de los niños de Nazar no tuviese un frontón en condiciones, y tampoco el deporte de la pelota fuese el deporte que los curas potenciasen. Pero sin embargo, cuando volvíamos al pueblo por vacaciones como comenta ELI, la pelota era el deporte en que más tiempo pasábamos.

Aunque para cuando nosotros comenzamos a jugar ya había hecho presencia el fútbol y fue ganando terreno, la pelota siempre estuvo presente. Para estos pueblos de la Berrueza, sin muchos niños y niñas el juego de la pelota era el ideal pues con que hubiese dos niños dispuestos a pegar unos pelotazos ya estaba todo resuelto.

Teníamos pelotas de todas las clases, pelotas de cuero hechas por nosotros, con lo que llamábamos tripas de gato, y luego trapos y más trapos. Recuerdo también unas pelotas de plástico duro, verdes, que picaban como demonios. Eran aquellas pelotas que te regalaban con los zapatos de la marca gorila, que nuestras madres non compraban de vez en cuando en Estella.

Especiales eran las pelotas que nos hacían nuestros hermanos mayores, pelotas que aparte de salir bastante más que las que elaborábamos nosotros eran más pesadas y hacían un ruido seco cuando pegaban en el frontis y qué decir del daño insufrible que nos hacían en las manos ( A excepción de Pedro que tenía unas manos que parecían de hierro)

G. L.

Ayer cumplió 95 años Celes Zudaire. Así de maja está. Pocos dirían que ha cumplido los 95 años, y menos si se le ve paseando con el resto de mujeres por las calles de Nazar, o se entabla una conversación con ella.

Vaya desde aquí la felicitación merecida para esta mujer que como el resto de las mujeres nazarenas les tocó trabajar duro para sacar adelante a la familia.

¡Zorionak Celes!

Aunque no creo que exista constancia gráfica en Nazar hace igual ya más de 30 años se jugó un partido muy interesante. Los pelotaris pasaban de los 40 años, Pedro María Morrás contra Marcelino Albeniz. Morrás le dio muchos tantos de ventaja. Todo el pueblo se juntó para el acontecimiento, también vinieron varios espectadores de los pueblos de los alrededores.

Pedro Mari Morrás, el segundo a la izquierda, con camisa blanca y pantalon azul.

Marcelino Albeniz

La calidad del partido no tuvo gran importancia, el interés estaba más en la forma de jugar y como se movían que en la calidad de los pelotaris. No recuerdo quién ganó. Lo que sí sé es que acabaron los dos molidos, rendidos y sin resuello. El pueblo allí reunido supimos agradecer la bravura de los dos pelotaris. Las ahujetas de los días siguientes solo ellos sabrán cómo fueron. Pedro Mari todavía nos lo puede contar...

G. L.