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18/01/2009

Sofia Orokieta

Este fin de semana ha fallecido en Asarta Sofia Orokieta de 97 años. Desde aquí queremos acompañar a la familia Monreal, y en especial a Rober.

12/01/2009

Relacionados con nuestro valle y pueblos (II)

Gabriel ACEDO DE LA BERRUEZA.

En el siglo XVII nació (creo) y vivió en tierras EXTREMEÑAS, Gabriel Acedo de la Berrueza, (en su tiempo Azedo de la Berrueza) el cual escribió un simpático libro amenidades, florestas y recreos de la provincia de la vera alta y baja de Extremadura. Libro publicado en Madrid en 1667, y reeditado en Sevilla en 1891.

El caso es que este personaje con apellidos tan navarros, algo tenía que ver con la Berrueza, pues cuando escribió el libro, se lo dedica al SEÑOR DEL PALACIO Y TORRE DE ACEDO, don Diego de Acevedo y Albizur. En el libro impreso aparece claro está con la ortografía de la época: Palacio y torre de Azedo.

Este erúdito, tiene una calle en JARANDILLA DE LA VERA en la provincia de Cáceres, al Norte, bajo las estribaciones de la Sierra de Gredos, y bastante cercano al valle del Jerte. Es por ello que me aventuro a pensar que fuese nacido en Jarandilla, o por lo menos en algún pueblo cercano. Es cuestión de seguir indagando, pero por ahora ahí lo tenemos al ilustre escritor, que por una cosa u otra tenía una relación directa con ACEDO.

Kattagorri

09/01/2009

Niñerías (III)

Pedro y Gerardo barrieron lo mejor que sabían la cocina y la habitación, limpiaron con jabón y secaron con un trapo blanco los cacharros que se habían amontonado en la fregadera.

Abre la boca, saca la lengua, le dije mientras le tomaba el pulso en la muñeca. Tiene una gran fiebre. Le oscultaré bien, no sea que tenga cogidos los bronquios. Quítate el jersey, súbete la blusa, un poco más. Sin mirarle a la cara, le puse el aparato de medir la respiración en la espalda. Toma aliento, échalo… Lo que me temía tiene bien cogidos los dos pulmones, pero tranquilos con estas inyecciones pronto se curará. Cada día hay que ponerle una inyección, le conviene beber mucho agua, y para bajar la calentura que esté bien tapada en la cama, por lo menos los cuatro primeros días. También se le aplicarán dos ventosas en la espalda. No es grave, pero es mejor prevenir para que no tenga consecuencias.

Dos horas después apareció el practicante. Mientras hablaba con Pedro, puso la jeringa, y la aguja a hervir. Nada más ver la jeringa Mari Carmen se puso nerviosa. Date la vuelta, le dio dos palmadas en el culo, y de un golpe seco le puso la inyección. Llegó la hora de la comida y de la siesta. Con la excusa de que el calor y el sudor era conveniente para la enferma el médico se convirtió en esposo, y uno junto al otro echamos la siesta.

Para cuando el resto de los niños salieron de la escuela, ya estábamos esperándoles. Al llegar a casa nos encontramos en el portal a nuestra madre. Algo había sucedido, ya que tenía muy mala cara. El abuelo había fallecido un rato antes. A los hermanos pequeños no nos dejaron entrar a verlo, los mayores pasaron delante de nuestra madre, y a la salida comentaron que estaba más guapo que de vivo, con la chapela y la cara resplandeciente. Aunque le dimos la pelmada a la madre para entrar a la habitación no nos lo permitió.

Pasados unos meses, el día después de Santa Lucia, Gerardo nos comentó que había oído en su casa que muy pronto iban a hacer las maletas y que se iban a trasladar a la ciudad.

Esa misma tarde, sin perder tiempo, le pregunté a mi madre, si era verdad que la familia de Gerardo también se iba a ir del pueblo. Y mi madre me lo confirmó.

El año que viene, pasadas las navidades han decidido irse a la ciudad, me dijo sin darle excesiva importancia.

¿Pero que van a hacer con el abuelo y el tío soltero mayor que viven con ellos?

Crescencio y Mauricio se van a ir con ellos. Ya lo tienen todo decidido y pensado.

¿Mamá, nosotros no nos iremos, verdad?

No te preocupes. Por lo menos estaremos aquí hasta que viva la abuela. Eso es lo que dice tu padre, y así se hará, ya sabes como es tu padre.

Me pareció que mi madre ponía como excusa al padre, pero que ella tampoco tenía ninguna gana de comenzar una nueva vida lejos de estas tierras. Ya que me comentó que no veía a mi padre lejos de los animales y del monte. Tranquilo hijo, tu padre vive contento aquí y le costará mucho decidirse a dejar todo esto. Le va a costar mucho más de lo que parece abandonar el pueblo y las tierras. No os distéis cuenta que cuando se fue la familia de Tere no fue capaz ni despedirse de su mejor amigo. Tu padre seguirá el camino de su padre, y morirá aquí.

Gerardo Luzuriaga

07/01/2009

Zonas relacionadas

villa.jpgVILLANAZAR (ZAMORA)

Mucho he escrito sobre el posible origen de esta localidad de Zamora. Sin duda, fue un antiguo nazareno (vecino de la villa de Nazar, Navarra), el que creó esta villa en la provincia de Zamora.

 Veamos este interesante documento, en el que se confirma que la Villa de Nazar (Zamora) existe ya en el siglo XII.

La primera mención documental de Mózar se sitúa en el siglo XI. En 1044, doña Mayor y sus hijos Ero y Velasquita Bermudiz hacen donación al monasterio de San Pedro de Zamudia y a su abadesa Mansuara de toda su heredad existente en Villa de Nazar (Villanázar), junto al arroyo Almozara (Almucera), entre los términos de Villaofín y Mózar, con todas sus tierras, viñas, prados, montes, fuentes, pastos, molinos, pesqueras y más pertenencias. Villaofín era el nombre de un despoblado junto a Vecilla de Trasmonte y el monte de La Cervilla.

VILLA DE NAZAR (NAFARROA)

En este caso he elegido el escudo de Nazar como imagen. escudo.png

 

ESPINOSA DE LOS MONTEROS (BURGOS)

En este pueblo burgalés de unos 2.000 habitantes, existe un barrio que se denomina BERRUEZA. y en este barrio todavía se conserva la TORRE DE BERRUEZA. Fortaleza defensiva del siglo XII. Hoy posada.

berruezatorre.jpg

 Igualmente en este mismo barrio existe la IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE BERRUEZA. Hasta hace unos años fue un Monasterio, con sus monjes que dependían del Monasterio de Oña.

Sin duda este barrio, la torre y la iglesia fueron fundados por antiguos habitantes del valle de la Berrueza que fueron a poblar esta zona del norte de Burgos.

berrueza.jpg

04/01/2009

Niñerías (II)

jose miguel1.jpg

Un día el abuelo comenzó a toser, con  una tos profunda y continua, había cogido la tos ferina. Por la noche le subió la fiebre hasta casi 40 grados. Al día siguiente no se levantó de la cama. Me pareció ver a los padres preocupados por su salud. A eso de las seis de la mañana el hermano mayor salió a pie a avisar al médico, y aunque ninguno de los hermanos nos enteramos, pues para cuando se levantaron para ir a la escuela ya estaba de vuelta, algo extraño nos pareció percibir. Mis hermanos se despertaron y se vistieron casi sin meter ruido, tanto que yo no me desperté hasta que ya estaban todos desayunando en la cocina. Nada más salir al pasillo mi madre me dio un beso y me ordenó  volver de nuevo a la cama, pues todavía era muy temprano.

 

Unas horas más tarde, cuando ya los rayos del sol iluminaban el pasillo, me pareció oír las voces de la madre de Pedro y de otras mujeres del pueblo. Allí estaban en la cocina tomando un tazón de café con leche, y charlando amigablemente. Desde la cocina se oía la respiración fuerte del abuelo. Después de desayunar, me acerqué a su  habitación, le agarré la mano, y le di dos besos. Tenía los ojos relucientes, me echó una sonrisa y cerró los ojos por un instante.

 

De dos saltos me encontré en la calle. Oí los chillos  de mi madre. Sin entender nada, le contesté. Si, si mamá a la hora de comer  haré todo. Como un relámpago estaba ya con los amigos, sin haber llegado a donde ellos me preguntaron por el abuelo. No te preocupes, ya verás como se cura, me comentaron. Serían las once de la mañana cuando vimos subir por la carretera del carbón la vespa del médico.  

 

Hoy el abuelo ha dormido muy bien, oí a mi madre decirle a mi padre. Parece que va mejor la pulmonía. Aquel día estaba mucho más tranquilo y casi no tosía. Cuando me acerqué a la habitación estaba tumbado boca arriba, escabullido entre las sábanas y mantas bien alisadas y en orden. Me acerqué y le di dos besos, ni se inmutó, ni tampoco me devolvió la sonrisa de otros días.

 

Aquel día nos pasamos toda la tarde en la chabola jugando a médicos. La enferma era Mari Carmen, yo el médico, Felipe el practicante, Pedro y Gerardo los familiares. Parecía que Marí Carmen no tenía nada grave, pero si tenía un gran trancazo, con una gran fiebre que no le permitía levantarse de la cama por lo menos hasta que la visitase el médico.

 

Pedro y Gerardo barrieron lo mejor que sabían la cocina y la habitación. Igualmente limpiaron con jabón y secaron con un trapo blanco los cacharros que se habían amontonado en la fregadera.

 

Abre la boca, saca la lengua, le dije mientras le tomaba el pulso en la muñeca. Tiene fiebre. Por si acaso le oscultaré detenidamente, no sea que tenga cogidos los bronquios. Quítate el jersey súbete la blusa, un poco más. Toma aliento, expúlsalo… Lo que me temía tiene bien agarrados los bronquios, pero tranquilos con estas inyecciones, pronto se curará. Cada día hay que ponerle esta inyección, debe beber mucho agua, y para bajar la calentura, que repose en la cama, bien tapada y que sude. También le aplicaréis durante estos cuatro días ventosas. No es grave, pero es mejor prevenir.  . Toma aliento, échalo… Lo que me temía tiene bien cogidos los dos pulmones, pero tranquilos con estas inyecciones pronto se curará. Cada día hay que ponerle una inyección, le conviene beber mucho agua, y para bajar la fiebre que esté en cama, bien tapada con dos o tres mantas, por lo menos los cuatro primeros días. También se le aplicarán durante estos cuatro días dos ventosas. No es grave, pero es mejor prevenir.

 

Dos horas después llegó el practicante, con su maletín. Mientras hablaba con Pedro, puso la jeringa, y la aguja a hervir. Nada más ver la jeringa Mari Carmen se comenzó a poner histérica. Date la vuelta, le bajo las bragas y en un santiamén con dos palmadas en el culo y de un golpe seco le puso la primera inyección.

 

Llegó la hora de la comida y también la hora de la siesta. Con la excusa del calor y que la enferma debía sudar lo máximo posible el médico se convirtió en esposo, y uno junto al otro, bien juntitos echamos la siesta.  

 

Para la hora de salida del resto de niños de la escuela, ya estábamos a su espera, en el lugar acostumbrado. Era la hora de merendar, al llegar a casa encontramos a nuestra madre en el portal con una muy mala cara, ya que el abuelo acababa de fallecer. A los hermanos pequeños no nos dejaron entrar a verlo, los mayores pasaron delante de nuestra madre, y a la salida comentaron que parecía más joven, con la chapela y la cara resplandeciente. Aunque le dimos la pelmada nuestra  madre no nos permitió entrar en la habitación.

 

Pasados unos meses, el día después de Santa Lucia, Gerardo nos comentó que había oído en su casa que muy pronto iban a hacer las maletas y que se iban a trasladar a la ciudad. Esa misma tarde, sin perder tiempo, le pregunté a mi madre, ¿Es verdad que la familia de Gerardo también se va  a ir del pueblo?. Y mi madre me confirmo, lo que nos había comentado Gerardo.

 

El año que viene, pasadas navidades han decidido irse a la ciudad, me dijo sin darle excesiva importancia. ¿Pero que van a hacer con el abuelo y el tío soltero mayor que viven con ellos? Parece que se llevan a vivir con ellos también a Crescencio y Mauricio. Ya lo tienen todo decidido y pensado.

 

¿Mamá, nosotros no nos iremos, verdad?

 

No te preocupes. Por lo menos estaremos aquí hasta que viva la abuela.

 

Eso es lo que dice tu padre, y así se hará, ya sabes como es tu padre. A cabezones le ganan pocos. Y si ha dicho eso, no te preocupes que mientras viva la abuela aquí estaremos.

 

La respuesta me pareció más excusa de mi madre, que razonamiento de mi padre. Me dio la impresión que tampoco ella tenía ninguna gana de dejar el pueblo, ni antes, ni después que muriese la abuela. Y me siguió contando que no veía a nuestro  padre lejos de los animales y del monte. Tranquilo hijo, tu padre vive contento aquí y le costará mucho decidirse a dejar todo esto. No hay que ver más que el golpe que se ha cogido con la muerte del abuelo. Le va a costar mucho más de lo que parece abandonar el pueblo y las tierras. No os distéis cuenta que cuando se fue la familia de Tere es la primera vez que le he visto llorar y que no fue capaz ni despedirse de su mejor amigo. Tu padre seguirá el camino de su padre, y morirá aquí.

 

Gerardo Luzuriaga

 Mezu osoa artxibo honetan sakatu. Para leer todo el artículo pinchar aquí niñerias.doc