09/10/2005
Uribe
Fin del II capítulo. 16 Segunda carta a mi amigo Mauricio UribeHola Uribe Parece que fue ayer cuando regresé, pero ya llevo un año y medio por estas tierras. Ayer me di una vuelta por Otiñano, el pueblo en el que llevó acabo sus andanzas el brujo de Bargota. El que según dice la leyenda convirtió al cura de Otiñano en un peñasco puntiagudo con forma de obispo, los leñadores todavía dicen que lo ven vagando entre los peñascos en los días fríos y nubosos de invierno. Amigo Uribe los tiempos han cambiado, en estos pueblos que hace unos años no se conocían más que los brabanes, las layas y las hachas hoy no se ven más que tractores y cosechadoras. Los cerdos sueltos, las gallinas y los pollos picoteando de un lado para otro han pasado a la historia. No quedan más que dos caballos y alguna vaca que otra para leche. Todas las semanas me doy un paseo hasta Mirafuentes, normalmente aprovecho para mantener largas conversaciones con el secretario del pueblo, Pablo Antoñana. Hace dos semanas te envié su última novela. Espero que sea de tu gusto, a mí me ha traído muy buenos recuerdos. Volviendo de nuevo a mi pueblo, sólo una familia sigue trillando a la vieja usanza, y sólo cuando siembran habas en un terreno que no puede entrar la maquinaria. Es todo un acontecimiento presenciar como limpian la era, como la allanan, segando la hierba, rellenando los huecos, quitando los pequeños montículos con los azadones, para pasar al final la escoba, dejando la era más limpia que la patena. Sólo es un día y no todos los años; pero no te puedes imaginar la ilusión que me ha hecho ver extender la parva, ver las caballerías dar vueltas y vueltas con los niños del pueblo montados en el trillo. No creo que les salga muy rentable en los tiempos que estamos, sembrar y segar a mano, sacar los haces al hombro hasta el camino, trillar; tampoco creo que esta familia siga haciendo todo lo anterior por devoción, ya sabes que en el campo manda el dinero. Camarada Mauricio, aunque los primeros días parece que todo es nuevo, que hemos venido a otra tierra, en definitiva no ha cambiado nada. Siguen vivas las costumbres de siempre. |
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07/10/2005
Un jueves cualquiera en Estella/Lizarra
Hace frío. ¡eh! ¡Que va! Hoy no hace para tanto. Más vale. Le contesto, mientras me coloco bien la bufanda. Ya llevamos cinco minutos oyendo el ruido del motor de La Estellesa, pero no aparece. Entramos a empujones en busca de calor. Imposible. Por las ranuras se cuela el aire frío. Llevamos una hora pasada de viaje para hacer los escasos 25 kilómetros. Este trasto tiene parada obligatoria en todos los pueblos, aunque no haya nadie esperando el conductor hace la parada reglamentaria. En Murieta suben alrededor de 10 viajeros. Por fin llegamos al destino. ¿Vamos a almorzar al Cachetas? Me comentó Florencio nada más llegar a Estella. Almorzamos unos callos acompañados de una botella de vino tinto de Mañeru. -Yo pago. Se echó la mano al bolsillo y sacó una cartera vieja atada con una goma. La abrió y dejó a la vista un fardo de billetes. No, pago yo. Ni pensarlo, pago yo. Y no se hable más. ¿Hoy no tomamos copa o qué? Claro que sí. Saca una copa de Cadenas. ¿Tú que quieres? Una copa de Terry. Saca una copa de cadenas, otra de terry y un faria. Le digo al dueño del bar, y cobra todo. No. No. Estamos en Estella y pago yo, dijo medio enfadado Florencio. Lo hago yo. Bueno a medias y no se hable más. De allí nos dirigimos a Casa Miquelez, pido dos cajas de cartuchos de la marca “El halcón” y “Trust” y una piedra de afilar la guadaña. Después fuimos a la tienda de ropa Armañanzas a comprar dos camisas de cuadros y dos boinas Elósegui. Sin darnos cuenta se nos han hecho las 12 del mediodía, Estella parece un enjambre. Cada dos pasos que damos saludan amigablemente a Florencio. Buenos días Florencio. ¿Qué tal pareja? Hola nazarenos. Buenos días. Hoy también os habéis animado a venir. ¿eh? ¿Qué pareja, no queréis saber nada con los pobres? ¿Qué tal la cosecha por la Ribera? ¿Desde cuándo somos de la Ribera? Le comento sorprendido a Florencio. Ya sabes, que para los de la Montaña, los de Estella para abajo somos de la Ribera. ¿Tanto tiempo sin vernos, Florencio? ¿Qué tal cosecha tenéis por La Berrueza? ¿A cuánto paga la robada? ¿Cuántos kilos por robada estáis cogiendo este año? Comentan que esta cosecha es buena. Nos siguen preguntando sin esperar la respuesta. Me dio la impresión de tratarse de un diálogo entre sordos. Florencio para todos tenía respuesta. No, no, este año no ha sido buena cosecha, al final se ha quedado corta. No ha producido ni la mitad de lo que se esperaba. El sol de los últimos días le ha apurado, las espigas no han granado como se esperaba. De paja bien, pero el grano se ha quedado pequeño. De nuevo me han sorprendido las respuestas de Florencio, pues en el pueblo decían que este año había sido una buena cosecha. - Le he comentado al oído ¿Pero en el pueblo no comentáis que ha sido una buena cosecha?. Sí, pero... No esperaba encontrarme con semejante ambiente. Un verdadero enjambre. Florencio en su salsa. Tanto que la cojera del pueblo no se le notaba para nada. Parecía el marqués de Cábrega. Si todos los que le saludan supiesen que no tiene ni cinco robadas de tierra, si supiesen que sus propiedades no llegaban a las dimensiones de un campo de fútbol. Estaba abstraído en estos pensamientos cuando nos ha convidado a un chiquito Antonio de El Busto, por él hemos sabido que en la zona de Los Arcos se habían plantado grandes terrenos de viña nueva. Hacia tiempo que no comía tan bien. Menestra, y cochinillo asado. Un poco caro ya nos ha salido, ha tenido que decir Florencio. ¿Qué te apetece una partida al mus o un partido de pelota? Pelota, al mus ya jugaremos en el pueblo. No creas, no es lo mismo, las partidas de los jueves son especiales. Con el puro en la boca he entrado en el trinquete. ¿Qué hora es? Las tres y media. Ahora comenzará el partido. Vamos. Ya estaban calentando los cuatro pelotaris. Uno de ellos moreno, de pelo rizado, Chichán. El partido está por comenzar, Chichán contra los otros tres de Abárzuza. He aprovechado que Florencio se ha quedado en el servicio para jugarme mil duros a favor de Chichán. Saca Chichán, ha salido la chapa roja. El primer tanto inacabable, más de 60 pelotazos. Chichán a la defensiva, ha levantado seis o siete pelotas que parecían inalcanzables. 6-0. El partido no puede ser más peloteado. Los tantos largos, pero al final todos caen del lado de los de Abárzuza. Joder que mala suerte, me digo para mí. 12-1. Falta de saque. Más vale. Chichán parece derrotado. Sin fuerza. No es su día. Parece que la mano derecha la tiene tocada. No puede pasar ni una pelota del cuadro seis. 15-4. Florencio, ya he perdido mil duros. Al pelotari de Estella lo veo resignado. Acabado. ¿Has apostado o qué? Sí. No te preocupes todavía no has perdido. He visto muchos partidos de Chichán. No te puedes fiar, ¿Quién te dice que no está perdiendo aposta? Otros partidos mucho más comprometidos que éste le he visto darle la vuelta. Es conocido en todo Navarra, que los familiares y amigos de Chichán no se atreven a apostar cuando juega él, ya que no es la primera vez que los ha usado para manejar las apuestas. Muy pocos saben cuando sale a ganar o a perder. 17-4. Dos tantos más a favor del trío. El último tanto muy bien trabajado. Chichán ha tenido el trío a su antojo, de adelante atrás, del choco al ancho. Dos o tres veces se han estorbado entre ellos. Se les ve sudados, cansados, mientras Chichán ahora parece fresco, como si fuesen los primeros tantos. Pero al final cometye un nuevo fallo estrepitoso. Un nuevo fallo. Y van quince por lo menos. 18-4. Se acabó. Adiós a los mil duros. Si todos los trinquetes son especiales, el de Estella es más. Sin fraile, sin tejadillo. En el frontis, sin embargo, hay dos pequeñas ventanas con una red de alambre. Si se acierta a dar en ellas el tanto es seguro, ya que la pelota se queda muerta. Chichán ha entrado en el partido. La mayoría de los pelotazos los está poniendo en los cuadros traseros. Ha conseguido seis tantos seguidos. 19-10. Es la primera pelota que pega en la red de la ventana. Eso es suerte. Cuando parecía que el partido daba la vuelta... 20-10. Los contrarios saltan como si hubiesen ganado el partido. Chichán consigue el saque de un fallo garrafal del delantero más joven de Abarzuza. 20-16. Chichán saca tres saques cortos, encima de la chapa, cruzados, imposibles de restar. El partido se ha animado. Todavía parece que está vivo. 21-16. Me jugaría el cuello que este tanto también lo ha perdido porque ha querido. Se oyen los primeros pitos. Gritos. Florencio y yo nerviosos, y no solo por los mil duros, sino por el ambiente, el griterío. El único que parecía tranquilo en todo el frontón era Chichán. Comenzó a hacer diabluras, cortadas encima de la chapa, ganchos de izquierda al ancho. 21-21. Conseguido con un saque malvado, imposible de levantar. 21-22. Se acabó. Chichán campeón. Una dejada en el ancho. La mayoría de los espectadores la hemos visto mala, claramente ha pegado en la raya, en la parte de fuera además, también a Florencio y a mí nos ha parecido mala, como a la mayoría del público, pero el juez se ha quedado impasible. Aunque no ha llegado al escándalo, los gritos de tongo, tongo se oyen en la plaza de San Juan y hasta en la de Santiago. OstegunerokoaHerenegunetik erabakita geneukan bezala goizeko 8etan La Estellesa autobusa hartzeko prest gaude geltokian. Goizeko haizearen hotza hezurretaraino sartzen zaigu.- Hotz egiten du. - Ez . Ezta urrik ere. Gaur ez du gehiegi egiten. - Eskerrak, irten zait, bufanda lepoan helduz. Estellesa autobusa agertu baino lehen motorren zarata entzun genuen. Ez zen harritzekoa. Zaharra baitzen. Garai batean Mueseko Eskolastikoren autobus zaharraren zarata berriro entzutea iruditu zait. Presaka eta bultzaka sartu gara beroren bila. Alfer-alferrik, bazter guztietatik sartu baizaio haizea traste zahar honi. Hogeita bost kilometo eskasak egiteko ordubete pasauta irauten ohi du, herri guzti-guztietan gelditzen da, asko jota bi edo hiru bidaiari igo eta aurrera jarraitzeko. Murietan, hamarren lagun igo dira. Geltokia karreteran erdi-erdian egonda, zeharo arriskutsua izanda amen batean bidaiariak igo eta aurrera. Lizarrara heldu bezain laster Katxetas tabernan tripakiak hamaiketarako eskatu dugu. - Nik egingo dut. - Inondik ere ez. - Tira, tira. Ezta pentsatu ere. Nik egingo dut Eskua poltsikotik larruzko kartera lodikote zaharra goma batez inguraturik ateratzen ez duenean! Bilete fardo bat agerian uzten. - Florentzio, nik egingo dut. Konbidatu nahi zaitut. Gainera zergatik ez dugu edaten kopatxo eta puro bana. - Ez dut erretzen. - Atera bi kopatxo. Zuk zer gura duzu? - Pattarra. - Atera kate anis eta terry kopa bat. Eta kobrau dena. Mesedez. - Bai, ondo dago, terry. - Ez, eta ez, Lizarran gaude. Nik egingo dut. - Beno, bion artean egingo dugu. Erdibana eta kito. Azkenean, lotsatuak gelditu ginen zerbitzaria, Florentzio eta hirurok. Hamarretakoa bukatu bezain pronto etxetik ekarritako mandatuak ahaztu baino lehen egitera joan gara. Mikelezen etxean anaiarentzat “halkon extra”, eta “trust” kartutxo kutxa bi, sega zorrotzeko harria, arropa berria herrian erabiltzeko modukoa, oihal lodiko alkondarak, kuadrudunak, prakak urdinak, artilezko galtzerdiak, eta Tolosako bi Elosegi etxeko txapelak erosi ditut Armañanzasen dendan. Hamabietatik aurrera giro aparta zegoen, bi pauso eman eta agurrak baino gehiago ez ditugu jasotzen. - Kaixo Florentzio. - Zer moduz bikote. - Zer moduz nazartarra - Egunon, gaur ere animatu zarete, eh! - Zer bikote, pobreekin ez duzue ezer jakin nahi? - Zer moduz uzta erribera aldean? - Erribera? - Esaten diot Florentziori, harrituta. Noiztik gu erriberakoak? - Badakizu, montañakoentzat, Lizarraga portutik behera erribera da. - Kontxo, Florentzio, uzta jaso duzue? - Zenbat kilo ematen ditu aurten? Luzatzen digute ibiltariek itaunak erantzunen zain gelditu gabe. Mutuen solasaldien parekoak izago balira bezala. Besteek entzuten gelditu ez arren denontzat zeuzkan erantzun egokiak. - Aurtengo uzta eskasa izan da, ematen zuen baino askoz gutxiago, azkenaldi honetako eguzkiak agortu baitu. - Gariak ez du burutu espero genuen bezala. - Lastoz ondo samar baina aleak ahitu ditu. - Harriturik gelditu naiz Florentzioren erantzunarekin, ahopeka esan diot baina herrian ez duzue esaten egunduko uzta izan dela? - Bai, baina... Hau giro hau. Florentzio ere bere saltsan, harik eta Lizarrako kaleetan zehar herrian baino ibilera askoz dotoreago zeraman arte. Herrikidea harro Lizarrako kaleetan barrena, jaun eta jabe. Jauntxoen pare. Bost robada baino gehiago ez daukala jakingo balute, bere lur jabetza futbol zelaia baino txikiagoa dela jakingo balute, pentsamendu honetan murgildurik nenbilenean El Bustoko Antoniok txikito bana edatera konbidatu gaitu. Txikito edan genuen bitartean Urantzia aldetik mahasti zabalkundea jakitun ginen. Bapo eta merkea bazkaldu dugu. Menestra, arkume errea eta sagar erreak. Majo jarri dugu, herrikideari garesti samarra iruditu arren. - Musean edo pilota partida ikusiku? - Aukeran pilota partida. Musean herrian egin dezakegu. - Ez, ez da gauza bera, hemengo mus partidak aparta dira. Erantzun gabe, kopa eta puro ahoan trinketeko bidea hartu dugu. - Zer ordu da? - Laurak laurden gutxi. - Partida hasi beharrean egongo da. Goazen azkar. San Juan plazatik kalezulo batean sartu, ate handi bat zeharkatuz, pasilo luze eta estu batetik, zuzenean trinketera sartu naiz. Beroketan zeuden dagoeneko lau pilotariak, bata besteak baino beltzarana, ile kizkurtua, Txitxan deritzana. Lizarrako Txitxan Abartzutzako hirukoten baten kontrako partida hastear dago. Florentzio komunetik etorri zenerako mila duro Txitxanen alde aprobetxatu dut erronka egiteko. 0-0. Txapa gorria irten da Txitxanek atera du. Lehendabiziko tantoa luzea bezain bukaezina, ehun eskukada pasata. Txitxan defentsan tanto osoan, baina bikain, bost edo sei izugarrizko pilotak jaso ditu. 6-0. Partida piloteatua. Tanto luzeak. Partida ona eta interesgarria. Tantoak bukaezinak, tanto guztiak hirukoteen alde amaitzeko. 12-1. Sakez falta. Hutsa galanta. Txitxanek etsita dirudi. Indarrik gabe. Eskuineko eskua minduta omen du. Seigarren kuadrotik pasatzeko gai ez omen du. Eskasean dabil azken tanto hauetan. 15-4. - Mila duro galtzeko zorian nago. Etsita ikusten dut Lizarrako pilotaria. - Erronka egin duzu, ala? - Bai. - Noren alde? - Txitxanen alde. Ez, ez duzu oraindik galdu. Kontrakoa. Txitxan ustekabekoa da. Partida ugari ikusi ditut. Susmoa daukat ez ote duen galtzen propio. Erronka aldeko amorratua da. Partida ugari hau baino askoz zailago ikusi ditut buelta ematen. Jakina da Txitxanen familia eta lagun minak ere ez direla ausartzen erronka egiten bera jolasten duenean, behin baino gehiagotan erabili duelako posturak alde batera edo bestera eramateko. Oso gutxik dakite galtzera edo irabaztera noiz irteten den. 17-4. Bi tanto gehiago Abartzutzako pilotarien alde. Azken tantoa ezin hobeto landuta, ezin politagoa. Hirukotea frontoian zehar, aurretik atzera, txokotik zabalera ibiltzen dira. Batzuetan hirurak batera pilota zitala jasotzera estropozoan traba egiten dute elkar. Izerditan patsetan, aitzitik Txitxan orain fresko fresko. Partidako hasiera bailitzan. Baina azkenean, kale! 18-4. Akabo. Agur mila duro. Trinkete guztiak bereziak badira, Lizarrakoa bereziena da. Frailerik gabe, xilorik eta ezkerreko taularik gabekoa. Frontisean, berriz, bi leihatila alanbrezko sare batez estaliak. Leihatila hauetan jo ondoren tanto segurua da. Pilota hila gelditzen baita. Ezkerrezko hormaren erdian beste leiho handi bat dago. Atzeko horma bi metroko ingurukoa goian gradak irekiak daude. Azken tanto galdu zuenetik Txitxan serio eta zentratua ikusten dut. Atzerako bazterrean pilotak jartzen. Errebote eta pilotak bote eman ondoren gradetan jartzen sei tanto jarraian lortu ditu. 18-10. Arerioek suertez sarean bete betean jo dute. 19-10. Akats barregarri bat dela medio sakea lortu du. Horiek sake horiek! Txapa gainean, motzak, biziak, ezkerreko horman ondo sartuak. Jasoezinak. 19-16. Zelako partida! Azkarra, bizia, bortitza, zitala. Hurrengo tantoa nahita galdu duela esango nuke. Lepoa egingo nuke. 20-16. Ikusleak txistuka. Oihuka. Ni urduri, ez soilik jokatutako diruagatik, une horretan gutxienekoa ziren aurretik galdutzat emana baneuzkalako mila duro. Giroa tirabiratsuagatik baizik. Florentzio gustura. Bat-batean luzatu zidan, Gabino gaur bi mila duro poltsikoan dauzkazu. Agerian dago. Txitxanek gaur ez du galduko. Baietz irabazi. Trinkete osoan normal eta lasai zegoen bakarra Lizarrako jokalaria ematen zuen. Hori esan eta hori gertatu. Bihurrikeriak hasi zen egiten, mozketak txapa gain-ainean, ezkerreko gantxoak bazterrean utzita marra ondo-ondoan. Saltoka eta bizirik ibiltzen da kantxan, txapo azken tantoak. 20-21 Sake zital baten bidez lortua 20-22 Akabo partida. Txitxan irabazle. Dejada zabalean, inor ez da ailegatu lehenengo botean jasotzeko. Trinketeko ikusle gehienek txarra ikusi dugu, baita Florentziok eta biok ere, eskuineko marra gainean botea ju duelako. Frontoian gauden orok epaileak salbu txartzat emango genukeen pelota da Polemika handiko partida ez izan arren, eskanbila dezente sortu da, txistuka eta txalo txaparraden artean aldagelara pozik joan da gure protagonista Herrira bueltatzean eraman genuen eginbehar garrantzitsuena ahaztu zitzaigula egitea ohartu gara. Ehunaka landare porru erostea hain zuzen ere. Hurrengo ostegurnerako zerbait utzi behar genuen. Ezta! Gerardo Luzuriaga |
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Viejos recuerdos
14. Uribe (Viejos recuerdos) Si queréis leer todos los folios seguidos -el hijo del carbonero- están en esta dirección: http://nazar1.blogspot.com Estimado Uribe. Te envío gustoso estas letras para darte a conocer las primeras impresiones de nuestra tierra. Hace unos años, no tantos. Dejamos calles embarradas, charcos, pozos, huellas de pisadas de caballerías medio llenas de agua. Los niños y niñas, corriendo y gritando por callejuelas, sin importarles los hoyos, las piedras, la maleza, los troncos, las ramas. Los más pequeños entorcados, sin poder sacar las albarcas de los barrizales. El cielo surcado por bandas de palomas caseras, revoloteando por encima de los tejados. Caballos, yeguas, burros, yuntas con sus carros chirriando entre las casas de piedra irregular de color pardo-grisáceo.La primera impresión es que no ha cambiado nada. Que todo esta igual. Pero con el paso de los días me voy dando cuenta que no es así. Me he encontrado con las tierras de labranza sin ribazos, sin árboles. Las casas del pueblo han pasado de la piedra ocre a la blancura de la cal. Con la llegada de la parcelaria han acabado con la variedad de colores de los campos. Con el empleo de los herbicidas han desaparecido todo tipo de plantas vistosas y todo tipo de insectos y aves. Por esta misma época, 40 mozos y unas 30 mozas residíamos en el municipio. Te contaré una anécdota que creo que no te la he contado nunca. Eran las fiestas pequeñas en honor a la Virgen de Loreto, en pleno invierno, diciembre, el baile lo pagábamos los mozos; el cura y el alcalde no estaban de acuerdo con el baile, no estaban de acuerdo con nada, claro; por lo que hicieron todo lo posible por suspenderlo. Tangos, mazurcas, pasodobles. Pecado y escándalo en definitiva. El alguacil llegó con la orden de suprimir el baile. Un vino, unos vinos... hasta que se personó el alcalde. Tensión, bronca. Mandó quitar la luz. Un cuarto de hora después la luz estaba conectada. Acude la Guardia Civil. Nos amotinamos. Baile, baile, baile, no se oía otra cosa por todo el pueblo. Ganamos la batalla. Eran otros tiempos. Verano. Bullicio. Ir y venir de mulas, caballos, vacas y bueyes uncidos. Calor. Pueblo de buen vino, olivos, almendros, cereal exquisito y buenos garbanzos. Cuadrillas de 15 personas en los tajos con los hoces gallegas bien afiladas. Trabajo de sol a sol. Todos en hilera intentando no quedarse atrás. Sudor y lágrimas. Trabajo inhumano. Bueno, amigo Uribe, que te puedo contar a ti que no sepas, tú que te tuviste que ir de estos lugares a los 19 años, después de haber dado tus mejores años en los campos de labranza. No te creas de raza le viene al galgo. Mira que documento he encontrado entre los papeles del ayuntamiento. Tiempos anteriores a la guerra civil, unos pocos años solamente, el alcalde Jerónimo Yániz, pide la inmediata redacción del Estatuto Vasco-Navarro a la Diputación de Navarra. Nuestro pueblo, casi enclavado en la Ribera Navarra pidiendo la implantación del Estatuto Vasco-Navarro. Estimado Mauricio, más o menos esto es lo que encontrarás a tu vuelta. Seguro que todavía recuerdas los campos de cultivo en otoño marrón-ocre-negruzco de sus termones recién labrados; el color verde de primavera; con la llegada del verano, en el mes de mayo, nos seguimos deleitando con una amalgama de colores vibrantes verde de los cereales, rojo de los ababoles, morado de las malvas; para convertirse con la llegada del agostado verano en una alfombra amarilla, presagio de la tan esperada cosecha. El lenguaje también es peculiar. Pero eso será tema de la siguiente carta. Si no te parece mal. Camarada Uribe. Nazar es el pueblo más alto de todo del valle de la Berrueza, y uno de los más altos de toda Navarra, a 746 metros. No como el tuyo que a pesar de encontrarse por encima de Pamplona está ubicado en una llanura. Hace una semana estuve en tu pueblo. Todos te recuerdan. Pero eso también ya te lo contaré en otro momento. Me ha encantado tu pueblo, verdaderamente tengo que reconocer tu humildad. También el frío y las nieves hacen su aparición por aquí. Como bien lo recordarás. No sé si es la edad pero la humedad cada vez se me hace más dura. Espero poder hacer de cicerón cuando vengas por estos lares. Lo que te he contado tantas veces, no es nada con la realidad. El juego de pelota, navarro, de una sola pared, las encinas que bordean el campo de fútbol, troncos huecos, ramas rejuvenecidas, solemnes, dignas de ver. Hoy lugar apropiado para encontrar el sosiego, la tranquilidad, el silencio, la calma; lugar sin igual para pasear entre encinas, robles, hayas, bojes, sabinas, ginebros, tejos junto a fuentes altas; montes antaño poblados de carboneros y pastores. Hoy remanso de soledad. Gerardo Luzuriaga |
17:44 | Permalink | Comentarios (0)
04/10/2005
El pueblo
Idéntica impresión he sentido al saludar a Felipe y Florencio... al visitar los lugares recorridos en la niñez y especialmente al reencontrarme con los sitios que había compartido con Francisca en los años jóvenes. Gerardo Luzuriaga |
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03/10/2005
La vuelta al pueblo
El autobús de línea de Vitoria a Estella, Pinedo ha parado en Acedo. Lo he encontrado tal como lo dejé. Hasta la moza que estaba en la puerta del bar Montón me pareció que era la misma que estaba cuando cogí por última vez el tren para irme a América. Sin duda, se trataba de alguna hija o sobrina. La escuela, la iglesia, el reloj de la torre, el frontón, el palacio al lado de la plaza, hasta los árboles eran los mismos. Todo seguía igual. Como si no hubiese pasado el tiempo, como si de un mal sueño se tratase. En la plaza, esperando al autobús estaban un Renault 8 pintado de azul claro, un viejo Gordini de color crema y Alberto con el taxi de color negro. Un muchacho se me acercó con la intención de llevarme al pueblo, luego supe que ese muchacho era el torcido de Ubago, un muchacho bonachón, de pocas palabras. ¿Vas al pueblo? Si, si, pero tengo bastantes bultos, cogeré el taxi. Me hizo gran ilusión el ofrecimiento y el recibimiento recibido. Casi con la emoción no fui capaz de agradecerle el gesto. Después de colocar con cuidado las maletas y los bultos pausadamente hemos hecho los seis kilómetros de distancia entre Acedo y Nazar. Vuelves para quedarte? Qué tal está la familia? Pronto me di cuenta que estaba bien enterado de las últimas noticias. Sí. He venido para quedarme. Desde que me fui no he tenido otra idea. Francisca, la mujer se me ha muerto hace cinco meses. Ha sido emocionante contemplar los campos, el pueblo, la Sierra de Codés, San Gregorio... Tanto que no he podido reprimir unas cuantas lágrimas, especialmente cuando me ha venido a la memoria la figura de Francisca. Una sensacion de tristeza y emoción me ha asediado durante los siguiente metros hasta llegar a la casa.
Gasteizetik Lizarraraino doan lineako Pinedoren autobusak Azedoko geltokian utzi nau. Azedo berdin aurkitu dut. Monton tabernako atean ikusi dudan neska, taberna beraren atean bertan duela urte asko azken kafea atera zidan neska bera iruditu zait. Izan ere, antz handia dauka, neska bera irudi arren, derrigorrean haren iloba edo alaba izan behar da. Eskola, eliza, elizaren erlojua, joku pilota, plazaren ondoko jauregiak, baita zuhaitzak ere utzi nituen bezala jarraitzen dute, dena berdin. Urteak ez dira iragan, amesgaiztoa besterik ez balitz izango bezala, urte hauetan gertatutakoa, bizi izandakoa gezurra izango balitz bezala. Pinedo autobusaren zain, hiru auto ditut, bi partikularrak eta taxia. Renault 8 urdin argiz margotua, lehenengoa; Gordini zahar bat krema, bigarrena; eta taxia, beltza, garbi-garbi, distiratsu, zilarra baino distiratsuago. Barrutik eta kanpotik, distiratsua. Handia, luzea, hamabi plazakoa. Astean edo haraneko bizilagunek Iruñako ospitalera joateko erabiltzen zutena. Alberto taxistak esan didanaren arabera. Laguntza eske hurbildu zait autobusean etorri beharko ziren familar batzuen zain zegoen mutil atsegina. Gero jakin dudan bezala Ubagoko bihurria zen. On-onekoa, hitz gutxiko gizona, ia-ia ez den ausartzen hitzegiten horietako bat, herrira eramatea nahi? Galdetu dit. Ezagutu nau, ez ni, jakina, ezagutzen ez ninduelako, baina bai familiaren antzagatik, ezagutu gabe bazekien zer familiatakoa nintzen. Bihurria ezizenaren eskaintza ilusio handia egin dit. Malkoak irten beharrean ozta-ozta lortu dut eskerrik asko esatea. Pakete gehiegi dakartzat eta. Taxia hartuko dut. Gasteizen autobusa hartu orduko sentimendu aldetik une gogorren aurrean nengoela ohartu naiz. Bada, autobusean nentorrela Antoñanatik Kostalera eta Joar mendiak ikusi bezain pronto malkoan golpatu zaizkit, begien zulotik irteten aurpegian barrena labandu arte. Mendikateaz bestaldetik Araba alderditik ikusi arren, Arkijasen inguruan ailegatzean, Ega ibaiaren meandroetan parekoa geundenean sentipenak gainditu nau. Eskua altxatuz taxia deitu dut. Emeki-emeki taxia hurbildu da. Maleta eta fardel guztiak txukun jarri ondoren motel egin dugu sei kilometro horiek. Kilometro erdia egina edo, zelan bueltatzen zara familia osoa itsasoaz bestaldean uzten? Alberto taxistak itaundu ez didanean! Ihes egin nuen lehenengo unetik itzultzeko unea noiz ailegatuko kontuan baino ez dut eduki, erantzun diot. Kanpoan ibili garen egunak banan-banan kontatuta dauzkat. Frantziska, emaztea orain bost hilabete hil egin zait. Agian herriak ez nau behar, baina nik bera bai. Taxistak berehala ulertu dit itzultzeko beharra, antza. Ez batit ezer gehiago hitzegin honi buruz. Lehendabiziko uneak gazi-gozo izan dira. Irrikitzen eta bidenabar urduri. Disiñanako bihurgunea gainditu eta han zegoen herria, Kostalera mendikate azpian. Harana berde, ezin ederrago. Albertok hitzegiteari utzi dio. Kotxearen abiadura ere moteldu du, errepide ertzean gelditu arte. Ederra paisajea. Aldaketak bai. Aspaldian utzitako herria aurre aurrean atzera edukitzean Frantzikaren falta nabaritu dut. Zer pena Frantziska ez edukitzea nire ondoan, biok batera sentsazio gazi-gozo hauek gerritik helduta, isiltasunean gozatu ahal izateko. Une batean tristura barru-barruraino, este barrenariaino sartu zait. Frantziskak une hauek nik baino gehiago merezi baitzituen. Bera ere azken momentu arte herria berriro ikusteko itxaropena zeukalako. Segundo batzuen buruan nabaritu dut inarrosaldi sakona, barrutik astintzen dena. Bat-batean une hunkigarri hauek goxo bilakatu zaizkit; Frantziska eta biontzat gozatzea erabaki baititut. Horretan nengoela Albetoren hitzek ernatu naute, begiak itxita baditut ere. Begiak ireki eta Alberto zutik, herria eta Joar mendiko erlebiekin topatzea egundoko poza eman dit. Utikanetik, begiratu arren, ezin dut utzi begiratzeari, eliza, herria, mendia garai batena bezala aurkitzen dut. Ez baitzen lehendabiziko aldiz? Begiak ireki eta betiko lekuan aurkitzea arruntena baitzen. Denboraren iragana antzematen da, Amerikan emandako urteak igartzen ditut. Etxalde eta soro zabalak, soroetako mugak antzemanezinak, zuhaitzik gabeko etxaldeak eta soroak aurkitu ditut, aldaketak igartzen dira. Eliza izan ezik etxe guzti-guztiak zuri-zuriak daude. Ezin izan naiz erreprimitu. Putxa! Putxa! Ez dira alferrik pasa urteak, ez! Ez zait gehiegi gustatu herria zuri ikustea.Albertok ezer komentatu gabe familiako etxearen atariaren aurrean utzi nau, eta ez Frantziska eta bion artean erositakoaren aurrean. Jon salbu, lanean zegoelako, familia osoa atarian aurkitu dut nire esperoan. Taxiko atea irekitzean zirrara berrir sartu zait. Izua sentitu dut. Maite nuen herria, lurra, ohiturak, familiaren aurrean aurkitzeagatik, urduri sentitu naiz, agian. Seguru. Arestian egindako landa bateratzeak paisajari galerak baino ez dizko ekarri, berdintasun hauek min egiten didate. Unibertsaltasunari eta berdintasunari esker akabo sailen kolore anitzak, berde, horia, naparra, grisa... Bukatu hegien berdeguneak. Amaitu hesiak, sasiak. Fini bide, bidezidor, bidezka, baita xendak ere. Ahitu zuhaitzak. Agortu iturriak, errekatxoak eta uretako arrasto guztiak. Akabo dena. Tupustean arestian Iruñetik etorritako teknikariek zalaparta handiz landa bateratzearekin batera hegiak eta lurgorriak desagertarazi zituzten. Animalia taldeen larreak desagertzean basoetako eremuetara lekualdatzea ezinbestekoa izan zen. Era berean, gaur-biharretan akabo zomorroak; olo gaiztoak eta antzerako landareak. Herbizidak hitzaile. Basoan sarraskia egina zegoen aurretik, galipoteko errepidea egitearren artadi basoa lau sosa truke galdu genuen enkate batean. Ez zaizkit erraza egin lehenengo hilabeteak, espero nuen baino atzerritarrago sentitzen naizelako. Bi pauso eman, eta denak nire begira aurkitzen ditut. Denak agurtu. Irribarrez, batzuk, gehienok aurpegi tonto batekin. Den-denak, berriz atseginak, berritsuak, berritsuegi, eguraldiari buruzko solasaldietatik at irten gabe. Egia esateko pentsatzen nuen baino traketsago moldatzen ari naiz. Eroso ez, behintzat. Herrikoa izan arren, ez naiz sentitzen herritarra. Gerardo Luzuriaga |
18:35 | Permalink | Comentarios (0)