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23/09/2006

ITURRIAGA (Mirafuentes)

Zona habitada desde antiguo como lo demuestra el poblado neolítico cercano, Villa  gracias al fuero concedido por Teobaldo I el año 1236. Mirafuentes, pueblo histórico, clave en la historia de la Berrueza y de toda Navarra, si tenemos en cuenta los acontecimientos  poco conocidos y mucho menos divulgados que sucedieron  a principios del siglo XVI. Los pobladores de Mirafuentes, y algunos otros pueblos de la Berrueza eran súbditos directos del Mariscal Pedro de Navarra, áquel que fue derrotado por las tropas castellanas, detenido y encarcelado en la prisión de Simancas (Valladolid) donde murió, áquel al cual el rey Fernando el Católico le ofreció su libertad a cambio de renunciar a la independencia de Navarra. Libertad que nunca gozó, ya que el precio puesto por los castellanos (renunciar a la libertad de Navarra, convertir al Reino de Navarra en un trozo más de España) para Pedro de Navarra era mucho más importante que su propia vida. (Qué diría ahora nuestro mariscal, qué pensarían nuestros antepados, nuestros tartarabuelos ante la postura adoptada por   los políticos de UPN –que son los que mandan, los que gobiernan-, que dicen que Navarra  no puede entenderse sin España, que intentan que cada día la identidad navarra se identifique un poco más con el resto de las provincias del Estado español). 

Los pobladores del valle de la Berrueza no tuvieron mejor suerte que su jefe,  perdieron sus bienes, haciendas, fueros; acabaron sometidos a las costumbres y lengua de los dominantes.

En Mirafuentes existió un palacio-castillo-fortaleza,  baluarte de la defensa contra las tropas castellanas. –Todavía se pueden ver los restos del palacio que fue en su día- Destruido por mandato del Gobernador de Navarra, el Cardenal Cisneros, que no contento con el desmoche y destrucción de todas las casas fuertes, entre ellas el palacio de Mirafuentes, encarceló a nobles, asesinó a jornaleros, dejó sin haciendas a labradores.

Mirafuentes hasta antesdeayer estampa típica de un pueblo rural de la Navarra Media de Tierra Estella. Cerdos sueltos revolcándose en los “reajos” del pueblo, las gallinas y pollos picoteando, y corriendo de un lado para otro, caballos, machos y mulos atados a las “estacas”.  Los “pajugeros”, monstruos gigantescos de paja picada,  cúpulas redondeadas, pirámides amarillas, gigantes inmóviles. Las “gavilleras”, cada casa la suya. Los  “cemorales”, un poco más apartados. Las “eras” redondas, bien cuidadas. Terrenos comunales, propiedad del municipio, pero de uso privado,  heredados de padres a hijos, junto a la casa, el mote, y muy poco más.

Ayer, compañero de andanzas, sufrimientos, trabajos y juergas con los pueblos del valle:  Ubago, Nazar, Cábrega, Asarta, Mendaza, Piedramillera, Sorlada, Mues... Pueblo que ha  mantenido las mismas costumbres, los mismos cantares, el mismo habla, la misma manera de pensar y de vivir de generación en generación, testigo mudo de hijos idénticos a sus padres, padres similares a los abuelos, abuelos que no se diferenciaban en nada con los bisabuelos... Esto ha sido Mirafuentes.

Hoy,  pueblo bien cuidado, casas señoriales de piedra de sillería blasonadas, escudos de alabastro. Pueblo ganador año tras año de los certámenes de pueblos bellos y adornados de Navarra.

Enfrente de las casas, una vez atravesadas las huertas, el monte bajo de encinas, imprescindible, oxigeno del valle. Siglo tras siglo en peligro.  Primero fueron las “roturas”, luego la desamortización, ahora los parques eólicos. Siempre en peligro.  Hemos  ganado la batalla, recordaremos con orgullo el acuerdo de 20 de diciembre de 1999 del Gobierno de Navarra en el que se desestimó el emplazamiento de la Sierra de Cábrega como parque eólico. Los árboles, la naturaleza, los animales (Conejos, perdices, zorros, jabalis, halcones, azorillos, becadas, malvices, cardelinas, palomas), el paísaje y los vecinos (paseantes en busca de sombra, sosiego y tranquilidad, cazadores, sobre todo los palomeros – los hermanos Leza, en el mes de octubre, cuando todavía trabajaban de albañiles, no había año que no guardasen unas semanas de vacaciones para pasarlas en las palomeras) hemos salido victoriosos frente a los gigantes artificiales de cemento y ácero... Esta batalla por lo menos la hemos ganado.

En Iturriaga, Mirafuentes, como figura año tras año en los carteles de fiestas que los mozos y mozas distribuyen orgullosos por los pueblos de los alrededores podemos contemplar: los huertos regados por el Odrón y el Marana, las casas solariegas, con escudos llamativos y fachadas de sillería, adornados sus balcones con flores, sus fuentes abundantes, el pozo, las balsas, la iglesia de San Román (antigua fortaleza), apartada del pueblo, la tejería, la fragua del herrero, Antonio, la taberna-tienda... Famoso ha sido su palacio-fortaleza, aunque no quede más que una parte de lo que fue. Hoy vivienda de los Chasco.  

Todos los pueblos de la Berrueza son semejantes, pero a la vez son distintos. Todos tienen unas cualidades propias. Iturriaga (Mirafuentes) es la envidia de los pueblos de alrededor por su juventud inquieta, que ha recuperado el mayo, puesto en marcha un gaztetxe y hasta echaron del pueblo al cura por no ser del agrado de la filegresía. Mirafuentes y sus habitantes son  un pueblo tranquilo, sencillo, de esos a los que no les gusta llamar la atención, pero es de esos pueblos  abiertos y en los que se pueden llevar adelante proyectos (sociedad, gastetxea, conferencias culturales...) que en los pueblos de alrededor serían impensables.

Un recuerdo para todos los jugadores de aquel histórico equipo de fútbol creado entre los pueblos de Mirafuentes, Ubago y Nazar. El Hamaika bat, con los jugadores Patxi, Adolfo, Félix... (No es cuestión de nombrar a todos).

Acabo con una anécdota, en Mexico existe otro Mirafuentes, el año 1880 el núcleo de Capulhuac  pasa a llamarse Capulhuac de Mirafuentes. Alguno sabrá el porqué de este nombre en México. Yo no. Intentaré enterarme.

Gerardo Luzuriaga (Un nazareno)

15/09/2006

El jabón

Producto casero, hecho en casa. No recuerdo muy bien como se hacía; pero creo recordar que se recogía la grasa animal y con ella se elaboraba el único jabón que se conocía. Un tzozo grande de color blanquecino que se iba cortando en tzozos más pequeños.. Recuerdo muy bien el lugar en que se guardaba, debajo de la fregadera.

Jabón que especialmente, por no decir exclusivamente se usaba para lavar la ropa. No recuerdo que se emplease para el aseo personal, ni tampoco para la limpieza de platos y cubiertos. . No hace mucho leí en no sé qué pueblo, de no sé qué provincia castellana, creo que se trataba de un pueblo de León, que el maestro antes de comenzar la escuela llevaba a todos los alumnos a lavarse con jabón al río.

Creo que en nuestro pueblo, por lo que se refiere a la limpieza no difería mucho. Recuerdo el peinado que nos hacía nuestra madre. Todos los días salíamos de casa bien repeinados y bien mojado el pelo con agua; pero no recuerdo para nada la presencia del jabón. Aunque si que tengo bien grabado su tacto, su textura suave y resbaladiza, y la espuma que las mujeres sacaban en el pozo al realizar la colada.

Hoy, sin embargo se hace imposible citar todas las marcas de jabones, geles que hay en el mercado, cada una con su olor peculiar y elaborados con los productos más insospechados. Todavía recuerdo la primera vez que me lavé con un gel, ni una pastilla de jaboncillo, ni una pastilla de jabón chimbo o lagarto, si no con un gel de un bote verde alargado. Sentí una sensación extraña, agradable, su aroma me encanto.

Pasados ya unos cuantos años, hoy sin embargo, el único jabón que es capaz de sorprenderme es un trozo de jabón casero, y no sólo por los recuerdos que me traen de la juventud, si no especialmente por sus cualidades.

Suave, resbaladizo... ¿No estará el futuro en los productos naturales?

joarkide

14/09/2006

Bakardadea - Soledad

Bakardadea

Soledad, tristeza.

Hace unos siglos desapareció el euskera de nuestro valle
Hace unos años desaparecio el euskera de algunos valles del norte.

El principio del fin comienza.
La relación con los hijos es en castellano.
Poco a poco los de tu edad van desapareciendo, cada vez son menos los que conocen la lengua, hasta que llega un día en que eres el único que la conoces, el último...

Soledad, tristeza.

Sin posibilidad de poder hablar en tu lengua.
Así desaparece una lengua, primero en la familia, luego en el pueblo, luego en el valle, luego en la merindad.

Con tu muerte desaparece la lengua del pueblo, del valle, de la comarca...

Adios, adios para siempre, adios.
Orain dela mende batzuk
Berrotza haranean gertatutakoa
orain dela urte batzuk
Nafarroako beste haran batzuetan izandakoa
tristea da.

Herritar gehienen galdu baitute
Gurasoek mintzatzen ziren hezkuntza.
Seme-alabekin ere ezin mintzo euskaraz.
Jakin ez zutelako.
Bere belaunaldikoak pizkanaka
Hiltzen joaten direlako.

Bakardadea.

Jatorrizko hizkuntzan inorekin mintzo ezin.
Mingarria, bakartasuna.
Hizkuntza baten azken mintzaidea.

Familian, herrian, haranean, eskualdean… hizkuntza desagertzen ikustea

Zurekin batera hizkuntza bat hiltzea.

Agur, betiko, agur.

Ebaristo Lakalle Etxeberria

13/09/2006

!Uf-Uf¡

Las declaraciones del nuevo candidato del Partido Socialista Navarro a la presidencia del Gobierno Foral han sido clarividentes. Me prometí no escribir más sobre el plebiscito que se debía de haber realizado entre los navarros. Ya que mi planteamiento ha quedado claro en los varios escritos anteriores; pero no me he podido resistir a comentar brevemente lo declarado por Fernando Puras. Según el candidato del PSN El Amejoramiento del Fuero no se sometió a referendum en Navarra –como se hizo en el resto de España, en todas todas las provincias españolas, en todos todos los pueblos españoles- porque los navarros no éramos lo suficientemente maduros. Así que los navarros no pudimos decidir en libertad porque en 1982 no éramos lo suficientemente maduros, juiciosos, sensatos... ¿Pero quiénes son estos para decidir sobre la madurez de los navarros? Cada día veo más claro que a los navarros se nos impidió en 1982 decidir el futuro de Navarra. Se impidió votar el Amejoramiento del Fuero por la posibilidad tan grande que existía de que los navarros y navarras hubiesemos decidido otro camino. Los años han pasado, pero en las hemerotecas, en las bibliotecas se conservan las declaraciones, las posiciones... y se puede comprobar como nos hicieron comulgar con ruedas de molino y como tampoco ahora, con el paso de los años, son capaces de dar una explicación convincente del actuar tan en desacuerdo con las normas básicas de cualquier democracia. ¿Quién no es capaz de moldear, de llevar el agua a su molino, de llevar la sardina a su parrilla en 28 años? Aunque el cuerpo me pide seguir tecleando... Gerardo Luzuriaga

09/09/2006

De “cayucos” y gitanos en la Berrueza.

¡Dramático!, para todos. Y van casi 20.000 inmigrantes en lo que va de año, llegados en los cayucos, en esas travesías a ninguna parte que nos traen al mundo rico a gente que no tenía futuro en sus países y que tampoco lo tendrán aquí. Dicen que llega sólo la tercera parte, el resto se queda en el camino. Si alguno tiene una receta que funcione para resolver esto que lo diga ¡ya! 

Así, una de las noticias de este verano, los inmigrantes de los cayucos, me ha traído el recuerdo de otra inmigración distinta que ocurría en los pueblos de nuestra Berrueza y de la posguerra, la de los gitanos viajando con sus carros tirados por burros de blanco pelaje. He recogido recuerdos y nombres con el ánimo de refrescar la memoria de aquella gente que periódicamente visitaba nuestros pueblos ofreciendo servicios y arañando caridades y todo aquello que se dejase rascar, los gitanos, un modo de vida nómada que contrastaba con el nuestro y que ha desaparecido.

La saga familiar más recordada se remonta a la generación de la Blasa y el Zocas. Este último ofrecía sus servicios de restañador. Cuentan que probaba los calderos reparados con una “prueba del algodón” muy personal, se meaba en ellos como control de calidad de sus soldaduras.

La vida nómada de “nuestros gitanos” englobaba a los pueblos de la Berrueza, Torralba, San Vicente, Santa Cruz, valle Lana, Acedo para volver a empezar la vuelta. Es posible que los que visitaban Mendaza, no lo hicieran en Nazar o en el fondo del valle. Todo depende de los buenos recuerdos dejados la última vez. Sería bueno conocer la ruta seguida.

Una hija de la Blasa heredó el circuito migratorio, la Petra, casada con un payo de Zúñiga y madre de una familia larga, interminable. Siempre se le veía en estado de buena esperanza y a los comentarios provocadores de las mujeres del pueblo siempre solía despistar con un: -“Pues tengo 12 hijos, dos más y uno que voy a comprar”, o –“Pos yo no hecho na, debe ser de la última vez que algo se quedó”.

Recuerdo que en Mendaza solían recalar un par de días en distintos lugares, el calvario, el lavadero, los álamos del camino de subida la pueblo, en la cantera.  Aún me dura el “congojo” de pasar por el camino delante de ellos. Durante el día iban por las casas ofreciendo sus mercancías de artesanía, cestos, cunachos, etc..., y pidiendo limosna, oportunidad ésta para que la gente pusiera a prueba sus virtudes cristianas.

Uno de los recuerdos más vivos de ese descubrimiento de niñez de los gitanos es el olor. Y no es que, por aquel entonces, la higiene de los payos fuese un ejemplo, en el mejor de los casos se pasaba con la ducha semanal antes de ir a misa los domingos, sin embargo, nuestros gitanos destilaban un aura de aroma que los identificaba a distancia. Ante los requerimientos de las mujeres del pueblo por la cuestión de la limpieza personal la Petra intentaba conciliar con ellas y les reconocía: -“ Que ya les digo, peinadibus, lavadisus la cara, que como subáis asins de güarras a casa de la Puri sus va a despachar”.

Otra familia gitana de visitantes con sus carromatos fue la del “Moreno y la Morena”, de los que se guardan buenos recuerdos en Mendaza debido a la defensa que hicieron de un natural del pueblo (“el Chino”) delante de otros gitanos con no muy buenas intenciones.  La Morena contaba la historia de aquel cura al que le intentaba confesar los pecados de los dos, de ella y su marido, y que el cura no quería darle la absolución: -“Pero no ves que eso no puede ser, cada uno los suyos”, mientras que ella insistía:-“Quién mejor que yo puede conocerlos”.

Entre los hijos de la Petra hay que recordar a -la Carmen- que acabó con la vida nómada instalándose de manera estable en Legaria, donde sus hijos parecen haberse integrado en la vida convencional. Seguro que sus bisnietos, los hijos de los tataranietos de la gran Blasa, pasan horas delante de la tele viendo el TRIKITRAKA TRIKITRON de los payasos de la ETB. Así se escribe la historia.

José Luis Paternáin Suberviola