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23/06/2005

Personajes (I)

En este valle hemos tenido la gran suerte de contar con personajes de gran importancia y de todo pelaje. Estos personajes fueron personas de pueblo, la mayoría de ellos no traspasaron las mugas de los valles colindantes, aunque alguno sí que fue más famoso que los propios políticos de Pamplona y fue conocido en toda la merindad de Estella.
Uno de ellos ha sido el Dios de Nazar. Durante una generación tuvimos dos dioses, a cual más importante y más poderoso, hasta llegar el caso de tener dudas quién tenía más influencia y sobre todo fuerza. Yo lo conocí ya de mayor, algún día contaremos sus andanzas.
El que no conocí fui al tonto de Nazar, famoso no sólo en el todo el valle, sino en toda Navarra. Espero que alguno que ha conocido mejor esta historia nos la cuente algún día.
Muchas anécdotas se conocen de otros muchos personajes, mozos que hacían diabluras no solo con la guitarra, que acudían en grupo a todas las fiestas de los pueblos de alrededor. Todos ellos autodidactas de la copla, se copiaban sólo con la mirada, verdaderos trovadores. Era una forma de ligar y de vivir, pues según cuentan los mayores, el trabajo de sol a sol era desolador, pero cuando llegaban las fiestas no reparaban ni en gastos, ni en hombradas.
Ebaristo Lakalle Etxeberria

17/06/2005

Cambios (II) : Población

Hoy hablaremos de la población. La realidad es que los naturales de estos pueblos durante toda la historia, en la edad media, y también en los siglos posteriores han tenido que ir a buscarse la vida a otras ciudades, a otros países. Conocida es la repoblación que tuvo lugar en Castilla y hasta en Andalucía. Cuando las tierras castellanas, manchegas, andaluzas se quedan sin población son los norteños los que acuden a estas zonas. Es curioso como los nombres de Berrueza, Villa de Nazar... aparecen en zonas de España. Lo que quiere decir que aparte de que nuestros antepasados cogieron sus pertenencias y fueron a repoblar tierras abandonadas, estaban tan orgullosos como nosotros de la tierra y cuando podían les ponían a sus pueblos, a sus tierras los nombres que se usaban en la Berrueza. Sin duda, eran tan cabezones, y estaban tan orgullosos de sus orígenes como nosotros.
Así mismo son muchos los que cruzan el charco y se asientan en América. Aunque no todos que salieron de estos pueblos, salieron por las mismas circunstancias, lo que está claro es que todos tuvieron que sufrir lo suyo al dejar los amigos, las tierras, la familia, los bosques, las montañas, los árboles para encontrarse con un mundo diferente y extraño. Es así como se tuvieron que ir de nuestros pueblos tanto los ricos, como los pobres. Por extraño que parezca, durante siglos y siglos han sido los ricos los que obligatoriamente tuvieron que buscar otras tierras, unos se fueron de curas y monjas, otros fueron a estudiar y se hicieron cirujanos, abogados, funcionarios de la administración, otros buscaron suerte en los ejércitos, otros pasaron el charco para asentarse en las Américas. Ahí están los apellidos de nuestros pueblos, y los apellidos de nuestra zona por toda América del Sur.
Pero hasta mediados del siglo XX existió un equilibrio y los pueblos se mantuvieron con una población estable. Es en este momento, cuando se comienza a industrializar el país y en el campo aparecen la maquinaría cuando sobra la mano de obra y es cuando familias enteras se tienen que plantear transladarse a las fábricas de las ciudades.
Hasta estos momentos los pueblos eran un hervidero, las casas estaban todas ocupadas y bien ocupadas. Abuelos, tíos solteros, padres y muchos, muchos hermanos... No sólo vivían los labradores; en un pueblo a parte de los labradores había oficios de todas las clases. Había trabajo para todos: albañiles, carpinteros, herreros, pastores, cesteros, alguaciles, sacristanes, sacerdotes, maestros, peones... Es más había muchas familias que casi no poseían tierras, que vivían del peonaje y de lo que pudiesen sacar de los bienes comunales, es así como existían cuadrillas de carboneros, leñadores... Eran pueblos pequeños pero había de todo, tabernas, tiendas, el autoabastecimiento era el sistema económico. En Nazar se hacían los mejores cencerros de todo Euskal Herria, aunque no lo he conocido lo he leído. Los escoberos han llegado hasta nuestros días. Había trabajo para todos, cada uno en lo que sabía.
Los peones que venían desde Galicia y los pueblos de la ribera, dejaron poco a poco de venir, al final no venían más que los tres fijos de todos los años. Los gitanos también dejaron de venir en la época de la cosecha a trabajar en las casas pudientes. Luego también dejaron de venir a arreglar las cazuelas, con aquellos petachos de zinc, luego también los gitanos que hacían cestas con las mimbres. Más tarde también dejó de venir la madrillera a vender pescado, también el quinqui dejó de venir con su hatillo al hombro, que una vez extendido era todo un mundo, había de todo, todo. Pero lo que verdaderamente me dio pena, y comenzó a cambiar el pueblo fue cuando no llegó el hombre con las especias para la matanza. La llegada de las especias a casa era algo especial, pues ya se sabía que la matanza del cocho estaba por llegar, una fiesta por todo lo alto con los chavales de las casas cercanas, algún amigo de los padres y el que mataba el cocho.
Amigos de la escuela que se iban con toda la familia a Elorrio, Rentería, Pamplona... Las mocillas casi antes de salirle las tetas ya se iban de criadas a las colonias de la Francia de entonces, a Iparralde de ahora, y a las ciudades de criadas a casas que nos parecían de ricos, tan sólo porque vivían en la ciudad. En estos momentos la ciudad se consideraba el paraíso, los jornales parecían desorbitados, todo era exaltación y éxito, el trabajo de una fábrica era considerado como fácil, que tan sólo consistía en acudir y tira. El trabajo y la injusticia sólo existía en el campo. En la ciudad todo era bueno. Yo no he trabajado nunca en fábricas, pero menudos añitos, horarios de 12 horas, con un trabajo infernal. Al lado de fraguas, con el fuego al lado.
Bueno, los mozos, con 16 años ya estaban en las puertas de las fábricas pidiendo trabajo como si fuese la salvación. Todos eran admitidos. Sin haber acabado los estudios, justo si sabían multiplicar y a las fábricas.
En los pueblos aparte de los ricos, aquellos que tenían una cantidad de tierras para trabajarlas con la maquinaria recién traída, tractores, cosechadoras, bisurcos; se quedaron algunas familias que tenían alguna tierra, y ya tenían una edad un poco avanzada para comenzar nueva vida.
Estas son las personas que yo me acuerdo que vivían en mi pueblo, en mi juventud, y para entonces ya había marchado la mayoría de las familias: Gregoria, Jesús, Pedro, Puy, José Miguel, Pedro, Bego, Javi, Mauricio, Pablo, Celes, Marisol, José Miguel, Serafín, Josefina, Agustín, David, Tere, Alfredo, Encar, Severiana, Emilio, Julia, Aniceta, Felisa, una casa de pastores con muchos hijos, con los cuales iba a la escuela, pero que no recuerdo los nombres, Conce, Crescencio, Paca, Donato, Aparición, Resurrección, Patro, Lucia, Jesús Mari, Aurelio, José, Angelita, Fortunato, Maria, Visi, Fernando, José Maria, Modesta, Miguel, Antonia, Rufino, Miguel Angel, Raimundo, Primi, Isidoro, Cirilo, Paca, Mere, Dionisio, Lucia, Carmelo, Emperatriz, Fani, Ignacio, Gloria, Blanca, Miguel, Pedro, Julia, Santiago, Pedro Mari, María Paz, Mari Jose, Anabel, Alfonso, Ángel, María Jesús, Máximo, Concha, José, Felix, María Jesus, Fidel, Leonor, Ana Mari, Amadeo, Andrés, Ferín, Valeriana, Rosa Marí, Juan, José, y su madre, Elena, Tere, María Jesús, Una mujer en las casas caídas, Epi, Angel, Gabino, Paz, Pili, Florencio, Pilar, Valen, Felipe, Floren, Juan Mari, Eloy, Milagros, Angelines, Jose Mari, Teofila, su madre, Marín, José, Pilar, Ángel, José Mari, Gregoria, Cayo, Ángeles, Lourdes, Toñín, Alfredo, Marcelino, Nieves, Félix, Manolo, Gloria, Maribel, Ana Belén, José, Félix, José, Cirila, Rosario, Codés, José Mari, Juan Antonio, Gerardo, Javi, Lucio, Ana, Engracia.
Pocos, muy pocos decidieron quedarse, y muchos menos son los que todavía viven, y los que viven son ya mayores y muy pocos tienen su residencia en el pueblo. Los hijos de éstos ante el cambio económico y social, pronto tuvieron que marchar a la ciudad, con lo que las casas se quedan cerradas, para abrirse justo en los meses de verano. En nuestros pueblos cada vez quedan menos familias, 10, 11 que pronto serán 7, 6 y luego. Esta es la realidad. No hay trabajo, por lo que los que hemos nacido en estas tierras hemos tenido que irnos en su busca. Pero los pueblos siguen, hay están y en todos hay niños que son el futuro... Aunque en este momento no vivan más de 30 personas....
Ikazkina

12/06/2005

Felipe de Murieta

Francisco Torres Ibañez, nace en Murieta en 1897. Se educa en su Murieta natal, en una familia cristiana, como la mayoría del pueblo por esos años, misa y rosario diario en casa, casi como lo hemos vivido nosotros. Con la letania en latín, y toda la familia recogida en la cocina.
Fue nombrado euskaltzain urgazle por Euskaltzaindia. No perdió momento para reveindicar la recuperación de la lengua vasca, la aprendió de mayor, por tanto es un euskaldunberri, aunque su madre de Iturgoien conocía algo. Una de sus mayores preocupaciones fue la recuperación del euskera, desde muy joven se dió cuenta del retroceso de la lengua vasca en Navarra, y luchó con todo ahinco por su recuperación. !Quién lo diría de uno de Murieta y en los años en que vivió¡ !En puro franquismo¡ Se encargó de preparar textos fáciles para el estudio del euskera, fundó una revista en euskera para los niños: UMEEN-DEIA. Muere en 1966. !Qué pena no haberlo conocido!
Algunos pensarán que exagero, que son cuentos de Ebaristo, pues no, estas líneas no se acercan ni un ápice al entusiamo y al esfuerzo con que vivió este capuchino nacido en Murieta la lengua que tanto amó.
Ebaristo Etxeberria Lakalle

08/06/2005

Aldaketak (I) / Cambios (I)

Los pueblos cambian, especialmente los pueblos de la Berrueza han cambiado una barbaridad. ¿Quién ha visto a estos pueblos y quién los ve?
No hace tantos años, mediados del s. XX por ejemplo todas las casas, todos los corrales, todos los pajares se usaban. No había un solo edificio que no se usase. Las casas estaban todas habitadas. Los cambios no se han debido a una sola circunstancia sino que se ha debido a un conjunto de hechos que conlleva una actuaciones concretas.
1. Aparece la maquinaria agrícola. Aparecen las primeras segadoras, las primeras atadoras, con aquellos asientos de hierro con ahujeros, con aquellas aspas de madera, se compran las primeras trilladoras. Quién no se acuerda de los primeros tractores más pequeños que una rueda de los tractores de ahora, pero que menuda labor hacían. Luego los bravanes dejaron paso a los bisurcos.
2. Estás máquinas sustituyeron primero las layas, luego los zadones y las hoces, las guadañas, los rastros, las capacetas para la siembra...
3. Cambian las formas de siembra, de siega, de cosecha. Cada vez se necesita menos labradores, menos mano de obra.
4. Ya no se contratatan peones de fuera, luego poco a poco los solteros se van a las fábricas de Elorrio, Legazpia, San Sebastián, Pamplona... Pasados unos años son familias enteras las que venden las tierras que tienen y se van a las fábricas.
5. No todos se van, algunas familias se quedan, pero los hijos en cuanto cumplen los 18 años no les queda otro remedio que irse en busca de trabajo a las ciudades...
6. Así es como poco a poco no quedan más que cuatro familias en cada pueblo que se dedican a la agricultura.
Ikazkina

06/06/2005

Gaur egungo idazleak - Escritores actuales

Voy a hacer una excepción voy a hablar de los personajes que han pasado por nuestros pueblos. No me resisto citar en primer lugar a Pablo Antoñana Chasco. Que como ya he comentado anteriormente tuvimos la gran suerte de tenerlo de secretario durante años en Mirafuentes. Hijo de maestro de pueblo, sino estoy equivocado de Viana. Este hombre que conoce la vida rural mejor que nadie, que narra lo ocurrido en estos pueblos mejor que nadie. Él mejor que nadie se ha acercado a nuestras historias, y nos ha hecho darnos cuenta de cosas que tal vez no hubiesemos reparado en ellas. En este caso ha tenido que ser un hombre con una finura fuera de serie el que se haya metido en la piel de los labradores para contarnos sus vivencias. Recoge como nadie la vida de los peones, campesinos y jornaleros. Podía extenderme más, ¿pero quién nos dice que el día menos pensado tendremos en estas páginas su colaboración? Invitado estás Pablo.
No puedo olvidar a Ángel Martínez Salazar, alavés de nacimiento, su padre de Legaria, me imagino que pasará grandes temporadas en su casa de Sorlada. Autor entre otros libros 'El habla y la cultura popular en los valles de Aguilar, la Berrueza, Valdega y Los Arcos'.
Aunque no se trata de un pueblo del valle, no me puedo resistir a nombrar a Goio Monreal Cia, del pueblo vecino de Etayo, del mismo pueblo que el frutero, estudió en los Escolapios de Tafalla, algún día sabremos porqué en Tafalla y no en Estella, bastante más cercan. No me extiendo en sus nombramientos, pues ha sido casi todo en todas las instituciones, Universidad, política, Eusko Ikaskuntza. Veámos alguna de sus declaraciones: La Merindad de Estella es una síntesis de Navarra, climática y culturalmente. El concepto histórico de merindad lo destruyó el Amejoramiento por pura mezquindad electoralista. La merindad hay que recuperarla modificando aquellos puntos que se perdieron entonces.
Seguro que hay más muchos más escritores, historiadores que viven en nuestro valle... con el tiempo seguro que este instrumento es inmejorable para conocer de primera línea sus anécdotas, sus vivencias, su forma de vernos y su forma de integrarse en nuestros pueblos. No conozco a Xose Estevez (aunque he leído muchos de sus artículos), pero si me han dado referencias por todos los lugares, alumnos suyos (Ana), profesores que imparten clases con él en la Universidad(Orella), vecinos (Belén). Bueno, el caso es que pasa días y días en Mirafuentes (Iturriaga)...
Otro día hablaré de un cura euskaldun de Murieta...
Ebaristo Etxeberria Lakalle