Los de la República de Joar, las dos vertientes la alavesa y la navarra nos hemos adelantado una semana al 16 de junio donde nos reuniremos miles de navarros en Iruñea para reivindicar la identidad navarra y protestar por aquellos acontecimientos ocurridos ahora 500 años. La invasión y destrucción física y cultural de navarra por las tropas castellanas.

Este día que hemos pasado entre Otiñano y Mirafuentes ha sido inolvidable, un día lleno de emociones que será muy difícil volver a sentirlas con la intensidad que las hemos vivido este sábado en la cima de Joar, y en estos dos pueblecitos navarros. ¿Quién nos iba a decir hace cuatro años que en estos pueblos se iba a poder organizar una fiesta de este tipo?.

Una fiesta reivindicativa y alegre, intentando recuperar la independencia que nunca tuvimos que haber perdido.

Ni el propio Pablo Antoñana que fue al que se le ocurrió denominar a estas tierras con el nombre de la República de Joar, se pudo imaginar que un día nos íbamos a reunir alrededor de 300 personas en las estribaciones de la Sierra de Codés, bajo Joar y La Plana para reivindicar los derechos navarros sustraidos a principios del siglo XVI. Pablo Antoñana, nacido en Viana, y que durante años y años anduvo de secretario por estos pueblos, en Mirafuentes estuvo durante algún año, bastantes más en Desojo…

No creo que seamos capaces de agradecer todo lo que hizo por nuestra cultura, se encargó de recoger los dichos y especialmentes las costumbres y andanzas de los labradores de estos valles. Nadie como él hizo un retrato escrito de nuestros abuelos y padres.

Este sábado hemos puesto la primera piedra de lo que debe ser un acontecimiento a repetir e ir mejorando año tras año hasta conseguir la independencia de Nafarroa y extender la República de Joar por todos los pueblos de la Berrueza, como Pablo lo decía.

Ha sido un día popular. Un día en el que muchos han trabajado, pero de una forma desinteresada. A las 10:30 teníamos la hora en la cima de Joar, hemos ido llegando desde distintos itinerarios, por el puerto de Nazar (Asarta, Nazar, Mirafuentes…), el camino de Otiñano (Mirafuentes, Otiñano…), la subida de Codés (Bargota, Armañanzas, Espronceda…), el camino de Kanpezu (Urbisu, Kanpezu…), la senda de Genevilla (Azuelo, Cabredo, Genevilla…).

Hacía las 10 hemos ido llegando uno a uno, o en grupos pequeños hasta la cima, dominada por una antena mostruosa, pero que conforme se fue llenando la esplanada de personas pasó del todo desapercibida, para tomar un colorido multicolor con las banderas navarras, y las camisetas variadas de los asistentes.

Allí en la cima nos hemos dado cita jóvenes y mayores de varios pueblos de los alrededores, la mayor parte de los pueblos han estado representados. Ahí nos hemos encontrado con viejos conocidos, con otros que nos conociamos, solamente por referencia en escritos en periódicos, revistas o bloges. Fue bonito ver como el grupo iba en aumento conforme llegábamos por las diversas sendas a la cima de Joar. Hasta conformar un grupo que pasaba de las 100 personas. Una vez extendida la bandera navarra, y realizadas infinidad de fotos, se leyó un corto manifiesto en euskara y castellano, se bailó un aurresku, y después de un excelente bocadillo acompañado de vino y sidra, tomamos el camino para Otiñano.

La bajada también fue emocionante, todos a la vez, formando una gran hilera entre las hayas centenarias de la ladera norte de Joar, llegamos a un pinar también frondoso y elegante, un poco antes de llegar a la cabaña de Kanpezu nos dividimos en dos columnas, unos los que bajaron directamente a Otiñano, y la otra que tomó el camino de la Plana. Lugar desde donde existe una vista preciosa del Santuario de Codés y los pueblos de alrededor, Aguilar, Azuelo, Torralba.
Seguimos el camino hasta llegar a la cueva de Juan Lobo, donde parece que se refugiaba con su pandilla de bandoleros para abrigarse de las tormentas y también escapar de las justicias. La cueva no es una cosa del otro mundo, pero es curiosa, por lo pequeña que es y también por lo estrecho de su entrada. De aquí nos dirigimos a ver lo que en su día fue la fortaleza de Punicastro, hoy día no queda nada de su construcción, simplemente nos tenemos que imaginar lo que fue el castillo, por una especie de algibe que todavía conserva su forma y las esplanadas donde estuvieron las estancias de la fortaleza.

De aquí guiados por unos mozos de Mirafuentes conseguimos encontrar la entrada del huerto del Romero, una entrada verdaderamente estrecha entre rocas, siguiendo unos 40 metros a la derecha se llega a un rellano con vegetación variada.

Tras un descenso que a la mayoría se nos hizo largo, llegamos a Otiñano, allí estaba ya la mayoría, refrescándose en las aguas abudantes de la fuente de Otiñano. Hasta la hora de la comida, estuvimos en los alrededores de la sociedad, el pilón, el lavadero y la fuente, muy bien acompañados de la acordeón, la pandereta, la txalaparta, la gaita y los chistularis. Las banderas seguían ondeando entre los grupos que eprovechamos para descansar.

A las tres empunto, fuimos al encinal de detrás de la iglesia, donde el Pino, con una serie de buenos y buenas ayudantes del pueblo nos habían preparado un calderete exquisito. En su punto, tanto de picante como de especias. Una delicia.

Tal vez lo más emotivo del día estuvo en la calegira desde Otiñano a Mirafuentes. En sucesivos mensajes pondré el vídeo de tal momento. Si la salida de Otiñano estuvo bien, la entrada en Mirafuentes nos puso los pelos de punta. En el frontón Inaxio dio una corta charla, Fermín Balencia nos deleitó con las canciones ya tan conocidas por todos, para acabar la tarde con un partido profesional entre dos pelotaris navarros y dos guipuzcoanos, ganando los navarros por 22 a 18. Luego se jugó un partido de pelota entre dos mozos de Bargota contra la pareja Luzuriaga - Morras de Nazar, ganaron los nazarenos por 22-16, aunque a decir verdad la animación y los gritos se los llevaron los de Bargota.

Hacia las 10 el personal se trasladó hacia el gaztetxe, donde había bocadillos y conciertos hasta largas horas de la noche.

Lo dicho, un gran día.
Gerardo Luzuriaga
Gerardo Luzuriaga